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Domingo, 24 de febrero de 2008

OPINIóN

Petróleo bolivariano en la Argentina

Si se reconoce –como lo hizo el ex presidente de la firma norteamericana CMS Energy y actual consultor privado, Francisco Mezzadri– que la “notoria disminución en la perforación de pozos exploratorios, la concentración de la actividad en cuencas productivas, la actividad moderada en áreas de mayor riesgo y nula en cuencas no productivas, la disminución del tamaño de los yacimientos descubiertos y el fuerte déficit de inversión en exploración”, caracterizaron a la actividad exploratoria entre 1990-2001 (Coloquio IDEA-2007), entonces hasta los más devotos del laissez-faire concluirán que en materia hidrocarburífera y energética el mercado es ineficiente per se, y su accionar retrógrado y perjudicial al normal desenvolvimiento socioeconómico y a la sustentabilidad energética del país. Desde esta óptica, el retorno del Estado como actor fundamental del sector resulta obligado y necesario. Retorno que hoy se manifiesta a través de la empresa estatal Enarsa, ciertamente distinta a la YPF de Enrique Mosconi por ser una sociedad anónima y cotizar en Bolsa.

Al desapego, el desinterés y la apatía del oligopolio privado más Petrobras (p+P) por recomponer la endeble situación petrolera local, sintetizada magistralmente en el masivo reemplazo de argentinos (ex ypfianos) en los puestos clave de Repsol-YPF por ex directivos de la vieja Pdvsa (a su vez, expulsados por Chávez), la alianza argentino-venezolana se apresta a responder con miles de millones de reservas probadas de petróleo en manos estatales.

De confirmarse los pronósticos del proceso de certificación del bloque 6 de la Faja del Orinoco en Venezuela (completado en un 75%), las estratagemas de p+P tendientes a aumentar las inversiones a cambio de disminuir las retenciones, aumentar los precios de los combustibles y renegociar contratos por períodos ilimitados, podrían perder razón de ser. Y más importante aún: el país podría esquivar la debacle de pasar a ser importador absoluto de petróleo y derivados a partir de 2014, con desembolsos del orden de los 23.300 millones de dólares anuales (calculado con un barril promedio a 100 dólares).

Según datos de la Secretaría de Energía (SE), el país cuenta con 305,7 millones de metros cúbicos de reservas comprobadas de petróleo (a diciembre de 2006), reservas que al ritmo de extracción de 2007 alcanzan para 8,2 años de consumo. No obstante, gracias al potencial del bloque citado, las reservas comprobadas de petróleo en propiedad de Enarsa y Pdvsa se ubicarían en aproximadamente un 64 por ciento por encima que las reservas probadas de la Argentina, extendiendo su horizonte de 8,2 a 21,6 años. A partir del año entrante –y presumiendo que la totalidad del crudo extraído venga al país–, a la producción diaria de 639.600 barriles diarios promedio (niveles 2007-SE) se le sumarían unos 300 mil barriles provenientes de Venezuela y controlados por Enarsa. Visto que el principal productor de petróleo del país, Repsol-YPF, extrajo durante 2007 unos 240.388 barriles diarios, el Estado nacional se convertirá en el primer productor local. Asimismo, cabe destacar los esfuerzos de las partes tendientes a desacoplar ese petróleo del precio internacional. Así, el costo de producción de un barril “bolivariano” se fijará en función del costo de producción de la Faja del Orinoco (5 dólares/barril), más el costo de mejoramiento del crudo extra-pesado (10 d/b), más la regalía y otros impuestos, sumado al costo del transporte (Petroleum World–07/01/08).

Quedan por resolver, sin embargo, cuestiones fundamentales. Realizar su mejoramiento cualitativo en Venezuela y su refinación en la Argentina. En segundo lugar, que su mejoramiento cualitativo se realice en Venezuela y su refinación en la Argentina. Y en tercero –y dada la importancia estratégica que el petróleo venezolano representará para el país–, el nivel de maduración que adquirirá la alianza política, económica y energética entre ambos países. Si 1943 marcó el inicio de la alianza norteamericano-saudí, sellada públicamente por el presidente Franklin D. Roosevelt al manifestar “encuentro crucial que la defensa de Arabia Saudita es vital a la defensa de los Estados Unidos”, 2008 fusiona definitivamente el interés nacional argentino (y su seguridad energética) al destino de la democracia bolivariana.

* Investigador del USAL.
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