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A contramano del resto de los sectores de la economía, el sistema financiero se está renacionalizando. Esta semana los bancos locales Comafi y Macro se quedaron con el canadiense Scotiabank. Meses atrás se habían marchado el francés Crédit Agricole, el español Urquijo, el General de Negocios (acusado de fraude), que tenía mayoría de capitales extranjeros, y el holandés ABN Amro, que sólo dejó una oficina con representación.
Los bancos trasnacionales no quieren arriesgan un dólar más en el país. Y aunque los ejecutivos con sede en el país les aseguren a sus jefes de las casas matrices que en los próximos años podrán ganar dinero en Argentina, no tienen el poder de decidir sobre la capitalización que necesitan para poder continuar operando.
Ese espacio está siendo ocupado por bancos nacionales que hasta hace poco tenían escaso peso en el mercado. Otro ejemplo de esto son los bancos San Juan y Santa Cruz, del grupo Peterson Inversiones, que presentaron una oferta para quedarse con el Suquía.