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Domingo, 19 de diciembre de 2004

AGRO › PUJA EN LA PATAGONIA POR EL STATUS “LIBRE DE AFTOSA SIN VACUNACION

Arriba o abajo del paralelo 42º sur

 Por Susana Díaz

El Senasa evalúa el corrimiento de la barrera sanitaria del paralelo 42 sur, el límite de las provincias de Río Negro y Chubut, hasta el río Colorado, la frontera norte de la Patagonia. El plan es parte de un objetivo más general; la recuperación del perdido y efímero status del país “libre de aftosa sin vacunación”, plan que resultaría favorecido por el crecimiento de los territorios libres de la enfermedad.
Actualmente esta condición sólo es mantenida por tres provincias, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, lo que se conoce como Patagonia sur. La idea es extender “en el mediano plazo” esa condición a las provincias de Río Negro y Neuquén, la Patagonia norte, que en buena parte de sus territorios ya gozan de esta condición, aunque sin el reconocimiento de los mercados internacionales.
Según argumentan ganaderos y algunos sectores de la industria cárnica del “norte”, esto permitiría generar escala para el desarrollo de la exportación de carne ovina. Los stocks de la Patagonia sur, sostienen, se destinan fundamentalmente al mercado interno, mientras que es en el norte donde existen excedentes que podrían enviarse a mercados del exterior. Hoy el kilo de carne ovina en frigorífico (en gancho) se paga 7 pesos en el sur y entre 4 y 4,50 en el norte por el simple hecho de quedar fuera de la barrera sanitaria. Los productores sostienen que la diferencia de precios entre el mercado interno y el internacional provocada por quedar fuera de la barrera (al norte del paralelo 42) les ocasiona una pérdida anual de 20 millones de pesos. Otras fuentes, como el gobierno rionegrino, hablan de sólo 10 millones. En términos del mercado nacional, las cifras no parecen importantes, pero para pequeñas localidades como las de la empobrecida línea sur de Río Negro se trata de valores significativos, más cuando sus economías se basan en el ovino.
Sin embargo, en la región existe también una firme oposición de los sectores vinculados con la producción y comercialización de carne vacuna. Sucede que las 600 mil cabezas de bovinos que existen en el norte no son suficientes para abastecer el mercado regional. Cubrir el consumo local demandaría, al menos, una duplicación de stocks. Esto significa que parte de la carne vacuna ingresa desde el norte del río Colorado. Correr la barrera supone el encarecimiento de estos ingresos, mayores precios para los consumidores y también mayores costos para algunos grandes frigoríficos que aprovecharon algunas condiciones de promoción favorables con miras no sólo a abastecer el mercado local sino a exportar desde la región. Son estas empresas las que han iniciado una fuerte campaña para oponerse al corrimiento de la barrera. La amenaza es la que típicamente utilizan el sector empresario, la paralización de las inversiones y el freno al crecimiento del empleo. Corresponderá al arte de la política decidir si privilegia a un pequeño sector concentrado que busca aprovechar los fiscalmente onerosos reintegros por exportación por puertos patagónicos o a economías regionales que no tienen, al menos en el mediano plazo, otras alternativas de desarrollo.

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