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Domingo, 19 de julio de 2009

ENFOQUE

Logros y demandas

 Por Alejandro Vanoli *

Las elecciones han quedado atrás. Para el Gobierno y para todos los sectores es tiempo de sacar conclusiones sobre el mensaje de las urnas. En el caso del gobierno nacional profundizar los logros obtenidos y evaluar las demandas que sean razonables actuando en consecuencia. El recambio de gabinete y el llamado al diálogo político y al consejo económico y social son un punto de partida para relanzar la política oficial con dos años y medio por delante.

Más allá de las múltiples razones que condujeron al resultado de las elecciones –que merecen un análisis profundo que excede el alcance de este artículo–, lo cierto es que a riesgo de incurrir en reduccionismos economicistas, la realidad y también la “sensación” económica es determinante a la hora del voto.

Cuestiones que son ignoradas o minimizadas en los auges se magnifican en momentos menos florecientes para los bolsillos, más allá del rol de formación o “deformación” de opinión que les cabe a los grandes medios. Una economía en desaceleración, independientemente de que la causa primordial se deba a los efectos de la crisis global que alcanzó a todos los países, es algo que afecta a un oficialismo en cualquier momento y lugar.

Este argumento se refuerza al analizar el comportamiento en distintas elecciones efectuadas a nivel internacional en los últimos dieciocho meses. En nuestro país hubo un viraje no sólo de la veleidosa clase media, sino también menor apoyo en algunos sectores populares con menores ingresos reales. Esta explicación, más pragmática y a mi juicio de mayor centralidad que el argumento que esgrime la emergencia de una “derechización” del electorado, implica que hay una oportunidad para el Gobierno hacia adelante si se hacen las cosas bien y mejoran las perspectivas económico-sociales.

Hacer bien las cosas, en mi humilde opinión, es mantener los principios e ideas implementados desde 2003, profundizando las buenas políticas que permitieron crecimiento sostenido y mejoras sociales, ajustando algunas otras. Efectuando mejoras en el sistema estadístico nacional y analizando alternativas razonables y posibles para productores medianos y pequeños rurales –afectados como todos los argentinos– por la crisis global y la sequía, compensadas con otros ingresos pero sin bajar las retenciones a la soja.

Los momentos de crisis requieren de una gestión muy fina, adaptada al difícil actual contexto global y nacional. La mejor alternativa tanto para recuperar la economía como para maximizar la gobernabilidad –aspectos vinculados y no disociados– es ir por más: hacia un modelo de desarrollo autónomo con equidad y no retrocediendo al noventismo.

Diálogo y plan

El llamado al diálogo es positivo. El diálogo necesario –tan reclamado y ahora esquivado por algunos sectores–, la búsqueda de consensos, la debida escucha de todos los sectores, la flexibilidad para optar por las mejores alternativas deben respetar el derecho del Gobierno elegido en 2007 hasta 2011 para llevar a cabo un plan en base a los principios votados en la última elección presidencial.

No se puede poner el carro delante del caballo. La convocatoria no debe convertirse en la consagración de una puja sectorial de intereses corporativos que sea inconsistente con un plan viable y equitativo, con demandas inconsistentes de tipo de cambio, mayores tarifas, más subsidios, etc.

Algunos ejes estratégicos y aportes político-económicos y sociales para atravesar la crisis global y su impacto local y avanzar de esa manera equitativa y viable al desarrollo son los siguientes:

1 Proyecto nacional. Un aspecto fundamental es articular una coalición política más sólida que atraiga a los peronistas que no se suban al tren fantasma neoliberal y a sectores progresistas, hayan integrado o no el oficialismo. Coalición que debe ser el canal para generar una agenda de transformación por una sociedad mejor y evitar retrocesos en los logros obtenidos. Ese norte debe evitar las trampas de la resignación posibilista de un pejotismo noventista o de reformas a todo o nada sin base de sustentación que terminen en retrocesos mayores. Se trata de continuar una construcción gradual y acumulativa política, económica y social de un país menos dependiente y menos desigual.

2 Más empleos y desarrollo industrial. En tal sentido la acción de gobierno debe priorizar la atención de la colosal deuda social acumulada entre 1976 y 2002, con medidas de corto, mediano y largo plazo para terminar con la indigencia y reducir la pobreza, a la vez de profundizar un modelo productivista con mayor valor agregado y desarrollo de las economías regionales. Ello implica perseverar en el cambio del modelo de acumulación reprimarizador, concentrador extranjerizado heredado y de distribución regresiva, cuya reversión, más allá de los logros alcanzados, será lenta y complicada.

