Sábado, 7 de agosto de 2010 | Hoy
CULTURA › EL CULEBRóN TIMBAL Y UNA INTENSA CEREMONIA EN EL BAUEN
El Catanga Breka Fest que presentan hoy en el hotel recuperado es un auténtico festín de imagen, cabaret y música, pero también una iniciativa que busca llamar la atención sobre la aplicación de una ley de puntos de cultura presentada en el Congreso.
Por Facundo García
El grupo de arte comunitario Culebrón Timbal volverá a la carga esta noche. El Catanga Breka Fest –un concierto barroco de rock, varieté, cumbia, comic y murga cosechados en pleno Conurbano Bonaerense– se presentará cuando den las doce en el auditorio del Hotel Bauen (Callao 360). Un clima cabaretero será el ámbito propicio para convocar espíritus populares y servir un guiso de honor en un show que destinará todo lo recaudado a un fondo de apoyo a los centros culturales de barrio. Y parece que hay que ir dispuesto a todo, porque Eduardo Balán, uno de los fundadores del proyecto, avisa que “se trata del espectáculo más políticamente incorrecto” que han hecho hasta ahora.
La que les faltaba. Desde 1996, el colectivo con base en la localidad de Cuartel V de Moreno avanza a toda máquina. Eso no implica que no haya volantazos. Descoloca un poco, de hecho, que la primera palabra en salir durante la entrevista sea “erotismo”. “Buscamos erotismo, sí. Necesitábamos tocar límites –arriesga Alexis Fusario mientras pela una notebook llena de fotos raras–. Pasa que hasta la mejor obra artística puede caer en esa monotonía. Contra eso, los bordes. Estoy seguro de que aquellos que nos hayan conocido antes y vengan a vernos van a decir ‘¿y a estos pibes qué carajo les pasó?’”.
Para comprender lo que significa Catanga Breka Fest hay que ir por partes. “Catanga”, en una de las tantas historias creadas por el equipo, era el instante en que una logia llamada Hermandad del Culebrón Infinito entraba en éxtasis. “Breka” es “cabaret” en lunfardo. Y “fest” no sólo connota “fiesta”, sino que transmite un tono ochentoso y freak. A propósito del nuevo enfoque, Balán opina que “estaba la necesidad de decir lo nuestro desde otros costados, quizá más oscuros. Animarse a hablar de cosas que están en la cultura de todos los días –el sexo, ponele– y que están siendo utilizadas como recurso de dominación por los que tienen el poder”. “Eso Tinelli lo hace todo el tiempo –interviene Fusario–. Te pone esos cuerpos en bolas y después cuando viene la etapa preelectoral opera a favor de la política que no queremos.”
–Culebrón es una productora, una escuela cultural, una radio, un canal de tele, una banda, un grupo de cine. Es difícil adelantar lo que puede salir de semejante cantera. Describan con qué se van a topar los espectadores...
Eduardo Balán: –Las ideas con contenido más “social” siguen estando. Tenemos un candidato político nefasto metido en un cajón de muerto, un arpón que dispara cambios de época, e imágenes de nuestras caravanas en carroza por la calle. Sin embargo teníamos que juntar eso con la joda y con lugares ocultos de nosotros mismos. ¿Dónde se tocan los vértices? En el cabaret. Por eso armamos una puesta bien cabaretera, un espectáculo de dos horas que quiere transmitir desde ahí una mirada sobre lo que estamos viviendo. La banda toca, y entretanto vamos pasando videos en dos pantallas. Hay teatro, concursos, se sirve un buen guiso y se toma algo. Para rematar, celebraremos con los Doce Monstruos Sexuales del Gran Buenos Aires, que están en altarcitos individuales.
Lo que se pretende es que el público, más que “llevarse un relato” en el sentido clásico del consumo teatral, genere una experiencia de contacto y se confunda con los participantes. A poco de ingresar al auditorio se ven unos letreros que dicen “hacia la Orgía de la Luz”. La asistencia sigue el anzuelo y a lo largo del trayecto –jalonado por un furioso repertorio musical– se encuentra con los mencionados Doce Monstruos. La colección de ídolos paganos está compuesta por estatuitas “tipo umbanda” y, hay que decirlo, da un poco de miedo. Están entre otros Guzmán–Bel, “la garganta trituradora de Camino Negro”; Tijereta Das Bandeiras, una señora capaz de “cortarle el pene erecto a un burro con su vagina”, e incluso Blue Death, el “asesino del semen azul”. El panteón también acoge al travesti Hildo Combo, “el coxis cantor de Villa Elisa”; y al inquietante Trijápido de Bernal. “Para hacerla corta –resume Balán–, es la mitología barrial que podría nacer y desarrollarse en el universo del cabaret.” El hombre se entusiasma tanto que dos por tres se le escapan extraños parlamentos. “En realidad –informa de repente–, la orgía se va a hacer en el estadio Macachín Heredia de José C. Paz en octubre. ¡Treinta mil ciudadanos y ciudadanas estarán copulando al unísono!”
A su lado, Fusario explica la sobrecarga de adrenalina. “Hemos estado dándole vueltas a la idea de que construir negando determinadas temáticas es como pararse sobre una bomba de tiempo. La solución es sobreponerse al miedo y animarse. Pegar algunos banquinazos, a ver si se destaca el camino. De todas maneras, lo transgresor no es estar atreviéndose a mencionar tal o cual tema. Lo que te vuela la cabeza es el espacio vecinal en el que se generan estos debates y el ideal comunitario de producción de arte”, puntualiza.
Más información en www.culebron timbal.com.ar
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