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Lunes, 29 de junio de 2009

PRIMER FESTIVAL INTERNACIONAL DE CIRCO DE BUENOS AIRES

Una semana a puro riesgo

A la tradición festivalera porteña en cine, teatro, tango y danza se suma desde hoy este encuentro que se desarrollará hasta el 5 de julio. Se instalarán tres carpas en un predio de Parque Patricios, donde confluirán numerosas compañías locales y extranjeras.

 Por Carolina Prieto

Historias poéticas, musicales, casi sin palabras; vestuarios muy coloridos o negros. Imágenes como salidas de un comic o de un film, personajes reconocibles y otros extraños; hombres vestidos de mujer volando por el aire; soledades y encuentros de la mano de las técnicas del circo tradicional y de otras insólitas como un juego de malabar con pedazos de hielo en inevitable cambio. ¡Llegó el turno del circo! A la tradición festivalera porteña en cine, teatro, tango y danza se suma desde hoy el Primer Festival Internacional de Circo de Buenos Aires, organizado por el Ministerio de Cultura de la ciudad. Hasta el 5 de julio tres carpas con una capacidad total para unas dos mil personas, emplazadas en el predio de Parque Patricios (Combate de los Pozos y Juan de Garay) son la sede de este prometedor encuentro que reúne once compañías extranjeras y muchas locales, y que durante toda la semana ofrecerá talleres, conferencias, muestras de números breves y de trabajos amateurs, además de la posibilidad de espiar la cocina circense. Lejos de las megaproducciones del Cirque du Soleil, el barrio del sur respirará originalidad y virtuosismo en obras de formato más pequeño, a tono con las condiciones de la creación local y en cruce permanente con lenguajes como el cine, la música en vivo, la danza y el teatro.

“Es un lujo presentar en este primer festival buena parte de lo mejor de la escena contemporánea, además de la fuerza que el circo tiene en nuestra ciudad. Vienen verdaderas joyas de Francia, Israel, España y Brasil con eje en la creatividad, la calidad y con una fuerte dramaturgia. Son espectáculos que van más allá del impacto que provoca determinada técnica o rutina”, explica entusiasmada Gabriela Ricardes, directora artística del festival, entre llamados de prensa y la urgencia por cerrar todos los detalles técnicos del encuentro. Ella misma tiene una extensa trayectoria en la materia: actriz volcada a este arte milenario, se perfeccionó en Francia, fundó el circo-escuela El Coreto e impulsó varios proyectos de coproduccción entre Argentina y Europa. “El festival se inscribe en un proyecto permanente, a largo plazo. No se trata de mostrar solamente una serie de espectáculos motivadores y después quedarnos llenos de ganas e inquietudes. El Polo Circo, con sede en el predio, sigue funcionando durante el año”, anuncia.

–¿Cómo funcionará el Polo Circo?

–Tiene cuatro ejes esenciales: programación, creación, difusión y programación. Una vez terminado el festival, habrá espectáculos de producción propia, se estimulará la creación brindando ayuda técnica, curatorial y facilitando espacio para ensayar. Vamos a crear un centro de documentación con material nacional e internacional y habrá cursos de perfeccionamiento para estudiantes no sólo en determinadas técnicas sino también a nivel de la gestión y organización de los proyectos.

–¿Cuáles son los platos fuertes del festival?

–De Israel viene The Free Dome Project, el primer elenco de circo contemporáneo de ese país dirigido por Orit Nevo, con Peace of Cake, un trabajo muy cálido e impactante con sólo dos artistas en escena, uno a tierra y el otro en altura. Este grupo puso su carpa en la frontera entre Palestina e Israel con intérpretes de ambos países y realiza un trabajo muy importante a favor de la paz. De Francia vienen siete grupos con estéticas muy distintas. Podemos destacar la compañía de Jérome Thomas, el padre del malabar moderno, que independizó esta disciplina de las demás, y viene con un dúo de malabar y acordeón; Philippe Ménard con un espectáculo de malabar con hielo, un material que se transforma constantemente. También la CNAC (Compañía Nacional de las Artes del Circo) con una propuesta que desafía la ley de gravedad y tiene referencias al cine de Wong Kar-Wai y los hermanos Dardenne; además del Circo Zanni de Brasil con catorce personas en escena, un ejemplo de la mejor combinación entre tradición y renovación.

Según Ricardes, el festival permitirá descubrir una calidad pocas veces vista en obras pequeñas, algunas casi intimistas, mucho más acorde con la realidad local. “Son piezas con una fuerte concepción a nivel de la dramaturgia: además de la maravilla técnica, transmiten sensaciones y cuentan historias.” La selección local incluye las compañías Circo Clowndestino, Res-Club de Circo, Clún y El Coreto, entre muchas otras. La actividad comienza hoy a las 16 con una conferencia sobre “Estructuras de creación, residencia y difusión circense” y, a las 18.30, arrancan los espectáculos que continuarán hasta las 21.30. El resto de los días habrá movida desde las 14 con entrada libre y gratuita o de veinticinco pesos para ciertos espectáculos. “No es casual que el festival y el Polo Circo funcionen en el sur de la ciudad, una zona donde no abundan los espacios culturales. Queremos llegar a los sectores más vulnerables y el circo es una buena herramienta para hacerlo: desde su diseño espacial es inclusivo, también desde el mestizaje de estilos y lenguajes artísticos, y desde la ausencia de una barrera textual. Es un lenguaje universal”, explica la experta, quien subraya el apoyo de la Embajada de Francia y de Culturesfrance para la realización de esta primera edición.

Además de la programación, habrá tres instancias para aprovechar: las Galas (presentaciones de escuelas y artistas amateurs y profesionales), Formas Cortas (propuestas con una duración que supera el número de circo, pero que no cristaliza aún en un espectáculo) y Escena Abierta (para descubrir el armado y desarmado de los montajes, la preparación de los artistas antes de enfrentar al público). Antes de lanzarse a Parque Patricios se puede consultar la programación diaria en www.festivalpolocirco.gov.ar y, si no, simplemente dejarse llevar. Las carpas prometen una sobredosis de color y emoción para grandes y chicos desde la tarde hasta bien entrada la noche.

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El Circo Zanni de Brasil combina tradición y renovación circense.
 
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