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Sábado, 12 de febrero de 2011

TEATRO › MAITE BRIK Y GLORIA LóPEZ PROTAGONIZAN LA REINA DE BELLEZA DE LEENANE

Risa congelada por la emoción

Las actrices españolas trajeron esta versión de la obra del británico Martin McDonagh, el mismo de The Pillowman, para abrir la temporada internacional del Cervantes. Y ambas dicen estar “enamoradas” del teatro que se produce en la Argentina.

 Por Hilda Cabrera

No hay buenos ni malos sino una dualidad total en los personajes, dice la actriz catalana Maite Brik, la madre en La reina de belleza de Leenane (The Beauty Queen of Leenane), del autor británico Martin McDonagh, el mismo de The Pillowman (vista en Buenos Aires con elenco argentino en 2008). El personaje en contrapunto es la hija, Mauren, protagonizada por la sevillana Gloria López, también productora de esta obra y fundadora de la compañía que la representa. En diálogo con Página/12, estas artistas expresan el entusiasmo que les produce inaugurar la temporada internacional en el Teatro Nacional Cervantes. La reina..., premiada en 1996 por la crítica británica y poco después por la de Nueva York, integra una trilogía que el autor ambientó en el condado de Galway, Irlanda. Brik conocía la obra desde su estreno en los ’90, interpretada por Vicky Peña, traductora y adaptadora de la pieza. “Soñaba con este papel de una madre que es al mismo tiempo divertida y cruel, que cuenta chistes con su hija y de pronto pega el grito”, apunta la actriz. Y López se declara maravillada porque McDonagh “consigue algo bien difícil: congelarnos la risa con una emoción”.

–¿Existe hoy en la escena española la tendencia a mostrar familias disfuncionales?

Gloria López: –No es tendencia entre los autores españoles, pero se rescatan obras que las muestran en conflicto, como algunas de Tenne-ssee Williams y Edward Albee.

Maite Brik: –Ahora se están dando dos obras de Arthur Miller: Muerte de un viajante, dirigida por Mario Gas, y Todos eran mis hijos, en una puesta del argentino Claudio Tolcachir.

–¿Qué opinan del trabajo de los argentinos?

M. B.: –Que me gusta, y mucho. Vine a la Argentina en 1973 con el privilegiado y maravilloso elenco de Nuria Espert. Trajimos Yerma, una puesta del tucumano Víctor García. Estuve un tiempo en el país y me fascinaron la desenvoltura, el desenfado, la frescura de los actores y las actrices. Los vi y me enamoré: mi vida cambió totalmente a partir de mi trabajo con Víctor. Estuve en tres puestas suyas: Yerma, que estrenamos en el Astral; Las criadas, en el Odeón; y Divinas palabras, que no trajimos acá, porque tomamos otros derroteros. También Gloria está enamorada...

G. L.: –Maite ha vivido una época maravillosa del teatro argentino. No he tenido esa suerte de vivir la Argentina en plenitud.

M. B.: –Me marché poco antes del golpe militar de 1976; estuve en 1984 y ahora vuelvo ilusionada y desorientada... No sé cómo expresar lo que siento.

G. L.: –Es verdad que tengo predilección por directores como Daniel Veronese. Sigo su trabajo como si yo fuera un perrillo. He ido también a Timbre 4, el teatro de Tolcachir, y me gustan las puestas de Ciro Zorzoli. Admiro esa capacidad de los actores argentinos de estar en escena y mostrar que tienen vida. Algunos directores empezaron a hacer escuela en Barcelona, la tierra de Maite.

–¿Cómo es su trabajo en España?

G. L.: –Desde pequeña daba guerra a mi madre, queriendo ser actriz. Soy de Sevilla, pero vivo en Madrid. Trabajé en el Centro Andaluz de Teatro y en Barcelona y otras ciudades, con Miguel Narros, Calixto Bieito y otros directores. En 2004 fundé compañía con la actriz May Pascual.

M. B.: –También yo trabajé con Bieito, hice el papel de Angustias en su puesta de La casa de Bernarda Alba, pero no vi su montaje de La vida es sueño (que estrenó en Buenos Aires con elenco argentino). He sido bien dirigida por él. Es otro rompedor de formas en el teatro.

–¿Qué particularidad observan en McDonagh?

G. L.: –Es un maestro del diálogo, mezcla humor negro y emoción, es muy directo y reproduce las exageraciones de algunos discursos. Tiene pocas obras en relación con lo que escribe, porque destruye lo que no le gusta. No hay tantos textos buenos como La reina..., para el que hallamos excelentes actores, como Orencio Ortega, que tiene origen catalán, pero vivió en Córdoba siendo muy joven y se siente andaluz. Ahora reside en Madrid. Pablo Gómez es de Sevilla. Ellos son los hermanos que llegan a la casa de Mauren y su madre, en las afueras del pueblo irlandés de Leenane. Y no olvidemos a May y al director Alvaro Lavin, premiado por este trabajo.

–López, ¿por qué decidió convertirse en productora?

G. L.: –Me cuesta ser compañera y jefa, desearía que me contrataran, pero estaba en paro y tenía dos opciones: o me venía a la Argentina a perseguir a Veronese o formaba una compañía con May, que es una gran compañera y organiza todo. Es el alma del equipo.

–¿Funciona el sistema de giras en España?

G. L.: –No paramos. Después de las funciones en el Cervantes, iremos a Montevideo, al teatro Solís, y de allí regresaremos a España para completar las giras y las presentaciones en los festivales de Extremadura y Canarias. Todavía nos queda vida con esta obra.

M. B.: –Le irá bien, porque es buena actriz y tiene mucho empeño.

–¿Cómo reacciona el público en las giras?

M. B.: –A nosotros nos sorprende, porque al principio parece que no estuvieran en la sala y de pronto gritan “¡Bravo! ¡Bravo!”. Raro es el lugar donde el público no se emocione. En general, la gente nos espera a la salida del teatro o nos detiene y habla en la calle. Para Gloria, La reina de belleza... es fundamental, como para mí, entre las últimas obras, Frida K (Kalho), un monólogo de la española Gloria Montero donde me dirigió el canadiense Peter Hinton. Fue mi piedra de toque, y eso que hice mucho teatro y con gente muy valiosa. He estado años con la compañía de la actriz y directora Nuria Espert, y he trabajado con los mejores directores del país, desde Bieito, en La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, hasta Lluís Pasqual, en El público, también de Lorca, protagonizada por Alfredo Alcón.

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Maite Brik y Gloria López son madre e hija en la puesta de La reina de belleza de Leenane.
 
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