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Domingo, 28 de julio de 2013

CULTURA › HUMEDO & VERTICAL, EL RESCATE DE EDUARDO SANTELLAN

Un ilustrador sin etiquetas

Fue el autor de tapas inolvidables como El valle interior, de Almendra, y Bajo Belgrano, de Spinetta Jade. Pero la circulación de su último libro permite admirar a un artista que supo cultivar infinidad de lenguajes y técnicas, y que se fue demasiado pronto.

 Por Andrés Valenzuela

Algunos artistas hacen un recorrido tan atípico que resulta difícil encasillarlos. Ilustran revistas de rock y producen libros infantiles. Hacen memorables tapas de discos y exploran la sensualidad gráfica en un festival de cine erótico. Dibujan historietas y escriben poemas surrealistas. Generan un lenguaje iconográfico propio para una obra plástica excepcional, pero prefieren juntarse con rockeros a pensar nuevos libros antes que dedicarse al tradicional circuito de galerías. Y a veces, esos artistas se van dejando una gran obra inconclusa y un nombre que no termina de anclarse en ningún género ni disciplina, pero que admira a cuantos lo conocieron. Es el caso de Eduardo Santellán, cuya figura empieza a emerger tras su muerte en agosto de 2011 y la puesta en circulación de su último libro, Húmedo & Vertical, publicado por Ediciones La máquina de coser paisajes.

El bajo perfil que llevaba Santellán quizá conspira para asociar su obra a su nombre, pero su mano estuvo en la portada de El Valle interior, de Almendra, y de Bajo Belgrano, de Spinetta Jade. Los almendras lo habían conocido en la redacción de la mítica Expreso Imaginario, cuando Eduardo llevó tímidamente unos dibujos para ver qué posibilidades había de publicar. No sólo consiguió un espacio para mostrar su obra en esa publicación sino que impresionó a Luis Alberto, Emilio del Guercio, Edelmiro Molinari y Rodolfo García, que desde entonces prestaron atención a sus pasos y hasta potenciaron algunos de sus proyectos. El camino de Santellán siguió luego por las revistas El Péndulo, Fierro (primera etapa), Motantia, Trix y Skorpio, entre otras, con técnicas diversas, que dominaba con soltura. La tapa de El valle interior es un ejemplo de oficio y amor, hecha con rotring a fuerza de puntos; hay una ilustración del mismo tipo dedicada a “Todas las hojas son del viento”, de Artaud.

El mismo García, ahora en el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi, ex ESMA), abrió el espacio para revalorizar la figura del artista. Allí se realizó hasta hace algunas semanas una muestra dedicada a su obra (Eduardo Santellán: Vida siempre). Una exposición para la cual aportaron textos los integrantes de Almendra, pero también el Indio Solari, junto a nombres importantes del circuito historietístico local, como el guionista Diego Agrimbau o Lautaro Ortiz, jefe de Redacción de la etapa actual de la central revista Fierro.

Del Guercio, por ejemplo, aseguró allí que el homenajeado “dibujaba música” y destacó su “técnica de orfebre, gran sentido del ritmo, manos diestras e imaginación”. Spinetta se refirió a sus dibujos afirmando que “son la luz”, y ya se conoce el peso de la luz, tanto como imagen como concepto en la obra del Flaco. Ortiz, en tanto, describió los trabajos de su amigo como una obra “creada por las manos temblorosas de un pirómano obsesionado” y aplaudió que Santellán dejara el alma en cada emprendimiento. Las palabras del Indio Solari también impresionan: “Recorro con placer su lenguaje, encantado con la belleza de los volúmenes que ocupan los rincones de nuestra mente con un erotismo surreal. Santellán nos convierte, no en turistas de su oficio, sino en peregrinos hacia la imaginación y el silencio desnudo”.

El cierre de la muestra, lejos de ser una ocasión para la nostalgia, sirvió para celebrar la (re)puesta en circulación de Húmedo & Vertical, un libro de textos y dibujos de surrealismo erótico que Santellán había lanzado en diciembre de 2010 y que no llegó a presentar oficialmente. El recorrido por su obra revela no sólo a un dibujante de enorme calidad técnica, sino también a un hombre dueño de una imaginación desbordante y un surrealista genuino y fuera de su tiempo. En Húmedo & Vertical, por ejemplo, se advierte un maremágnum frondoso, vibrante y pulsional de trazos, de texturas y volúmenes que laten. De sus obras expuestas se advierten cruces con la ciencia ficción y el steam punk, pero también recorridos atentos por el mundo que lo rodeaba y la reutilización y descolocación de elementos cotidianos. Ahí están las tapitas de gaseosa inundándolo todo en algunos cuadros y los seres reinventados por sus tintas.

Las imágenes que surgían del dibujo “automático” de Santellán oscilan entre la máquina orgánica y los animales (hay corceles en abundancia, pero también caracoles, peces, pájaros, rostros, tetas y penes), las referencias a sus queridos artistas surrealistas y una dislocación de la imagen de la gaseosa. En Húmedo & Vertical hay cuerpos desnudos que se recorren con dedos largos y delgados, lenguas que se contornean como serpientes, hay mares y cantidad de dibujos que reinventan expresiones, lugares y títulos de canciones. También hay algunos poemas y textos con los que el dibujante reflexionaba en torno de su trabajo (ver Textual).

En la paleta de Santellán quedaron algunas páginas pendientes. Por ejemplo, las que pensaba junto a Luis Alberto Spinetta para el nuevo libro de poemas de éste. Tras Guitarra negra el Flaco acariciaba la idea de un nuevo libro y, según cuenta Matías Santellán, uno de los hijos del ilustrador, el músico le pagaba mensualmente a su padre una suerte de sueldo para que pudiera abocarse a la ilustración de sus versos. La partida de ambos dejó al universo poético y rockero argentino con una maravilla pendiente. Mientras se escriben estas líneas, avanza una campaña para llevar la figura del Flaco a una plancha de estampillas, iniciada por el programa radial Rebeldes, Soñadores y Fugitivos (AM 750), y con un rápido rebote en las redes sociales. Sobre la campaña para llevar la figura de Spinetta. “¿Se imagina una ilustración de su padre en esa plancha?”, consulta Página/12 a Matías. Hombre parco, no es difícil imaginarlo sonreír cuando responde “sería alucinante”.

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Lautrec visita a Arcimboldo (2002), una de las obras de Húmedo & Vertical.
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