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Pampa Mansa y la hormona del crecimiento

“Para fines de este año o principios del que viene, esperamos haber completado los datos clínicos para que la Anmat otorgue el permiso de comercialización de la hormona de crecimiento obtenida de la leche de las vacas de la ‘dinastía Pampa’ –anunció Carlos Melo, gerente de Proyectos Especiales de Bio Sidus–: el año próximo debería salir la autorización para comercializar el producto.”

La obtención de hormona de crecimiento humana por la leche de vacas genéticamente modificadas fue el primer proyecto de este orden encarado por esa empresa. En 2004, la vaca Pampa Mansa empezó a producir leche con esa hormona y en 2004 nació Pampero, el primer macho, a quien compete la grave responsabilidad de “transmitir el transgen a una numerosa descendencia”.

Este año se efectuarán los ensayos sobre seres humanos. “El riesgo es mínimo, ya que no se trata de un fármaco nuevo, sino sólo de confirmar que la molécula es la misma que la de la hormona de crecimiento humana”, comentó Melo, y señaló que “con veinte de estas vacas, alcanzaría para producir la hormona de crecimiento que se utiliza en todo el mundo, no más que unos cientos de kilos por año”.

Estas vacas, al igual que las productoras de insulina, nacen en una sala de partos especial, atendidas por un equipo que abarca a 18 personas: “El personal se entrena con terneros de peluche”, comentó Jorge Artuso, veterinario del Tambo Farmacéutico. Además de los profesionales, se necesitan “guacheros”, porque “a estos terneros se los hace nacer por cesárea y, en tales condiciones, la madre no los reconocería: se ‘aguachan’ y necesitan cuidadores humanos”, explicó Artuso.

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