Sáb 02.12.2006

SOCIEDAD • SUBNOTA

El otro argumento

› Por Pedro Lipcovich

La normativa que excluye a personas con conductas homosexuales de la donación de sangre “se estableció a partir del VIH/sida, por la mayor incidencia que tenía entre los homosexuales. Hoy la incidencia de VIH es pareja con los héteros, pero el de los homosexuales sigue establecido como grupo de riesgo. Mi opinión es que, hasta que se demuestre lo contrario, deben seguir en ese grupo –afirmó Gustavo Milone, jefe de hemoterapia de Fundaleu–. No es discriminación; no sólo se excluye a quien tuvo contactos homosexuales, sino a quien haya tenido relaciones con distintas personas en los últimos 12 meses, obviamente que sin uso de preservativo”.

–Sin embargo, el preservativo no se menciona ni una sola vez en el cuestionario –observó Página/12.

–No, porque uno debe descartar a aquella persona que tuvo contacto fuera de su pareja. Hay que entender cómo y cuándo fue diseñado esto; yo no participé –contestó Milone–. Se trata de aumentar el margen de seguridad y depende de la confianza que se brinde a la persona que contesta; depende de su voluntad de ser honesto y, llegado el caso, autoexcluirse.

–Esa voluntad honesta suele ser mayor en los donantes habituales.

–Sin duda. Si la gran mayoría de donantes fueran voluntarios que fuesen tres veces por año a donar sangre, se acabarían todos estos problemas.

–Supongamos un voluntario sin conductas de riesgo, que tiene una relación de pareja estable en la que usa preservativo, sólo que esa relación es homosexual: ¿usted lo aceptaría como donante?

–No puedo ir con mi criterio contra la norma. Tengo que unificarme, si no estaría trasgrediendo el acto médico –contestó el doctor Milone.

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