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Lunes, 11 de junio de 2007

TEATRO › RUBEN SZUCHMACHER HABLA DE LA “SEMANA LAGARCE” QUE COMIENZA HOY

“Conocer otras dramaturgias siempre facilita el diálogo”

Hasta el domingo 17, cinco salas de la ciudad servirán de escenario para descubrir al autor francés Jean-Luc Lagarce, prematuramente fallecido en 1995, pero que dejó una sólida obra.

 Por Hilda Cabrera

El nombre se instaló rápido cuando la sala Del Otro Lado cambió su nombre y pasó a llamarse Elkafka. Era natural para su director –que se había destacado componiendo a Schmar en Un fratricidio– y adecuado a un espacio cultural que se imponía y es hoy centro de coproducción de la Semana Lagarce, evento que comienza esta noche a las 20, concluye el domingo 17 y ocupa no sólo esta sala fundada por el actor, director y dramaturgista Rubén Szuchmacher, sino otras cuatro de la ciudad. El programa está dedicado a la obra del autor francés Jean-Luc Lagarce, que falleció en setiembre de 1995, a los 38 años, dejando numerosas piezas de teatro hoy revalorizadas (entre otras También Cartago y Vagos recuerdos del año de la peste), relatos, un libreto de ópera (Quijote), un guión de cine (Regreso al otoño) y varios artículos, publicados algunos bajo el título Del lujo y de la impotencia. La Semana Lagarce se desarrolla en simultáneo con otras organizadas en ciudades europeas y americanas. El curador local es Szuchmacher, director, entre otras piezas, de Galileo Galilei, Decadencia, Las Troyanas, El siglo de oro del peronismo y Muerte de un viajante. Las obras de Lagarce se verán en formato semimontado, en tanto que en la Alianza Francesa se ofrecerá un work-shop a cargo de Mireille Herbstmeyer y una conferencia del crítico Jean-Pierre Thibaudat. Las actividades incluyen proyección de videos y presentación de libros. Entre los artistas de esta muestra (que ha recibido apoyo institucional de Francia y Argentina) se encuentran Marilú Marini y Alfredo Arias (argentinos residentes en Francia); Enrique Pinti, Daniel Fanego, Graciela Araujo, Valentina Bassi, Luciano Suardi, Cristian Drut, el mismo Szuchmacher, Lorena Vega y Laurent Berger.

–¿A qué se debe este homenaje internacional?

–Lagarce hubiera cumplido este año los 50 de su nacimiento, y eso es lo que se recuerda. Su muerte fue opacada por la de Bernard-Marie Koltès (el autor de Roberto Zu-cco), que falleció en 1989. Los dos habían enfermado de sida, pero –a diferencia de Koltès– Lagarce no logró reconocimiento en vida. Recién después de muerto se convirtió en uno de los autores más representados en Francia. Trabajé sobre un texto suyo en el 2005, en la Feria del Libro. Es un autor traducido en otros países latinoamericanos, pero no en la Argentina. Acá no se traduce mucho: una autora como Sarah Kane (4:48 Psicosis y Crave) se estrenó el año pasado, mientras que en Bolivia la conocen desde hace cuatro.

–¿Cuál es la razón?

–Hay mucha producción propia, y comprar obras sale caro. Es una lástima, porque entenderíamos mejor qué es “nueva dramaturgia”, un movimiento que no se dio sólo acá. Con esto no quiero decir que los argentinos copien (o fotocopien), sino que muchas de las estructuras que se usan, abusando, son creaciones externas: la combinación de materiales teatrales y narrativos, por ejemplo, y la utilización de manuales. La obra que dirijo en la Semana Lagarce proviene de un manual (Las reglas de la urbanidad en la sociedad moderna). Conocer la nueva dramaturgia de los otros países facilita el diálogo.

–¿Habrá sorpresas?

–No, pero se descubrirán puntos de contacto. Las reglas... no es nueva: fue escrita en 1994, cuando estrené Música rota, de Daniel Veronese, en el C.C. Rojas. El público va a encontrar a un autor sólido, muy formado, que tiene más de una idea por obra.

–¿Por qué el formato semimontado?

–El presupuesto no daba para más. Aun así, el programa argentino superó todas las expectativas: es el más completo. Estrenamos cinco obras, organizamos talleres y muchas otras actividades. Una de las obras es un invento mío: tomé varios textos no teatrales de Lagarce, reunidos en Del lujo y de la impotencia, y armé con Lorena Vega un Cabaret.

–¿Por un deseo de unidad?

–No, porque el propósito es que cada director tenga la libertad suficiente para dejar que cada obra hable por sí misma. Por eso convoqué a directores que conozco, como Lorena Vega y Cristian Drut; sabía también del interés de Alfredo Arias y Laurent Berger. En cuanto a fechas, las teníamos ya desde octubre del año pasado y aprovechamos el viaje de Marilú Marini y Arias. Ellos presentan Music Hall y harán una temporada con Incrustaciones (de Chantal Thomas), en el Teatro San Martín. Music Hall se estrena en el Maipo, lo que demuestra que las obras de Lagarce pueden verse en salas del circuito comercial y el independiente porque es un muy buen autor.

–¿La idea es entonces no compartimentar?

–Salvo que haya una diferencia ideológica muy fuerte. Creo que esto de las mezclas es un buen mensaje para la comunidad teatral. Aunque, en realidad, ese fenómeno ya está instalado: el teatro comercial viene ofreciendo obras más intensas y el independiente juega con lo frívolo. Por eso no descartamos proyectos como éste para el año próximo. Dependerá de los sponsors que se consigan. Para nosotros ha sido muy importante la colaboración de la Fundación Szterenfeld en la Semana Lagarce, porque es una entidad privada. Pero no recibimos todo de los franceses, también nosotros tuvimos que conseguir fondos.

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“Las obras de Lagarce pueden verse en el circuito comercial y en el independiente. Es un buen mensaje para la comunidad teatral.”
 
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