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Domingo, 8 de febrero de 2015

EVOLUCIóN DE LOS PRECIOS DE LAS MATERIAS PRIMAS

Contexto complejo

El descenso de los precios de los commodities vinculados con la cartera exportable nacional incorpora un factor de tensión en la economía. Además Brasil, el principal socio comercial, aplica un ajuste recesivo.

 Por Juan Cruz Lucero y Esteban Mancusi *

Con el fin de la Convertibilidad y a partir de 2003 se impulsa desde el Estado una serie de políticas destinadas a fomentar el crecimiento económico, mediante políticas expansivas que fomentaron la recuperación industrial y el crecimiento del empleo. La multiplicación de los puestos de trabajo –más de 5 millones, a los que se respaldó a través de la reapertura de los convenios colectivos de trabajo– disparó un boom de consumo que a su vez reactivó engranajes productivos muy deteriorados tras casi 30 años de desindustrialización. A esto se le suma la suba de los precios internacionales y la expansión de la frontera agrícola (a partir de un notable desarrollo tecnológico), que generaron condiciones extraordinarias para la exportación.

En 2009 la crisis internacional impactó de lleno en el país y las exportaciones registraron un fuerte descenso. Desde el Estado se materializó un conjunto de herramientas contracíclicas (AUH, estatización de las AFJP) que viabilizaron una rápida recuperación de la economía, que se potenció con una recuperación de las exportaciones en 2010 y 2011. En 2012, la crisis internacional volvió a experimentar otra recaída, impactando en la economía doméstica. Luego hubo una recuperación en 2013, pero el problema de fondo son las políticas de ajuste, fomentadas desde los países desarrollados, las que proyectan inestabilidad al sistema económico mundial.

En este sentido, informes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) señalan una clara desaceleración del comercio mundial para los próximos años –cerca del 3 por ciento–, registrando cifras muy por abajo del promedio registrado en los últimos veinte años (1993-2013), en que rondaba el 5 por ciento.

En este complejo escenario internacional, Brasil, socio estratégico de la Argentina, destinatario de 6 de cada 10 dólares exportados de manufacturas industriales, no ha impulsado políticas de expansión y de fomento a la demanda, lo que finalmente afectó negativamente el volumen de sus importaciones. De hecho, la principal economía de Sudamérica, en la actualidad, ha planteado un camino de ajustes fiscales y de devaluación de su moneda con una segura reducción de la demanda y, por lo tanto, de sus importaciones. Uno de los sectores más afectados ha sido la industria automotriz, cuya incidencia en el volumen de exportaciones es muy relevante. Dicho complejo conserva un déficit estructural con Brasil por las decisiones de localización productiva de las grandes terminales. En este sentido, es importante destacar que las negociaciones impulsadas por el gobierno nacional redujeron las importaciones de 1,95 a 1,45 por dólar exportado, con perspectivas de continuar reduciendo este monto para lograr intercambios más equilibrados.

Otro de los elementos estrechamente vinculados a la financierización internacional que generó más complicaciones fue el descenso abrupto de los precios de los commodities internacionales vinculados con la cartera exportable nacional. Un ejemplo bastante claro fue la evolución del precio de la soja por tonelada, que pasó de valer 489 dólares a mediados de septiembre del 2012 a 334 dólares a fines de septiembre del 2014 en la Bolsa de Chicago. El maíz experimenta un proceso similar: de los 322 dólares que se pagaba por tonelada en julio del 2012, el 24 de noviembre descendió a 148 dólares por tonelada. Estos dos productos constituyen un relevante aporte cuantitativo de divisas a nuestra economía.

A su vez, se plantea un escenario positivo por la reducción del precio de las importaciones de combustibles, lo que relajaría la restricción externa en 2015, y a su vez la baja del precio del petróleo influye en otros costos, como por ejemplo los plásticos y los fertilizantes, que son insumos tanto para la industria como para el agro local.

Vinculado con la caída de los precios de los commodities agrarios es importante señalar una serie de maniobras especulativas, que se producen bajo dos modalidades. La primera, sostenida desde hace algún tiempo por grandes productores y exportadores de productos agropecuarios, consiste en la no liquidación de granos, con el objetivo de acentuar las tensiones cambiarias y eventualmente forzar una devaluación. Si bien para evitar este comportamiento el Gobierno selló un acuerdo con el sector primario, donde las principales cámaras se comprometían a liquidar 5000 millones de dólares, en el tercer trimestre de 2014, y a su vez el Banco Central aumentó la tasa de interés de referencia, bajando las expectativas de devaluación que tenía el sector primario e incitándolos a liquidar la cosecha.

La segunda modalidad implica la subfacturación de exportaciones de las que son sospechosas algunas empresas exportadoras. En respuesta a este tipo de maniobras el gobierno nacional dispuso la creación de una agencia multiministerial integrada también por otros organismos, como la AFIP y la Proselac, llamada Unidad de Seguimiento y Trazabilidad de las Operaciones de Comercio Exterior.

La forma de encarar este panorama mundial sombrío es proseguir en el camino iniciado desde hace años, fortalecido con iniciativas como el Programa de Aumento y Diversificación de las Exportaciones (PADEx) que presentó líneas de acción concretas en la promoción de los productos nacionales en el exterior. Por otro, apostar al mercado interno, donde el Estado tiene la obligación de liderar el proceso de acumulación y realización, donde se abren perspectivas muy interesantes en sectores clave, como el hidrocarburífero con Vaca Muerta, el sector minero, donde sobresale el litio, el software nacional, y ante la caída de los precios internacionales de los granos se presenta la posibilidad de transformar esos granos en proteínas, con la promoción de la producción de carne de distintos tipos, fundamentalmente la porcina.

* Centro de Economía Política Argentina (CEPA)

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Imagen: Bernardino Avila
 
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