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| Hoy
Domingo, 28 de diciembre de 2003
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EL BAúL DE MANUEL
 Por Manuel Fernández López
 Por Manuel Fernández López
Al K.
Sr. K: La cuestión es qué traba más nuestra unión: 
¿la proximidad física o la afinidad moral? La proximidad de Cuba 
y su lejanía moral con nosotros prueba que lo moral cuenta más 
que lo físico. La separación física de Alaska no le impide 
ser miembro pleno de la Unión. En el mismo caso está la Argentina, 
país que, moralmente, ha sido el más próximo a nosotros 
en toda su historia moderna. Ya en 1852 vuestro jurista Alberdi propuso, para 
la realidad argentina del momento y en su evolución futura, como mejor 
modelo de constitución la de California, 'última constitución 
célebre dada en América, llena de previsión, de buen sentido 
y de oportunidad en cada una de sus disposiciones'. Sarmiento, vuestro creador 
de escuelas, autor de Vida de Abraham Lincoln y de Las Escuelas: base de la 
prosperidad y de la República en los Estados Unidos, que hizo llevar 
maestras de Boston para transmitir en su país nuestras prácticas 
de enseñanza. Vuestra Conquista del Desierto, que os permitiría 
ser por algunos años el 'granero del mundo', ¿no fue una serie 
de acciones militares ineficaces hasta que pusimos en vuestras manos los rifles 
Remington? En la Segunda Guerra Mundial, ¿no vinisteis aquí buscando 
reemplazar los mercados europeos perdidos? Habéis tomado el camino correcto, 
y ese país no será uno, sino varios estados nuevos de la Unión. 
Hemos de cortar antiguas raíces, y reunir en estados a provincias geoeconómicamente 
inviables: Metrópolis absorberá Capital Federal y alrededores; 
Centro: Córdoba y Catamarca. Pampa: Buenos Aires, partes de Santa Fe, 
Córdoba y La Pampa; Cuyo: San Juan, Mendoza y San Luis; Noroeste: Salta, 
Jujuy, Formosa; Noreste: Misiones, Chaco, Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos; 
Comahue: Neuquén y Río Negro; Patagonia: Chubut, Santa Cruz y 
Tierra del Fuego. Todos los habitantes adultos tendrán transicionalmente 
el status de inmigrantes y serán trasladados en el territorio a medida 
que cambie la estructura productiva. Las transmisiones televisivas y radiales 
se harán sólo en inglés. Los niños irán compulsivamente 
a escuelas donde recibirán su enseñanza en inglés. Los 
campos, ya casi todos en manos nuestras, se limitarán al cultivo de soja 
transgénica, para empobrecer más rápido el suelo y extender 
la aridez del sur hacia el norte, creando una zona no competitiva en agricultura 
y apta para experimentos nucleares y almacenamiento de basura nuclear."
¡Que la inocencia les valga! 
A cumplir
Las leyes, sobre todo las laborales, no hacen sino consagrar en el papel lo 
que ya se practica en la realidad. En todo caso, permiten cerrar el camino de 
posibles reclamos de los damnificados ante la Justicia. Respecto de la ley de 
flexibilización laboral de 2001, ahora se centra el cuestionamiento de 
su validez en el previo pago de coimas; ello desvía la atención 
respecto del daño infligido al trabajador. Todo lo que se llamó 
"flexibilización laboral" en aquellos años no fue otra 
cosa que la supresión de alguna regulación protectora de la actividad 
laboral. Cada uno de los deterioros perpetrados en las condiciones legales de 
labor no tuvo ni tiene otro objetivo que incrementar las masas de ganancias 
de las empresas particulares a expensas del trabajador. Es decir, realizar una 
redistribución de los frutos del trabajo dentro mismo de las unidades 
de producción. Ya el viejo Marx enseñaba que eran caminos para 
incrementar la tasa de ganancias el prolongar la jornada laboral, achicar el 
consumo de los asalariados e introducir tecnologías ahorradoras de trabajo. 
Todas esas modalidades se aplicaron en la década del noventa, y se sumaronotras, 
como "prolongar el período de prueba" (eufemismo por alargar 
el tiempo de despido sin indemnización) o la "ultraactividad de 
los convenios", que convirtieron al derecho laboral, que era la herramienta 
protectora del trabajo, en un rejuntamiento de ardides para extraerle al trabajador 
hasta la última gota de rendimiento. La suma de trucos para recibir trabajo 
sin pagar lo justo representó, para la sociedad como un todo, una gigantesca 
transferencia de ingresos hacia las empresas, de todo tamaño; y que en 
el caso de empresas extranjeras pasó a engrosar las remesas financieras 
al exterior. Sería difícil sino imposible medir esa transferencia 
y pensar en un pago compensatorio. Sin embargo, es posible, sin crear ninguna 
"ley", devolver al trabajo su dignidad. Basta con cumplir la Constitución, 
la que el Presidente y sus ministros juraron cumplir y hacer cumplir. Y en ningún 
caso se oyó a los citados funcionarios que su juramento se hacía 
por casi todos los artículos de la Constitución, exceptuado el 
14 bis. Señores funcionarios: a comenzar este lunes mismo con el cumplimiento 
de la Constitución, poniendo en vigor, por ejemplo, la participación 
del trabajador en las ganancias y compartiendo la dirección de las empresas.
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