SOCIEDAD › CRITICAS DE UN HIDROGEOLOGO, ESPECIALISTA EN MEDIO AMBIENTE

“Las explosiones pueden causar sismos”

Por A. D.

Fernando Díaz es un hidrogeólogo especialista en medio ambiente, con experiencia en el campo forense. Hace dos meses fue convocado como especialista en Esquel para llevar adelante una parte de los Estudios de Impacto Ambiental sobre la laguna Willimanco, el espejo de agua fronterizo a la minera el Desquite y desde donde se abastecen los 30 mil habitantes de la ciudad. Los resultados de su diagnóstico son fulminantes: “No estoy en contra de la minería –aclara– pero sí de este proyecto que está mal planteado”. En esta nota, Díaz explica que, además del drenaje ácido, las explosiones proyectadas en la montaña podrían hacer de la zona un área sísmica.
–¿Por qué habla de un área sísmica?
–Hay un tipo de sismo que se origina por acciones humanas que liberan energía del subsuelo. Cuando hay permanentes explosiones en un lugar como el del Cordón de Esquel, se pueden inducir procesos morfológicos y, teóricamente, entra dentro de las posibilidades la inducción de sismos.
–¿Podría ocurrir efectivamente algo así?
–No digo que vaya a ocurrir. Lo que no puede hacerse es un emprendimiento sin tener en cuenta las consecuencias.
–¿Y esto es lo que usted ha observado en Esquel?
–Efectivamente. Las laderas de las sierras tienen allí un movimiento de remoción en masa, la ladera se desbarranca generando una cicatriz, se rompe y se desliza el material para abajo. Esos fenómenos son naturales pero son semejantes a los que puede originar el hombre. Más aún si tenemos en cuenta la cantidad de explosivos que usarán, 8 toneladas por día. Dos camiones de explosivos completos.
–Este método se usa en otros lugares del mundo. ¿Usted parecería plantear que el problema en Esquel no son los explosivos sino el tipo de suelo?
–La actividad en sí es un riesgo. En este caso se están usando técnicas mineras de alto impacto, con la gran contra de estar a escasos 6 kilómetros de la ciudad. Si esto se diese en el medio de la Patagonia la cosa sería distinta.
–La distancia de la mina a la ciudad es uno de los temas cuestionados por la gente de Esquel. ¿Existe alguna distancia mínima recomendable?
–Con las minas no hay distancias mínimas o máximas: si se descubre una mina bajo la Ciudad de Buenos Aires, no se trata de que esté cerca o no. Hoy todo tipo de emprendimiento urbano debe cumplir con análisis del impacto que producirá. Y en Buenos Aires las contras serían tan grandes que no avanzaría. A 50 kilómetros de una ciudad hay contras que disminuyen, aunque otras se mantienen.
–Para este proyecto, aparte del suyo hubo un estudio de impacto presentado por el pliego. Sin embargo, usted sugiere que el estudio no se hizo. ¿Por qué?
–Los errores son de tal magnitud que lo invalidan. Desde errores menos serios, como poner que la ciudad de Esquel está a 14 kilómetros de la mina y no a 6, hasta cuestiones de omisión más graves. El estudio analizó el flujo de agua de una canaleta hacia la laguna, comprobó que esa laguna perderá un volumen importante de su caudal pero no sólo no lo cuantificó sino que ni siquiera tuvo en cuenta los efectos. El estudio de impacto se hizo sin proyecto de diseño de la obra, cuando el informe inevitablemente tiene que hacerse sobre esa base.

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