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Martes, 3 de enero de 2006

FALLECIO EL ESCRITOR PATRICIO LOIZAGA

Poeta, ensayista y erudito, dirigió el Palais de Glace

“El paso de Lóizaga por la vida y la cultura argentinas dejó huellas imborrables”, expresaba ayer José Nun.

“El paso de Patricio Lóizaga por la vida y la cultura argentinas dejó huellas imborrables”, expresó ayer el secretario de Cultura de la Nación, José Nun, a propósito de la muerte de quien desde junio de 2003 era el director del Palais de Glace (Palacio Nacional de las Artes). Lóizaga, quien articuló uno de los pensamientos destacados de la intelectualidad argentina, murió el domingo víctima de una neumonía, a los 51 años.
Poeta, ensayista y profesor universitario, el hombre nacido el 23 de abril de 1954 en Buenos Aires había trabajado las distintas aristas de la cultura con una ductilidad poco común en estos tiempos de especialización restrictiva. Publicó cuatro libros de ensayos, que le otorgaron reconocimiento internacional. Mito y sospecha posmoderna (Lexicus, 1990) y Cándido López, Fragments and Details (New York University, 1993) encabezaron sus investigaciones, donde ya se destacaban los aportes a la comprensión de la identidad nacional. Luego sería el turno de La contradicción argentina (Emecé 1995), donde intentó esclarecer los interrogantes de nuestra personalidad en diálogo con otros intelectuales contemporáneos. En El imperio del cinismo (Emecé, 2000) desenredó los conceptos derivados del auge de “lo posmoderno” en el pensamiento noventista. En contrapunto con las concepciones de esos años, el investigador fue uno de los que advirtió que, si bien en el arte había razones para hablar de posmodernidad, esas condiciones no se repetían en el universo político.
Lóizaga también fue autor de Diccionario de pensadores contemporáneos (Emecé Barcelona, 1996), Victoria Ocampo (Ediciones Lariviére, 2003) y El mural de Buenos Aires. La obra maestra de Guillermo Roux (Fundación Bank Boston, 2005). La poesía también convocó la vocación múltiple de este pensador que se licenció en administración de empresas. Así llegaron Código secreto (Grupo Editor Latinoamericano, 1991), New York y otros poemas (Emecé, 1999) y Losers (Little Library of New York, 2004). Frecuentemente convocado por las universidades de Harvard y Nueva York, Lóizaga fue catedrático de Cultura Contemporánea y Políticas Culturales, y dirigió el Instituto de Políticas Culturales de la Universidad Nacional Tres de Febrero. Desde 1985 publicaba la revista Cultura.
Su dinamismo lo condujo por sendas vinculadas a la administración y la política. Se desempeñó como director general de Asuntos Culturales de la Cancillería Argentina, director académico y luego presidente del Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP). Pero el trabajo diplomático y administrativo no impidió la continuidad de sus intereses estéticos: fue curador de las muestras Tributo a Borges, en el Museo Nacional de Bellas Artes, el Círculo de Bellas Artes de Madrid y la New York University, y Victoria Ocampo. Pasiones y Conflictos, en el C. C. Borges entre diciembre de 2003 y marzo de 2004. La intensidad con la que encaraba la actividad intelectual lo llevó a dar clases como profesor invitado en Harvard y Nueva York, honores a los que se sumaron premios de la Asociación Argentina de Críticos de Arte y de las fundaciones Pettoruti y Konex. También aportó su experiencia al jurado del Premio Nacional de Filosofía y a los concursos de Ensayo del Fondo Nacional de las Artes.
Ayer, poco antes de que sus restos fueran inhumados en el Jardín de Paz de Pilar, fueron varios los pensadores que otorgaron justificado reconocimiento a un hombre que intuyó que podía encontrarse a sí mismo en lo múltiple, porque comprendía que múltiple y plural era su época.

Informe: Facundo García.

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Lóizaga tenía apenas 51 años.
 
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