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Domingo, 14 de junio de 2015

MITOS ECONóMICOS › EL ESTABLISHMENT Y LA ORTODOXIA ECONóMICA

“Brindemos por el capitalismo”

 Por Andrés Asiain

Hace unos meses, una reunión empresaria convocó a algunos exponentes de la ortodoxia económica. Fiel a las tradiciones neoliberales, los economistas recitaron sus plegarias a favor del achicamiento del Estado, la apertura importadora, el cese de las regulaciones cambiarias y el regreso a los mercados de deuda. El sermón terminó con un llamado a “brindar por el capitalismo”, donde las culpas empresariales por haber acumulado ganancias bajo el pecaminoso desorden populista de los últimos años se expiaron al beber la sangre de Cristo transformada en liberal vino espumante.

El mentado brindis pone sobre la mesa que, para la ortodoxia económica y gran parte del empresariado, no todo capitalismo es capitalismo. Desde la perspectiva neoliberal, la existencia de regulaciones estatales que limiten el libre albedrío de las corporaciones es considerada una infiltración comunista en el seno mismo del sistema. Así lo consideraba el establishment norteamericano tras la Segunda Guerra Mundial, comenzando una cruzada macartista para expulsar a los keynesianos que se habían “infiltrado” en el aparato estatal bajo la gestión Roosevelt.

Si el capitalismo desregulado podía ser un ambicioso proyecto para consolidar mundialmente el poder del establishment estadounidense de mediados del siglo XX, como proyecto para el empresariado criollo del presente roza lo grotesco.

¿Cuántos de los empresarios que brindaron por el capitalismo pueden sobrevivir a una apertura importadora? ¿Cuántos de ellos a una corrida cambiaria que agote las reservas desatando una crisis? ¿Acaso se fortalece su influencia en el diseño de políticas económicas si vuelve el monitoreo de calificadoras y organismos internacionales sobre nuestra economía? ¿Cómo verían afectadas sus ganancias si el Estado redujera la obra pública o dejara de sostener el consumo mediante el incremento de las jubilaciones, asignaciones y el fomento de las negociaciones de salarios en paritarias?

En el proyecto liberal de capitalismo, las oportunidades de inversión en nuestra economía se concentran en nichos de competitividad basadas en la explotación de recursos naturales y algunos monopolios de servicios públicos que son ocupadas por grandes corporaciones multinacionales. El papel para el empresariado nacional es el de proveer algún servicio periférico de dichas actividades u ocupar otras ramas de actividad, que no pueden ser provistas desde el exterior y cuya baja rentabilidad no las vuelve atractivas para el capital trasnacional.

Entonces, ¿cómo se explica la fe liberal que profesa gran parte del empresariado nacional?

Varias son las claves que van desde la penetración cultural de las ideologías que emanan los grandes centros de poder mundial hasta las cortas miras de un libre albedrío empresarial que no comprende que las molestas regulaciones estatales y exigencias salariales sindicales son parte de su propia supervivencia como clase. Sin embargo, también contribuyen las actuales restricciones al crecimiento económico que son visualizadas, no como un desafío a vencer para avanzar hacia el desarrollo, sino como una manifestación del agotamiento del proyecto de capitalismo con autonomía y justicia social.

Es por ello que, para evitar que en nombre del capitalismo se destruya el capitalismo nacional, la heterodoxia debe abandonar las posiciones apologéticas y debatir las causas del estancamiento económico de los últimos años, arrimando propuestas para sus posibles soluciones.

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