SOCIEDAD › SUSANA VELAZQUEZ, PSICOLOGA ESPECIALISTA EN VIOLENCIA FAMILIAR

“La mujer golpeada no se toma en cuenta”

 Por Mariana Carbajal

“Agredir es, para ella, un modo de defensa para enfrentar el terror que le producen nuevos actos de violencia”, explica Susana Velázquez, psicóloga y psicoterapeuta, docente universitaria, especializada en violencia familiar y autora del libro Violencias cotidianas, violencia de género, recién editado por Paidós. “Los que dicen que si una mujer golpeada no se va del lado de su agresor es porque le gusta que le peguen, no entienden nada de nada. No entienden lo que es ser maltratada sistemáticamente, lo que es vivir con un hombre que además de ser violento tiene un arma”, destaca Velázquez en una entrevista con Página/12, en la que aportó elementos para comprender el caso de Paola Claudia Sosa.
–Digo que no entienden nada porque el efecto de la violencia fundamentalmente es la des-subjetivización de la persona agredida, que en el 98 por ciento de los casos son mujeres.
–¿Qué implica la des-subjetivización?
–Es un proceso paulatino que va comprometiendo la identidad de la mujer, su identidad de mujer, de esposa, de madre, de ciudadana. Queda con un debilitamiento psíquico con profundos sentimientos de desamparo, que la llevan muchas veces a no poder predecir o anticipar un ataque violento, lo que dificulta más las posibilidades de resistirse o defenderse. Cuando la gente pregunta por qué permanece en la situación violenta, no entiende nada de lo que significa ser violentado. Hay que escuchar el terror que sienten estas mujeres a que él llegue. Hay además una situación de dependencia afectiva que el mismo agresor va sosteniendo a través de promesas de que va a cambiar, de que todo va a ser diferente.
–¿Las mujeres golpeadas creen que van a cambiar a su marido agresor?
–Sí, son especies de defensas para soportar el terror, el temor, el miedo espantoso que tienen. Muchas veces no pueden abandonar estas situaciones por el aislamiento. Una de las características de los agresores es que las aíslan, les prohíben ver a sus familiares y amigas, les impiden hablar con otras personas. Otro factor que influye es la situación económica: muchas mujeres no tienen adónde ir con sus hijos y la misma Justicia no les ofrece posibilidades ni seguridades para poder dejar esa situación y mantenerse económicamente.
–Paola Claudia Sosa intentó varias veces hacer la denuncia, pero no se las tomaron ...
–Incluso, pueden hacer la denuncia, pero a veces no son creídas, no son tomadas en cuenta, son burladas.
–¿Cómo se sale del círculo de violencia?
–O se someten y quedan en esa situación con profundos sentimientos de desvalimiento psíquico y desamparo, o lo ponen en acción y esto puede ser a través de la venganza. La venganza aparte de revertir la situación de agredido-agresor, implica tomar la justicia por mano propia y éste sería uno de los riesgos. Esta actitud tiene, tal vez, sus “orígenes” en que la Justicia hace poco para proteger a estas mujeres. Pero de todas maneras es una forma de poner en actos este odio. Agredir para ella es un modo de defensa para enfrentar el terror, el miedo que le producen nuevos actos de violencia.
–De todas formas, no es lo más frecuente que la relación termine con el agresor muerto.
–En ese caso la venganza se concretaría en el asesinato. Puede haber otros actos de venganza: difamarlo, contarles a los familiares, a sus compañeros de trabajo. Pero, como dije, no todas pueden hacerlo. Una mujer que era sistemáticamente golpeada me decía: “Quiero vengarme para no tener más miedo”.
–Uno de los peritos considera que Paola se quedaba al lado de su marido porque se trataba de una relación sadomasoquista.
–En el masoquismo hay complacencia de ambos en agredir y sufrir. Esto no se da en la relación violenta porque hay tal asimetría de poder que no se puede, de ninguna manera, creer que ella está disfrutando porque él la golpea. Esa es una distorsión terrible que corresponde a los estereotipos de género que asocian feminidad con sufrimiento.
–Los peritos interpretaron su personalidad introvertida como frialdad.
–Yo no sé si es una persona inhibida o con dificultades para expresarse, pero cuando la mujer que es víctima de violencia habla y cuenta sus padecimientos es notoria la frialdad. Es a causa de la dessubjetivización: toma distancia de lo que siente, de lo que le pasa. No es frialdad. No fue seguramente que fríamente le encajó un tiro. El sufrimiento de ella está ocasionado en esta terrible asimetría de un hombre con poder, policía, armado, con una persona que está totalmente a expensas de los daños que él le hace. Esto tampoco tiene como idea victimizar a las mujeres y ponerlas como víctimas. Muchas mujeres pueden decidir irse, plantear el problema, buscar ayuda, hacer la denuncia, pero otras no pueden. El agresor ya se encargó de aislarlas psicológicamente y dejarlas en ese estado de indefensión y desvalimiento.

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