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Sábado, 5 de noviembre de 2005

TEATRO › COMIENZA EL TERCER ENCUENTRO DE TEATRO CALLEJERO

“La calle agiganta al actor”

Hoy y el martes habrá anticipos, con un grupo boliviano y con una artista sueca. El próximo miércoles 9 comenzará el encuentro propiamente dicho, con un desfile de participantes.

 Por Hilda Cabrera

“Estamos entre los cabezaduras, entre los que resisten.” Esa puede ser una carta de presentación de Héctor Alvarellos, director desde hace quince años del Grupo La Runfla y actor y fundador de compañías desde mucho antes. Su equipo es el que cada dos años coordina el Encuentro Nacional de Grupos de Teatro Callejero, ahora en su tercera edición. La inauguración está prevista para el miércoles 9, con un desfile que partirá de las calles Candelaria y Rivadavia para concentrarse en el antiguo Tambo del Parque Avellaneda. En ese predio funciona el Complejo Cultural Chacra de los Remedios (en Directorio y Lacarra), donde se ofrecerán obras y dictarán seminarios. El encuentro –que finalizará el domingo 13– cuenta esta vez con dos anticipos: hoy, el Teatro de los Andes, de Bolivia, creado por el argentino César Brie, presentará Otra vez Marcelo (en función a la gorra), y el martes 8, la artista sueca Nina Noren dirigirá un primer taller sobre los cuatro elementos –Tierra, Agua, Fuego y Aire– y su anclaje en el cuerpo.
En diálogo con Página/12, Alvarellos, también docente, y el actor Javier Giménez (de La Runfla) distinguen entre grupos “profesionales”, comunitarios (que expresan las inquietudes de los vecinos) y los dedicados a problemáticas puntuales, como rescatar chicos de la calle. Ejemplo de esto son Los Enviados del Momo, de Mendoza. Otros, los del Serpaj (Servicio Paz y Justicia), que subrayan el tema de derechos humanos, y Calandracas, conducido por Ricardo Talento, que apuntan a la salud, entre muchos otros asuntos. En Parque Avellaneda se estrenó el sábado 29 la primera producción del curso de formación del actor para espacios abiertos de la Escuela de Arte Dramático de la Ciudad, un logro para Alvarellos, quien propició la materia. El título es Roja la muerte, versión del relato La máscara de la muerte roja, de Edgar Allan Poe. El propósito es generar actores de teatro de calle y para ello “suman fuerza” los actores Javier Giménez, Daniel Conte y Pablo Roitzeid (del grupo Mixtratos). En cuanto a la muestra, se proyectarán los videos Teatro callejero, arte sin techo; Royal de Luxe y Mano Negra (sobre un desfile del grupo francés realizado en la avenida 9 de Julio en octubre de 1992) y Caravana MIR (paz y comunidad), experiencia de teatro itinerante ruso.
–¿Lograron grupos estables en el trabajo que coordinan con Adolfo Pérez Esquivel?
Héctor Alvarellos: –Sí. Y sobre la idea de que el trabajo, concepto tan deteriorado, es un medio de producción. Se enseña carpintería, huerta, música, y nosotros nos ocupamos de teatro. Insistimos en el teatro como herramienta no bastardeada para lograr un fin. Por eso el objetivo es presentar un buen espectáculo.
–¿Cuáles son los temas urgentes para La Runfla?
H. A.: –En varias obras nos hemos abocado a la problemática del poder. El público lo pudo apreciar en Por poder pesa poder, El gran funeral y ¡Ay, Bufón! Nadie está exento de la fiebre, versión de Rey Lear, de William Shakespeare, que mostramos en Parque Avellaneda y en la Terraza del Centro Cultural Recoleta. En este momento estamos reelaborando un espectáculo mítico sobre la historia del Parque, y comenzamos un trabajo con un grupo aymará, Sueño de gigante. En este cruce de culturas diferentes interviene el poder. Es algo recurrente. En ¡Ay, Bufón!... iniciamos además una investigación sobre el movimiento, sobre el actor artesano. Javier componía ahí a Rey Lear y Edmundo con una estética propia.
–Ese era un trabajo que le exigía metamorfosearse.
Javier Giménez: –Debía tomar en detalle, y limpiamente, las acciones de los animales y hacer después el pasaje al personaje. Para Rey Lear observé los movimientos del oso y el del puma para componer a Edmundo. Esto representó un desafío: transformar mi cuerpo y ser otro en cada personaje. La complejidad de este trabajo estriba en superar el propio gesto para poder aplicar correctamente la acción y el carácter del animal elegido.
H. A.: –Esto se confunde a veces con realismo. Si bien la consigna era seguir los gestos del animal partiendo de la idea de que el hombre sigue siendo en sus acciones lo que era originariamente, se estaba construyendo una estética particular. Este trabajo, tan elaborado, no tiene prensa. Lo admito. Lo interesante es que el público no pueda reconocer al actor que está detrás de esos personajes.
–¿Qué diferencia a los grupos extranjeros de los locales?
H. A.: –De Suecia viene Nina Noren, continuando con su investigación sobre los elementos básicos del universo y su relación con el cuerpo humano, y de España, el Grupo D’Aigua, de Barcelona, que construirá un espectáculo con los artistas del encuentro y los vecinos, coordinado por Berta Tarragó y Cristina Rodríguez. Los grupos europeos han construido una estética muy sólida, como el teatro de Eugenio Barba y el Núcleo, de Ferrara. Nosotros contamos nuestras historias desde otro lugar, porque es cierto que en el teatro está todo hecho, pero no dicho.
–¿Cuesta sobrevivir?
H. A.: –Y mantener la coherencia. El nuestro no es un teatro elitista: todos ven al actor que saluda pasada la función con la ropa que utilizó en la obra. El teatro callejero desmitifica al actor, pero también lo agiganta, porque lo muestra en estado puro.
J. G.: –La experiencia tan cercana al público es algo único. No existe otra forma de abordar el espacio que no provenga de la pasión y el entusiasmo del actor.

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Héctor Alvarellos y Javier Giménez son parte de La Runfla, que coordina el encuentro.
 
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