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Domingo, 6 de febrero de 2005

AGRO › EL OPTIMISMO EN EL SECTOR FUE AFECTADO POR LA APARICIóN DE LA PLAGA.

El regreso del picudo algodonero

 Por Susana Díaz

La producción algodonera argentina podría llegar en la presente campaña a las 200 mil toneladas. Ello responde al aumento del área sembrada en la zona productora núcleo, las provincias de Chaco, Formosa y Santiago del Estero. El aumento se debió fundamentalmente a la caída del precio internacional de la soja, que provocó un cambio en las competitividades relativas de los cultivos y permitió que la siembra de algodón alcance las 380 mil hectáreas, 170 mil más que en la campaña anterior. El algodón, en tanto insumo de la industria textil, es uno de los denominados cultivos industriales, una de cuyas características, a diferencia de la soja, es la mayor demanda de mano de obra para el proceso de producción, desde el preparado y siembra de los campos hasta la cosecha.

La demanda interna del producto ronda las 130 mil toneladas. La cifra representa un salto en relación a la demanda existente durante los últimos años del régimen de convertibilidad, cuando oscilaba entre 80 y 90 mil toneladas. La razón es claramente el aumento de los requerimientos de la industria. Cabe destacar que todavía existe una porción del algodón de consumo industrial que se compra en el exterior, alrededor de 30 mil toneladas provenientes mayoritariamente de Brasil. Las importaciones no responden solo a las señales de precios, severamente distorsionadas por la estructura de subsidios en los países de origen, sino también a algunos problemas de contaminación con polipropileno de la producción local. De todas maneras, desde la Cámara de Exportadores de Algodón se entusiasman con las posibilidades que aportará este año el aumento de la producción, que podría generar un excedente exportable de 100 mil toneladas. También hablan de la posibilidad cierta de alcanzar las 700 mil hectáreas en las próximas siembras, lo que supondría no sólo ganancias para los exportadores, sino también la creación de más de 50 mil nuevos puestos de trabajo en economías regionales con marcado déficit ocupacional.

Este cuadro de optimismo y aumento de la producción fue afectado en los últimos días por la aparición en Paraguay, en el departamento de Ñeembucú, del picudo algodonero, plaga proveniente de Brasil. La noticia provocó algunos roces entre los productores y el Senasa.

Según comentó a Cash Domingo Pinorini, vicepresidente de la Fundación de Lucha contra el Picudo Algodonero (Fulcpa), junto con la Cámara Algodonera Argentina realizaron un reclamo ante la Secretaría de Agricultura para que el Senasa controle el avance de la plaga. Un convenio con Paraguay autoriza al organismo sanitario la desinfección del departamento de Ñeembucú. Pero, según las fuentes empresarias, la cartera de Agricultura admitió que la fumigación de las 4500 hectáreas afectadas en el vecino país se encuentra demorada por falta de insumos. Los funcionarios también habrían admitido que el libramiento de los fondos que requiere el programa no se podrían obtener en el corto plazo y, ante la emergencia solicitaron al sector privado el adelanto de los 100 mil dólares necesarios para la compra directa de los insumos. Según dijo a Cash Pinorini, “el sector ya aporta 900.000 dólares anuales al programa, pero las trabas de la burocracia estatal impiden que los fondos que maneja el Estado lleguen a tiempo”. La cartera de Agricultura evalúa ahora la creación de la “Fundación barreras del picudo” entre el Estado nacional, el provincial y el sector privado con la finalidad de acelerar la gestión administrativa y profesional. La inspiración es la Funbapa, que en la Patagonia norte combate la “mosca de la fruta”.

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