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Domingo, 28 de agosto de 2005

AGRO › POLEMICA POR LA PROHIBICION DE FAENAR BOVINOS DE MENOS DE 300 KILOS

Evitar sorpresas con el precio de la carne

 Por Susana Díaz

Aunque los precios de la carne que deben pagar los consumidores siguen aumentando fuertemente, productores y faenadores consiguieron evitar que Economía suba las retenciones a las exportaciones sectoriales. A cambio esta semana se estableció una medida que tendrá entre sus efectos postergar unos meses la baja estacional de la oferta cárnica que se produce a la salida del invierno. El mecanismo consiste en prohibir la faena, a partir del 1º de noviembre, de bovinos de menos de 300 kilos (vivos). Según los especialistas del sector, esto provocará que muchos de quienes no tengan animales que alcanzarán ese peso después de la entrada en vigencia de la restricción los envíen a faena en los próximos meses, lo que significará un aumento de la oferta en el corto plazo.

También destacan que el invierno próximo a finalizar fue benigno en los campos, con bajo deterioro de las pasturas, por lo que adicionalmente la retracción estacional de la oferta hubiese tenido escasa incidencia, más considerando el bajo precio del maíz que alentó la suplementación dietaria. En contrapartida, a partir del 1º de noviembre, esta tendencia se revertirá transformándose en contracción de la oferta total hasta que los animales, siguiendo un inevitable ciclo biológico, se desarrollen hasta los 300 kilos. Cumplido este ciclo, en la Secretaría de Agricultura estiman que el resultado estructural de la medida será un aumento en la producción total del orden del 5 por ciento.

Está claro entonces que, en materia de precios, el problema de oferta se producirá en el período intermedio entre la entrada en vigencia de la restricción y la terminación del desarrollo biológico, pero finalizando agosto y con las elecciones por delante, este período se encuentra a años luz. Algunos sectores especulan que el Gobierno planea un aumento transitorio de las retenciones para este período intermedio. Aunque por ahora son sólo especulaciones, se trata de la medida más lógica para contrarrestar el problema.

El éxito en evitar la amenaza de suba en las retenciones puede atribuirse a la habilidad de negociación mostrada por la industria frigorífica y, probablemente, de manera indirecta, a los nulos resultados que, en materia de regulación de precios, lograron las retenciones a los lácteos, lo que obligará a Economía a poner el foco en las estructuras de oferta oligopólica.

Volviendo a las carnes, los datos del Indice de Precios al Consumidor (IPC) muestran que en los primeros siete meses del año aumentaron el 10,2 por ciento. La preocupación de Economía se reavivó luego de que las mediciones de precios de agosto registraran que el promedio de seis cortes cárnicos presente una evolución más de tres veces superior a la de la canasta total del IPC. Mientras en las primeras tres semanas las carnes aumentaron el 1,4 por ciento, el IPC lo habría hecho el 0,4.

Esta diferencia de velocidad es la que ya había motivado que Agricultura convoque a todos los integrantes de la cadena de valor para intentar encontrar una solución. En el conjunto de la cadena, con distintas lecturas sobre los detalles, hubo coincidencia en que el problema era que la oferta no alcanzaba para satisfacer a la demanda. En cantidad de kilos, el consumo per cápita bajó en el primer semestre de casi 62 kilos a alrededor de 59 kilos. Los frigoríficos sostienen, no obstante, que se produjo una mejora en la calidad de los cortes demandados. Pero el verdadero aumento de la demanda vino por el lado de las exportaciones, un punto que ya fue explicado por Cash.

Frente a esto la faena disminuyó –en el primer semestre– un 3 por ciento. En consecuencia, la solución propuesta por la cadena fue aumentar la producción por la doble vía de retener vientres e incrementar el peso de los animales enviados a faena. Pero mientras el sector ganadero, que se autodefine contrario al “intervencionismo” estatal, demandó incentivos fiscales para acompañar esta recomposición, el sector frigorífico comprendió mejor lo que podía esperar de Economía y propuso la restricción de peso mínimo para la faena y con ello consiguió que su propuesta fuese aceptada y que la suba de retenciones quedara en el limbo.

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