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Viernes, 31 de octubre de 2008

OPINION

La TV como compañera de búsqueda

 Por Susana Trimarco *

Estoy muy emocionada y, a la vez, muy triste por el final de Vidas robadas. Mientras estaba al aire esta novela que ha servido para difundir y prevenir este terrible delito que es el tráfico y la trata de personas, basada en una historia real, a mí se me hacía muy difícil seguirla porque me hacía recordar todo lo que yo pasé cuando perdí a Marita. Sólo lo veía cuando me sentía con fuerzas.

Nadie se imagina la perversidad y crueldad que tienen los delincuentes que secuestran a mujeres y niñas para explotarlas sexualmente. La brutalidad con que se manejan los cobardes que forman parte de redes de prostitución es aún mayor a la que mostró el programa. De todas maneras, Vidas robadas ha servido de mucho. Día a día voy caminando por el país llevando mi testimonio, buscando a mi hija y dando charlas sobre la trata de personas, y no hay una persona de las distintas partes de la Argentina que no haya visto la novela y no me haya expresado la forma en que Vidas robadas les abrió los ojos. Por eso agradezco al equipo de técnicos y actores comprometidos con los derechos humanos.

El programa y su repercusión en los medios y en la sociedad me ha ayudado a sentirme menos sola en la búsqueda de Marita. El solo hecho de que finalice me llena de angustia y vacío.

Vidas robadas finalizó, pero mi lucha por encontrar a mi hija y difundir lo que me ha pasado a mí para que ningún padre o madre pase por el horror que yo vivo desde hace años continuará hasta el día en que cierre mis ojos. Ojalá sea con mi hija a mi lado.

* Mamá de Marita Verón, secuestrada por una red de prostitución y cuyo caso sirvió de inspiración de la telenovela.

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