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Viernes, 16 de diciembre de 2005

A LOS 91 AÑOS, MURIO EL ESPAÑOL JULIAN MARIAS

Un académico cristiano y liberal

Fue amigo y discípulo de Ortega y Gasset, estudioso de su obra y de su “razón vital”. Fue también un intelectual liberal, que “miraba la vida” y escribía. Siempre escribía. Publicó más de sesenta libros, algunos de los cuales se convirtieron en una suerte de catecismo entre los sectores liberales y conservadores de habla hispana. El filósofo y escritor español Julián Marías Aguilera murió ayer en su domicilio de Madrid a los 91 años. Los restos del filósofo fueron trasladados a un sanatorio al norte de la ciudad y hoy serán enterrados en el cementerio de La Almudena, uno de los más antiguos de la capital española.
Marías había nacido en Valladolid el 17 de junio de 1914; se trasladó a los 5 años con su familia a Madrid, donde cursó bachillerato y Filosofía y Letras en la Universidad Central; allí se licenció y obtuvo su doctorado. La vida de Marías tuvo un giro decisivo cuando a los 18 años conoció a Ortega y Gasset, a cuya cátedra de metafísica acudió con interés. Su maestro constituyó para él “un modelo de intensidad intelectual, de un rigor de pensamiento, de una belleza de expresión que nos parecía la forma más perfecta que se podía alcanzar”. Con él fundó en 1948 el Instituto de Humanidades de Madrid, del que fue director. Fue su amigo durante 23 años, y a su muerte escribió sobre su obra más de mil páginas. En los primeros años treinta, también tuvo como profesores a Xavier Zubiri, Julián Besteiro, José Gaos y Manuel García Morente. Gran estudioso, además, del escritor Miguel de Unamuno, conoció en 1931, en la Universidad, a la que sería su mujer desde 1941, Dolores Franco Manera, con la que tuvo cuatro hijos. Su esposa falleció en diciembre de 1977.
En 1934 aparecieron sus primeros trabajos en la revista española Cruz y Raya, y entre 1935 y 1936 fue redactor de los “Cuadernos de la Facultad de Filosofía y Letras”. Hizo suya la frase del autor de La rebelión de las masas, para quien “la claridad es la cortesía del filósofo”. En 1941 publicó en Revista de Occidente su primera obra, Historia de la Filosofía, que se reeditaría hasta 45 veces y a la que siguió La Filosofía del padre Gratry, el libro Miguel de Unamuno, varias traducciones de clásicos y una antología, El tema del hombre. A principios de los cincuenta, Marías dio cursos como profesor invitado en universidades de California, Harvard, Yale y Puerto Rico, entre otros centros culturales.
En octubre de 1964 fue elegido miembro de número de la Real Academia Española, para ocupar el sillón “S”, y en 1971 fue elegido correspondiente de la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico. Era además miembro de la Hispanic Society of America de Nueva York; del Institut International de Philosophie y del Council of Scholars de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Le gustaba destacar que la misión de los intelectuales es “ver las cosas y decir lo que ha visto, pase lo que pase” y, con ocasión del Premio Príncipe de Asturias, compartido con el periodista italiano Indro Montanello, expresó su esperanza de que el siglo XXI fuera el renacer de la filosofía. Asociado al ideario liberal, el pensador solía declararse contra el igualitarismo del hombre y la mujer –“no somos iguales”, argüía– y recurriendo a la terminología orteguiana, veía una razón vital masculina y una razón vital femenina, “dos formas de razonar”.
El 15 de junio de 1977 el rey de España lo designó senador. Dos años después fue nombrado miembro del Consejo Internacional Pontificio para la Cultura, creado por el papa Juan Pablo II y en 1989 sus admiradores fundaron la Asociación de Amigos de Julián Marías para estudiar y recordar su palabra y sus enseñanzas. El terrorismo organizado, la droga y la aceptación social del aborto eran las tres “preocupaciones” de las que en los últimos años hablaba el filósofo, que era cristiano y manifestó siempre una exacerbada fe religiosa.
Autor de más de 60 libros, entre ellos cabe citar Historia de la Filosofía (1941), Introducción a la Filosofía, (1947), Nuevos ensayos de Filosofía (1968), La Escolástica en su mundo y en el nuestro, La escolástica en su mundo y en el nuestro, Ortega y la idea de la razón vital o El existencialismo en España. En diciembre de 1988 presentó el primer tomo de sus memorias, Una vida presente, que recoge su vida de 1914 a 1951, y en 1989 las completó con la publicación de otros dos volúmenes.
Durante buena parte de su vida fue objeto de homenajes y distinciones varias. Entre los galardones que recibió sobresalen el Premio Fastenrath, en 1947; el Kennedy, en 1964, y en 1996, el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, junto con el periodista e historiador Indro Montanelli. Marías, que el 16 de diciembre de 1990 ingresó también en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, había sido condecorado con la Insignia francesa de la Orden de las Artes y de las Letras y era doctor “honoris causa” por diversas universidades.

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En los últimos tiempos, a Marías lo preocupaban el terrorismo, la droga y el aborto.
 
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