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Lunes, 14 de enero de 2002

LUCES Y SOMBRAS DEL PRIMER AÑO DE VICENTE FOX

Renovando las alianzas

La reforma impositiva disgustó a los empresarios, principal apoyo para la llegada de Fox a la presidencia de México.

Por Raúl Dellatorre
Vicente Fox culminó su primer año de gobierno con algunas satisfacciones y un sorprendente disgusto. Logró culminar con una inflación inferior a la esperada y una tasa de interés real que se ubica en los menores rangos históricos. Pero se estima que el producto interno bruto tuvo una variación nula en el año. Las cámaras industriales ya le han pasado su pliego de reclamos al gobierno, en el cual figura en primer término el repudio a la reforma impositiva que acaba de votar el Congreso, a propuesta del Ejecutivo. Pero también incluyen la demanda de una modificación en la política de restricción monetaria que aplica el Banco (Central) de México para combatir las presiones inflacionarias, provocando una fuerte restricción del crédito para el sector privado.
Conforme a las perspectivas de analistas financieros como el director de estudios económicos del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria - Bancomer, Manuel Sánchez, la economía permanecerá planchada otro año más, contra las proyecciones oficiales que indican un crecimiento del 1,7 por ciento. Los dirigentes industriales son aún más pesimistas, previendo que el paquete impositivo que se aplica a partir de este mes provocará una ola de despidos y pérdidas de producción, por aumento de los costos empresarios.
Raúl Picard, dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, criticó los nuevos impuestos que rigen desde el 1º de enero y los consideró una agresión al parque industrial radicado en el país. Se refirió, en particular, al gravamen sobre la fructosa, insumo de la industria de refrescos, estimando que será responsable de la pérdida de 18 mil empleos y de la generación de presiones inflacionarias. En una tónica parecida se pronunciaron los fabricantes de tequila, la típica bebida alcohólica mexicana, gravada con un impuesto del 60 por ciento, que anticipan provocará una caída en las ventas.
La disputa no está ceñida al enfrentamiento entre gobierno y empresas, ya que otros sectores aparecen “protegidos” por el paquete impositivo. Por ejemplo, las bebidas producidas con azúcar han quedado exentas, frente al impuesto del 20 por ciento para las fabricadas a base de fructosa, elemento importado de Estados Unidos.
Los críticos de la reforma impositiva esgrimen además como argumento que la misma promoverá el contrabando y la economía en negro. La Confederación Patronal anunció que se cancelarán inversiones y anticipó que promoverá amparos judiciales. “No será con dádivas del Congreso cómo se sacará de la pobreza a 40 millones de mexicanos”, señaló con visible irritación Jorge Espina, presidente de la entidad.
Más allá de los cuestionables pronósticos empresarios, la reforma impositiva rompió el bloque de alianzas del Partido de Acción Nacional del presidente Fox. Por si quedaran dudas, fue el líder de la bancada del centroizquierdista PRD en el Senado, Jesús Ortega, uno de los más firmes defensores del proyecto, al anunciar que no habrá “marcha atrás”.

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Vicente Fox, presidente de México. Un año de baja inflación, bajas tasas pero sin crecimiento.
 
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