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Domingo, 20 de diciembre de 2009

CULTURA › ESTRELLA DEL ORIENTE SIGUE EN LA BUSQUEDA DEL SENTIDO DEL ARTE

El tiempo y las vanguardias

Juan Carlos Capurro, Tata Cedrón, Marcelo Céspedes, Pedro Roth y Daniel Santoro se plantean si es posible que los hombres hagan un pasaje para convertirse en obras de arte y para tal fin no escatiman el cuerpo... ni las cabelleras.

 Por Facundo Gari

“No tenemos una posición sobre cómo debe ser el arte”, dicen los miembros de Estrella del Oriente.
Imagen: Leandro Teysseire

Si hace unos meses usted fue uno de los pocos testigos de la aplicada marcha de cinco hombres con pelucas verdes, rosadas y amarillas sobre calle Viamonte, habrá pensado que se trataba de una despedida de soltero o algo por el estilo. Nada que ver. Lo que hicieron Juan Carlos Capurro, Tata Cedrón, Marcelo Céspedes, Pedro Roth y Daniel Santoro, miembros del Círculo Social Artístico Deportivo y Cultural Estrella del Oriente, fue verificar en carne propia aquello expuesto hace casi seis meses en el Centro Cultural Recoleta. En ese sitio se congregaron nuevamente el jueves pasado para continuar con el debate sobre si es posible hacer de hombres obras de arte y, en definitiva, qué es el arte.

Como en cada cita que la agrupación armó desde su origen, la excusa fue la presentación de un nuevo ejemplar de la publicación de Estrella del Oriente, en esta oportunidad el cuarto número (que puede descargarse e imprimirse desde www.estrelladelo riente.com), pero el tiempo estuvo destinado a la proyección de dos audiovisuales: primero, un segmento de lo que será el documental La ballena, que será realizado por la productora Cine Ojo y retratará el paso a paso que Estrella de Oriente realizó hasta cumplir (o tal vez no, habrá que verlo) con su proyecto: construir un gigantesco crucero de titanio con forma de ballena, el Estramadhi, en el cual los migrantes –es decir, aquellas personas interesadas en realizar el pasaje de ser humano a objeto de arte– recorrerán los océanos mientras cumplen una serie de “rituales ligados a la alquimia”, como el “baño iniciático” en una enorme réplica de mingitorio de Duchamp ubicada en la superficie del barco.

Cuando el adelanto arranca, se puede ver a Roth, Santoro, Capurro y Nano Herrera –periodista de jazz fallecido en abril, miembro fundador de Estrella del Oriente– sentados a la mesa de un café porteño, divagando sobre algunas inquietudes vinculadas con lo que usualmente se concibe como arte y sobre cómo podrían intervenir en la cuestión. En ese trajín, Capurro lee un recorte de periódico sobre una convocatoria para nuevos proyectos de plástica de la Fundación Marcelino Botín, institución española de promoción artística. A partir de ahí, los cortes de escena irán de la mesa del café a los hilarantes intentos de Roth y Céspedes por comunicarse telefónicamente con Begoña Guerrica, la responsable del área de arte de la Fundación Botín. El final: el himno de la agrupación, una milonga interpretada por Cedrón y cuya letra corresponde al poema “Lejos”, de Federico Peralta Ramos.

Al finalizar el corto, Capurro dedicó unas sentidas palabras a Herrera. “Fue un hombre extraordinario, un poeta involuntario”, arrancó. Y prosiguió con una anécdota de esa misma tarde en la que filmaron lo que se había visto hacía instantes: “Sentados en esa misma mesa, él nos ilustraba sobre cuestiones insólitas. Una vez nos preguntó: ‘¿Ustedes saben de dónde viene la palabra arbolito?’ Le contestamos que así se llama a los que venden dólares en la calle. ‘La etimología no es por eso. Es porque cuando se inauguró el Hipódromo de Palermo, los árboles que había eran pequeños. En ellos se instalaban, para disimular su presencia, los que levantaban juego clandestino’. Esos aportes de poesía automática nutrieron nuestro proyecto”, celebró el artista.

En segundo término se presentó la fotonovela Cómo el CAYC nos cambió la cabeza. Fotonovela para adultos del mundo del arte, que será parte de La ballena, pero que también “tiene vida propia”, según enfatizó Santoro. “La fotonovela es una parte de la película, pero es también un corto en sí misma. Lo que intentamos es, a través de esta remembranza del CAYC, demostrar la posibilidad de experimentar la conversión en obra de arte, como una experiencia previa a la más vasta que será la epopeya de la ballena”, explicó al artista plástico frente a unos cuarenta concurrentes. El CAYC (Centro de Arte y Comunicación) fue durante los ’80 el corazón porteño de la vanguardia cultural, y Estrella del Oriente no encontró un lugar más apto para probar su hipótesis del pasaje.

De hecho, lo fue: el quinteto dio con el sitio indicado. Al ingresar, comenzaron las indagaciones frente a los espejos y sillones que poblaban la otrora sala del CAYC. “Sin duda se trata de una instalación”, confía Santoro, pero aun así, los cofrades echaron un vistazo a sus libros de referencia: “Debemos asumir esto como un desafío guattaro-delleuziano”, tiró Cedrón. Los minutos pasaron hasta que fueron atendidos por Dickie, el “operador de la instalación”, que les colocó unas toallas en la cabeza. Al rato, cuando se corrieron los velos, los cinco hombres ostentaban cabelleras de rimbombantes colores y texturas. “La revolución conceptual ha demostrado su carácter permanente. Una epifanía del arte en acción invade al colectivo artístico. Warhol y Duchamps sobrevuelan sus cabelleras”, se leía en la placa, y luego los extraños de pelo largo salieron de la peluquería de Viamonte. ¡Una pinturita!

Saliendo por la adyacente, Santoro es el que explica el poster que regalarán al concluir la exposición: “El tema del corto se llama ‘Curator’, un nombre genérico que alude a un personaje de los ’70, a una fotonovela erótica para adultos. Esperamos que ‘Curator’ llegue para quedarse”, reza, no sin reconocer la fricción entre “parodia y realidad” que caracteriza tanto a los audiovisuales expuestos como al discurso de Estrella del Oriente. “Jugamos con esos límites, veremos hasta dónde podemos llegar”. Capurro intercede: “No tenemos una posición sobre cómo debe ser el arte. Por lo tanto, nuestra cordial parodia del CAYC tiene que ver con una entidad que ha tenido una historia, como puede ser la del Di Tela, y es una forma de encontrar otra vuelta en este pantano en el que se ha metido el Arte”. Pero es Santoro el que cierra: “En este punto, surge la acción del tiempo sobre las instituciones. Hace veinte años, lo que no pasaba por el CAYC no tenía visibilidad en el mundo del arte, y ahora está totalmente olvidado. ¿Qué paso con la acción del tiempo sobre esa vanguardia? ¿Qué pasará dentro de unos años con el Malba u otras instituciones fuertemente instaladas? ¿Qué es eso tan lábil que hace desaparecer?”. Estrella del Oriente lucha contra el mal.

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