3 Recuperación del Estado. Avanzar hacia ese modelo requiere continuar recuperando un Estado desarticulado y desfinanciado en tres décadas. Un Estado eficiente es vital para gestionar, reactivar la economía mediante políticas de estímulo, sostener la infraestructura y la inversión y proveer bie-nes públicos esenciales. La política de salud y educación pública debe ser una prioridad absoluta en la agenda.

Ese Estado requiere recursos para poder cumplir sus funciones. Ello implica revisar las exenciones de ciertas rentas, las bajas tributaciones y las elusiones que benefician a sectores privilegiados. Estado que debe ser viable a nivel nacional, provincial y municipal, lo que supone una discusión razonable sobre la distribución de recursos vis a vis, la asignación de funciones en cada nivel en el marco del mencionado desarrollo regional.

4 Recursos naturales estratégicos. Es prioritario también profundizar la recuperación nacional del comando de los recursos naturales estratégicos y los servicios públicos para poder hacer realidad un crecimiento equilibrado y con justicia social. Es absolutamente necesario defender el equilibrio externo, pilar del modelo. Ello se conjuga con un proceso de sustitución de importaciones no esenciales compensada con producción local para promover el empleo, ahorrando divisas y limitando los pagos al exterior no esenciales. Medidas de protección con compromisos de productividad y márgenes razonables por parte de los sectores empresariales nacionales beneficiados.

5 Crecimiento, precios y salarios. Los aumentos de precios en Argentina desde 2003 no han sido generados por razones fiscales debido al superávit ni por una política monetaria expansiva. Las causas de la inflación, alimentada por la suba de los commodities en 2006-2008 y por factores vinculados con las expectativas, responde esencialmente a fenómenos estructurales, cuellos de botella de oferta, recomposición de márgenes y de ciertos precios y cierta puja distributiva, además de prácticas poco competitivas que requieren acciones coordinadas y consistentes que promuevan la producción y no reduzcan la demanda popular.

Es vital profundizar y ser eficientes en políticas de Estado que, más allá de la discusión de personas, permita un firme control de los sectores oligopólicos y monopólicos en términos de márgenes de ganancias, mantenimiento del empleo, inversiones, balance de divisas positivo, cumplimiento de impuestos y control de precios de transferencia en grupos concentrados. O sea mantener una firme negociación con los principales grupos económicos, haciendo cumplir las leyes y defendiendo el interés público nacional.

6 Autonomía. No parece que el regreso al FMI sea un camino compatible con un programa de crecimiento con inclusión social. El Fondo, padecido hoy por el Este de Europa es sólo más ajuste, más desempleo, más recesión para los países chicos, dado el doble estándar que sólo promueve políticas expansivas en los centros.

Tampoco parece prudente tomar medidas con el Club de París o los holdouts que sean incompatibles con la viabilidad fiscal y externa. Se debe preservar el margen fiscal, en un entorno de crisis internacional, priorizando los recursos para su aplicación a obras imprescindibles, a medidas de estímulo económico con alto impacto en empleo y retorno social y a sacar de la indigencia y pobreza a los ciudadanos más postergados. Todo lo demás es secundario y debe subordinarse a lo anterior.

La solución a los problemas de la Argentina no pasa por la subordinación o el endeudamiento. La recuperación 2003-2008 marcada como una política autónoma y baja dependencia del capital externo volátil es un factor de fortaleza y de menor exposición a la crisis global.

7 Voluntad e inteligencia. Los desafíos son importantes como lo fue la recuperación desde el décimo subsuelo de 2003. Si se decide avanzar por lo que faltó, manteniendo la identidad y los principios, sin retrocesos noventistas por los que presionarán los lobbies y la derecha, ampliando el 90 por ciento muy bueno y enmendando el resto, se podrá salir de la crisis y habrá una oportunidad en 2011 para los sectores populares y progresistas. Ello posibilitaría que la segunda década del siglo no sea otra década infame y perdida. No alcanza el optimismo de la voluntad. Habrá que extremar la inteligencia para no ser pesimistas

* Profesor de Economía Internacional FCE-UBA y miembro del Plan Fénix.

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Imagen: Leandro Teysseire
 
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