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Domingo, 18 de enero de 2015

TEATRO › JUAN RODó, CANTANTE, ACTOR Y AHORA PRODUCTOR

“Una evolución en mi carrera”

Acaba de reestrenar Phantom, el musical, el primer espectáculo que concibe con su compañía Nuevos Ayres Musicales. Esta versión de El fantasma de la Opera, de Gastón Leroux, le permite “reinterpretar al autor mucho más, y eso es maravilloso”.

 Por Paula Sabatés

Juan Rodó ha protagonizado varios de los espectáculos musicales más recordados de la cartelera porteña. Fue Quasimodo, Jack el Destripador, Dorian Gray, el Conde Drácula y hasta el mismísimo Jesús, entre otros personajes. A todos ellos los interpretó bajo el mando de grandes directores y enmarcados en grandes producciones. Pero, en paralelo, el músico y actor tenía un sueño: crear su propia compañía de comedia musical independiente, con la cual pudiera poner en escena las obras que él quería hacer. “Tenía algunos títulos en mente, sobre todo musicales de culto y algunas obras que no son las más comerciales ni las más conocidas por el público pero que son de un nivel artístico impresionante. Quería hacer algo que llamara mucho la atención”, cuenta a Página/12 el artista, que se animó a concretar el proyecto y el pasado agosto lanzó Nuevos Ayres Musicales, su flamante grupo. Su primera apuesta fue Phantom, el musical, una versión de El fantasma de la Opera, de Gastón Leroux.

Con libro de Arthur Kopit y letra y música de Maury Yeston, se trata de una relectura del clásico muy distinta a la del musical de Andrew Lloyd Webber que también está basado en ese mito. “Phantom es muy distinto al famoso musical de Webber. Propone una historia con una cara diferente y plantea un personaje mucho más humanizado. Me emocionó poner en escena una historia tan popular contada bajo una óptica tan desconocida”, afirma Rodó sobre el trabajo que acaba de reestrenar en el Teatro del Globo por sólo catorce funciones.

Protagonizada por el mismo Rodó, que además se desempeña como director musical, la pieza cuenta la historia de Erik, un hombre que oculta bajo una máscara una deformidad en su rostro. En las catacumbas de París, donde vive, conoce a Christine Daaé, una bella cantante que le ofrece ayuda para conseguir un trabajo en la ópera. Este último papel es interpretado por Eluney Zalazar, que junto con el músico encabeza un elenco de veinticinco artistas, entre músicos y actores. Con dirección general de Sergio Lombardo y coreografía de Alejandro Ibarra, la puesta se destaca por sus proyecciones y mapping, técnica que permite proyectar imágenes de alta definición sobre las paredes mediante la utilización de proyectores. “Queríamos hacer algo original. Ya el musical en sí lo es, porque la música combina opereta y jazz y los libros son sublimes. Así que intentamos armar una puesta que fuera de la mano con la calidad de la obra”, resume el tenor.

–Siempre trabajó con productores. ¿Qué ventajas y desventajas le encuentra a tener su propia compañía?

–Es un doble trabajo porque implica mucho esfuerzo pero a la vez es magnífico porque encarás un proyecto y el público te sigue y te acompaña por respeto y afecto. Además es muy gratificante el hecho de poder brindar una oportunidad laboral. Si bien siempre hay cuatro o cinco obras de comedia musical en cartel, muchos de los artistas preparados para el género se quedan afuera del mercado porque no hay lugar para todos. Y entonces está bueno abrir un espacio para que más personas puedan mostrar su arte.

–En este espectáculo también tiene la responsabilidad de ser el director musical, cuando generalmente sólo trabaja arriba del escenario. ¿Cómo se lleva con ese rol?

–Muy bien, porque me doy el gusto de ejecutar mi doble faceta de músico y actor. Prácticamente mi formación académica es como director y pianista, que es un rol que me encanta, pero pocas veces lo desempeño en las obras, porque siempre Angel (Mahler) o alguien más se encargaba de eso. Ahora, desde este lugar, siento que puedo meterme en la obra, involucrarme con las otras voces, más allá de con la mía, y poder edificar arquitectónicamente el espectáculo, darle los matices y las características que creo que necesita. Es un rol que me permite reinterpretar al autor mucho más, y eso es maravilloso.

–Nuevos Ayres Musicales es una compañía independiente, pero la puesta en escena posee un gran despliegue de producción. ¿Intenta dar el mensaje de que no hace falta mucho dinero para armar algo de calidad?

–Sí, porque verdaderamente en este proyecto no hay mucha plata sino mucha gente que ha puesto de lo suyo para que sea como es. Tenemos proyecciones y mapping, lo que le da a la puesta algo cinematográfico, también más de cien cambios de vestuario, una música increíble y veinticinco intérpretes con mucho talento. Intentamos hacer un aporte estético y darle un sello con lo que teníamos. Y el público no piensa que es una puesta pobre sino algo muy producido. Porque la calidad se la da el talento.

–¿Qué lugar ocupa este espectáculo en su carrera?

–Es uno de los mejores trabajos que he hecho. Siento que es una evolución en mi carrera, que estoy encarando un papel que me permite mostrarme como cantante y como actor, porque tiene mucho texto hablado. Y me parece que es una obra de un nivel tan alto, que puedo decir que estoy tocando el cielo con las manos.

–Como flamante productor, ¿cómo ve al mercado y la actualidad del teatro musical en Buenos Aires?

–Veo que siempre hay apuestas de obras y eso está bueno. Sigue siendo difícil lograr que el público sea masivo, porque se trata de un género que aún lucha por salir de un sector más elitista. La idea es justamente cambiar eso y me parece que estamos en ese camino. Mantener la cartelera con estrenos musicales durante todo el año es importante y creo que incentiva al público. Por eso, en nuestro caso, también apostamos a la temporada de verano. Por otro lado, celebro que el hecho de que haya musicales de afuera no impida que también haya producción nacional. Está bueno que convivan ambas expresiones y que no sea una lucha, porque el arte es universal, sin importar quién y cómo lo se lo cuente.

* Phantom, el musical se puede ver viernes y sábados a las 21 en el Teatro del Globo, Marcelo T. de Alvear 1155.

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Rodó presenta su espectáculo en el Teatro del Globo. Serán en total catorce funciones.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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