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Domingo, 2 de junio de 2013

TEATRO › FUERZABRUTA VUELVE CON UNA NUEVA VERSION DEL WAYRA TOUR

“Es una fiesta para todos”

Gaby Kerpel, fundador de la compañía junto a Diqui James, dice que hay nuevas escenas y temas musicales. Y que el espacio más pequeño del Centro Cultural Recoleta “sirve como plataforma para experimentar, así que aprovechamos para probar en público”.

 Por María Daniela Yaccar

Hasta el momento, Fuerzabruta lleva vendidas 20 mil entradas para Wayra Tour, show que se estrenó en 2011 en el Luna Park y que ahora se presenta en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930). Las funciones son de miércoles a domingo. Esta es la vuelta de Fuerzabruta a la cartelera porteña, después de dos años de presentaciones en distintas ciudades del globo y del territorio nacional. “Estamos en un buen momento. Tenemos bastante popularidad para hacer muchos shows”, celebra Gaby Kerpel, fundador de la compañía junto a Diqui James y compositor de la música de la agrupación. El espectáculo no es nuevo, pero Fuerzabruta es siempre aquí y ahora y, según Kerpel, irá en busca del “riesgo artístico”. Al cambiar el espacio, se modifica también el relato: la sala es más pequeña e íntima. Hay nuevas escenas y composiciones musicales.

Wayra significa “viento” en quechua. Más que como espectáculo, la compañía nacida en 2003 como proyecto independiente de De la Guarda define a Wayra Tour como un ritual, una experiencia que acerca a una emoción bruta, entendida por todos, “sin barreras ni límites sociales”. Están en lo cierto, porque adonde van la pegan. Wayra Tour pasó en enero de este año por Inglaterra, pero la troupe ha llevado otras creaciones a distintos países, como Brasil, Estados Unidos, Rusia y Grecia. Espectadores de diferentes partes del mundo se sorprenden del despliegue físico de Fuerzabruta, según cuenta Kerpel a Página/12.

“Mis compañeros han viajado por todas partes, con otro show. Puedo contar cómo fue la experiencia en Londres, porque como Wayra Tour tiene música en vivo estuve ahí. Hacíamos diez funciones por semana, todas llenas. El público inglés tiene mucha energía. Uno los ve muy formales, pero cuando se ponen se encienden muchísimo. Los ves con sus trajecitos, pero toman un montón”, relata Kerpel. El teatro en el que se presentó Fuerzabruta es legendario: el Roundhouse, donde han tocado los Rolling Stones. “Tiene una programación basada en el teatro alternativo. Por eso estaban contentos con nuestro show, que era a su vez alternativo y exitoso. Enero es una época difícil allá, por el frío y las fiestas. Sin embargo llenamos siempre”, concluye el músico.

Mezclarse con otra cultura por cinco semanas también implicó tomar ciertas precauciones. “En Inglaterra tenés que tener cuidado con cómo tocás y tratás a la gente. ¡Te hacen juicios por cualquier cosa! Hemos recibido demandas por celulares mojados”, cuenta Kerpel. Es decir que el riesgo no es solamente artístico. Todo eso que pasa en otros países conforma una energía que Fuerzabruta absorbe para desplegar en sus siguientes presentaciones. “Wayra Tour está todavía en desarrollo. Agregamos partes nuevas. Garpa mucho volver a hacerlo acá, sentir la cercanía con el público argentino”, desliza.

–Vuelven al Centro Cultural Recoleta, donde se presentaron en 2010 y donde triunfó De la Guarda a mediados de los noventa. ¿Cómo repercutirá en Wayra Tour el cambio a una sala más chica, tras haberlo hecho en el Luna Park?

–Esta es, justamente, una versión mucho más chica del show. Está buenísimo hacer más funciones en un lugar más chico. En el Luna hicimos ocho funciones y ya, en cambio acá estaremos por un tiempo largo. El CCR sirve mucho como plataforma para experimentar. La idea de Diqui (James, el director de Fuerzabruta) es que es muy difícil desarrollar algo en ensayos, sin público para probarlo. Tenemos una relación extensa con el CCR, así que probaremos ahí. Además, montar todo lo que montamos para un ensayo sería ridículo. 

