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Viernes, 14 de septiembre de 2007

TEATRO › JEAN–JACQUES LEMETRE Y SU MUSICA CREADA PARA “LES EPHEMERES”

Génesis de un vigoroso marco sonoro

 Por Hilda Cabrera

“Soy mitad bretón y mitad gitano; viajero del mar y trotamundos. Nací en Francia, pero mi madre –que no sabía bien el francés– me inscribió en una escuela de música y marcó mi vida”, bromea Jean–Jacques Lemêtre, uno de los artistas que se destaca en el Festival Internacional de Buenos Aires. Es el coordinador y autor del vigoroso marco sonoro y musical que acompaña las veintinueve escenificaciones diferentes que integran Les Éphémères, espectáculo del Théâtre du Soleil que dirige Ariane Mnouchkine. Ejecutante y compositor premiado, docente y luthier, Lemêtre es un apasionado del teatro, razón por la cual –dice– puede componer música para la escena. Lo hizo también para el cine, en películas tan diversas como Terror caníbal (España–Francia, 1981) y Lumière y Compañía (Francia, 1995), documental en el que cuarenta prestigiosos directores de varios países rodaron su propia película Lumière con una de estas primeras y codiciadas cámaras. En teatro, Lemêtre parte de improvisaciones sonoras y del cuerpo y de la voz de los actores y actrices: “Ellos me guían; son mis directores de orquesta”, sostiene, en diálogo con Página/12. Entiende que un primer paso fundamental es la exacta elección de instrumentos: “Busco los que mejor se relacionen con el espectáculo, y me esfuerzo en no repetirme, porque el elenco me descubre rápido y me lo reprocha. Hago lo imposible para no copiarme”.

“La selección depende de los sentimientos en juego, de la edad del personaje. Utilizo música oriental, del Renacimiento, el Barroco y música danesa contemporánea”, apunta. Durante el trabajo compartido con los intérpretes, imagina paisajes, el de una noche estrellada por ejemplo. Entonces –confiesa– “la música aparece”. Para Les Éphémères grabó cincuenta y seis horas de música. En la etapa siguiente, en la de selección, escuchó y observó atentamente a los actores y actrices y llegó a una conclusión que él sabe que no es novedad, que “los humanos somos extraños y complejos”. Lemêtre se acercó a la música tocando rock y jazz; más tarde integró orquestas sinfónicas. Su deseo no era ser concertista, y eso se reflejaba en sus gustos, en la alternancia de los estudios tradicionales con otros ajenos a lo institucional europeo, como la música gitana: “Trabajé bastante con el director y compositor francés Pierre Boulez y grabé sobre estilos musicales de la Edad Media y el período barroco, pero lo gitano ha estado siempre muy arraigado en mí”. Descubrió que los instrumentos construidos con materiales plásticos no funcionan con la voz humana: “En lugar de acompañar una escena, la transforman en otra cosa que suena a falso”. Su destreza de ejecutante de los instrumentos más diversos no le otorga –dice– título de inventor. Lo cierto es que atesora 2800 instrumentos, de los cuales 700 fueron modificados o reciclados por él y utilizados en los espectáculos del Soleil, donde trabaja desde 1979. Cree que en este arte de la transformación y ejecución lo beneficia el hecho de ser ambidiestro y de no necesitar las partituras características de cada instrumento para reinventar y componer. Habilidades que debe tal vez a su fascinación por el folk tradicional y moderno de diversos países y a sus tempranas escapadas de la escuela para tocar el acordeón.

* Workshops: Opción A: lunes 17 y martes 18. Opción B: miércoles 19 y jueves 20. De 18 a 21. Informes: 0–800–222–832876 (de 10 a 22).

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Las melodías se nutren de los instrumentos más diversos.
 
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