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Lunes, 8 de agosto de 2016

TEATRO › FRANCISCO LUMERMAN DIRIGE EL AMOR ES UN BIEN Y NO DARé HIJOS, DARé VERSOS

“Al final uno siempre cuenta historias”

Son dos piezas muy diferentes entre sí. Una es una versión libre de Tío Vania, de Chéjov. No daré hijos..., en tanto, trata sobre la muerte de la poeta uruguaya Delmira Agustini. Lo más interesante para el director es darles tiempo a las obras, para que “crezcan y maduren”.

 Por María Daniela Yaccar

Francisco Lumerman dirige dos obras bien distintas entre sí. El amor es un bien es un trabajo “híper íntimo”, una versión libre de Tío Vania, de Chéjov, con ya más de un año de funciones a cuestas, en la sala Moscú. Por otro lado, Lumerman también dirige No daré hijos, daré versos, obra que formó parte de la segunda edición del festival de dramaturgia Europa + América. Es de Marianella Morena y trata sobre la muerte de la poeta uruguaya Delmira Agustini, asesinada por su ex marido, Enrique Job Reyes, quien luego se suicidó. “Es una experiencia diametralmente opuesta, con un registro de actuación muy alto. Yo nunca había dirigido un texto que no fuera mío”, cuenta el director, quien además actúa en televisión en El marginal.

Lumerman recibe a Página/12 en Moscú Teatro, pequeña sala con capacidad para 40 espectadores, que inauguró a mediados del año pasado junto a Lisandro Penelas. En este espacio ubicado en Villa Crespo –un viejo depósito donde se guardaban máquinas de revelado de un local de fotos– la dupla creativa solía ofrecer talleres. Después, cumplió el sueño de la sala propia. “Está buenísimo, superó ampliamente mis expectativas. Es lindo tener un espacio para crear con libertad. Aunque hay que remar otras cosas, como mantener el espacio, los trámites, los gastos… obviamente no da ganancia, pero que llegue a cubrir es una cosa que hay que entrenar”, dice el actor. Lo más interesante para él es la posibilidad de darles tiempo a las obras, para que “crezcan y maduren” entre quienes participan. “Acá un espectáculo puede durar todo lo que queramos, siempre que el público acompañe”, celebra.

Claro que es por Chéjov y por la utopía de Las tres hermanas que la sala se llama así. Y con El amor es un bien, un Tío Vania contemporáneo, la sala Moscú abrió sus puertas el año pasado. Se la puede ver los sábados a las 20.30 y los domingos a las 18 en Camargo 506. “Me siento muy reconocido en este autor. Cuando lo leo, siento que entiendo algo que va más allá de lo intelectual. Me reconozco, me hace espejo. Da en la tecla de la contradicción de existir. Los personajes de sus obras saben que podrían hacer otra cosa y no la hacen, eso me parece muy poderoso”, explica Lumerman sobre su fascinación por el dramaturgo ruso. “Tienen la capacidad de reflexionar sobre su inacción. Eso lo hace más complicado y conmovedor. Chéjov tiene una mirada piadosa sobre la humanidad. No se pone fuera de eso”, concluye.

En esta versión de Tío Vania, Sonia (Rosario Varela) y su tío Iván (José Escobar) atienden un hostel en Carmen de Patagones, donde también viven. Sólo hay un huésped: Pablo (Diego Faturos), que es médico. Un día llegan Alejandro (Jorge Fernández), padre de Sonia, y su joven y atractiva mujer, Elena (Manuela Amosa), y los vínculos y las vidas se complican. La escenografía de El amor es un bien se caracteriza por la austeridad, con el fin de que las actuaciones estén en primer plano. Lo cierto es que el elenco consigue tocar una fibra: muchos espectadores terminan llorando o al borde de las lágrimas. Al director le gusta pensar a la obra como una “montaña rusa” que atraviesa diferentes estados emocionales, porque también tiene sus momentos de humor.

Lumerman revela que le costó bastante la escritura, que arrancó cinco veces, que al principio se esforzaba por darle un tono más político, porque estaba más acostumbrado a ello. Y que el texto terminó de brotar, en la quinta oportunidad, cuando ganó el amor. Que es la búsqueda de la mayoría de los personajes de El amor es un bien (el título está tomado del Cuaderno de notas de Chéjov): amar a otro. “En la obra hay dos miradas del mundo, en relación con lo político. Y ése fue el motor para escribir esta versión. Lo relacionado al amor fue mucho más inconsciente y terminó armando otra cosa. En mi germen inicial, la obra era más política. El padre le decía a Sofía que dejara de militar… Confié en que la obra sea más inteligente que yo y en que el teatro puede ser político sin necesidad de tematizar”, detalla el autor, que escribió sin volver a leer el clásico, tratando de crear a partir de sensaciones más que apuntando a la fidelidad respecto del original.

La otra propuesta de Lumerman, No daré hijos, daré versos, se puede ver en Timbre 4 (lunes a las 21 en Boedo 640). Se trata de una obra de la dramaturga uruguaya Marianella Morena, que dirigió en el marco del festival de dramaturgia América + Europa y continúa en cartel. “Es un texto que a priori me interesó. Sentí empatía en cuanto lo leí. No tanto desde lo argumental, porque es sobre la vida de una poetisa que no conocía. Una poetisa increíble: ahora que la conocí digo que vale la pena leerla. Lo que más me atrajo es el planteo del texto. Son tres juegos de teatro para narrar la vida o el desenlace de su vida”, comenta Lumerman.

En No daré hijos… actúan Jorge Castaño, Diego Faturos, Malena Figo, Iride Mockert, Germán Rodríguez y Rosario Varela. “La obra propone tres registros de actuación. Como director, lo que más me gusta es trabajar con los actores, explorar registros”, resalta Lumerman. También, este espectáculo le permitió la experiencia de dirigir un texto ajeno, cosa que nunca había hecho. “Al final, uno siempre cuenta historias. Yo tenía que volverme invisible para que todo eso que estaba en el texto, la subjetividad de la autora, apareciera, y simplemente yo levantara ese edificio, para que se volviera carne.”

Lumerman despliega su faceta de actor en El marginal, serie de Underground que se emite en la TV Pública. Hace poco se lo pudo ver en escena en Mozart en Moscú vía Buenos Aires, un espectáculo lírico teatral que recorría la vida del compositor, del que participaron, actuando y en la realización de la escenografía y el vestuario, jóvenes recicladores agrupados en cooperativas. Mozart… viajará a Suiza el año que viene. En octubre, Lumerman participará de un ciclo en el Cervantes con la temática del Bicentenario, con una obra de su autoría.

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Lumerman, además de dirigir, actúa en televisión en El marginal.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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