–¿Cuál es su conclusión acerca de que los shows de la compañía lleguen a espectadores de culturas diversas?

–Como no usamos texto, nuestro lenguaje es bastante universal. La música tiene letras, pero son básicas y el relato no pasa por ahí. Siempre apuntamos a lo emocional más que a lo intelectual y a involucrar al público. Eso lo hace universal. También es necesario probarlo en distintas culturas, si no sería limitado. Las giras dan un entorno súper importante al show. Como es tan participativo, actores, técnicos y público arman una gran familia que comparte la escena, la fiesta, la vida cotidiana.

–¿Por qué seguir haciendo Wayra Tour?

–Respondo con un concepto de Diqui: el show tiene una estructura similar a la de un grupo musical que va incorporando temas a su repertorio y que, a su vez, reversiona los que tenía. Ese es nuestro sistema. Incorporamos cosas: cambió la música y hay escenas nuevas. Hay una que hicimos en Tecnópolis bastante tiempo. El espacio nos cambia. En un lugar más pequeño es todo más intenso. Tenés que ver el show muchas veces para que te parezca lo mismo: tiene tantas cosas para observar que la gente lo ve varias veces. Desestructuramos el formato del teatro tradicional. Honestamente, seguimos haciendo el mismo show, pero evolucionado. Los que ejecutan la música ahora son los performers. Readapté la música para que la puedan tocar ellos, basándome más en la energía del show que en una habilidad musical. Es un show con menos gente en el escenario. Seguimos acomodando cosas. Quizá la semana que viene cambiemos el guión. El equipo es súper importante para resolver lo que se va presentando.

–Debe ser difícil que funcione todo bien siendo tantos y con tantos detalles a los que atender, ¿cómo manejan eso?

–Diqui tiene la cabeza como para estar dirigiendo todo. Todas las áreas se interconectan y hay que tener paciencia. Discutís, claro. El aprendizaje es entender que sos parte de un todo y que tenés que afilar la coordinación con los demás. Así, llegás a hacer cosas que creías imposibles. Detrás del telón hay una maquinaria, aunque tratamos de que la gente no la viva. Esta etapa de desarrollo es atractiva, intensa y cansadora.

–¿Qué le agregó al espectáculo en cuanto a composición musical?

–La única premisa es que la música funcione para lo que la escena requiera. Están surgiendo cosas nuevas para una escena que apareció. La música es bailable cuando tiene que serlo, también hay electrónica y ambiental. Trato de que todo tenga coherencia, no me puedo escapar a un estilo propio. La música de los bombos en vivo da un toque más folklórico al show en relación con otros del grupo, y hay un clima importante de murga. 

–¿Qué representa Wayra Tour en la historia del grupo?

–Es un buen momento porque tenemos popularidad para hacer muchos shows. Los festejos del Bicentenario –la compañía ofreció un recordado desfile de carros, el espectáculo más multitudinario en estas tierras– hicieron que la gente nos conociera mucho más. En Nueva York tenemos un show hace casi cinco años, una versión más chica de éste, que se llama Fuerzabruta. Es loco que acá no estemos tanto tiempo. Ahora empieza a suceder y está buenísimo. 

–Después del éxito del Bicentenario, ¿piensan volver a hacer algo en la calle?

–Tiene que haber algún evento que lo amerite. Si así fuese, bienvenido. Está buenísimo trabajar para muchísima gente al aire libre. Trabajás para los que no pueden pagar una entrada y en un entorno más familiar. En Tecnópolis, donde montamos shows, nos vieron chicos de muchas escuelas y mucha gente de bajos recursos que no va a ir a Recoleta a ver nada. Lo del Bicentenario fue popular. Fuerzabruta tiene ese espíritu: es una fiesta para todo el mundo.

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“En Londres hacíamos diez funciones por semana, todas llenas”, cuenta Kerpel sobre la gira europea.
Imagen: Rafael Yohai
 
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