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Martes, 28 de marzo de 2006

MOZART, POR LUIS BIASOTTO Y LUIS GARAY

El desafío de abordar lo que se muestra inabarcable

Los dos coreógrafos fueron convocados por el área de danza del Centro Cultural Ricardo Rojas para homenajear a Mozart. El espectáculo, bautizado Mozart x 2, plantea tensiones entre el arte clásico y el contemporáneo.

El aniversario redondo contagió a todo el mundo y los 250 años transcurridos desde el nacimiento de Mozart provocaron una verdadera manía. Y Buenos Aires no está al margen. En el Centro Cultural Rojas (Corrientes 2038), desde la semana pasada, Mozart es abordado desde la danza. Para tal fin, Alejandro Cervera, director del área de danza del Rojas y organizador de Mozart x 2, convocó a dos coreógrafos que poco sabían del músico de Salzburgo, hasta que tuvieron que abordarlo. Ellos son Luis Garay y Luis Biasotto, provenientes de la danza contemporánea y la danza teatro. Garay, coreógrafo colombiano, se animó a realizar una puesta “más teatral” en Mein Liebster (sábados a las 21), obra en la que reúne al actor Martín Piroyansky y la bailarina Florencia Vecino, fusionando las disciplinas. Y Biaso-tto –miembro fundador del grupo Krapp– contrasta lo clásico y lo contemporáneo, la danza y el teatro, encontrando ese lugar liminal en el que ambos no se distinguen, con Bajo, feo y de madera (una pieza olvidada) (el mismo día, a las 23).

Los coreógrafos, que durante dos meses trabajaron intensamente con el objeto de lograr “una mirada distinta, sin abandonar la propia y los propios intereses”, debieron preguntarse cuál sería su acercamiento a una obra que les era, en principio, ajena y, además, intentar ser originales. “Es que Mozart fue muy manoseado y todo lo que yo me imaginaba con su música, si no era demasiado obvio, era volver a hacer lo mismo que ya se hizo”, dice Biasotto. “Es muy complicado actualizar un clásico –sigue–; hay músicas, por ejemplo, de chill out que les agregan a las sinfonías de Mozart una base percusiva. ¡Horrible! Y es complicado actualizar a Mozart, sobre todo desde el movimiento.” Del mismo modo, para Garay, la imposición de una temática para la creación resultó tan atractiva como tediosa. “Cuando empecé a escuchar su música, no sabía cómo comenzar a entrar en ella, me pareció tan hermética... No sabía si tenía que empezar por Mozart mismo, o por las composiciones, o por alguna temática personal. Porque con Mozart no sólo está su música sino todo lo que él implica, y me pareció inabarcable. Fue el peor proceso creativo de mi vida y al mismo tiempo fue alucinante”, explica.

A partir de esta premisa –la de utilizar a Mozart como disparador, pero sin la presión de abordarlo desde ningún ángulo determinado–, ambos coreógrafos se lanzaron a la exploración. Biasotto trabajó sobre un texto de Mariano Pensotti, junto a Fabián Gandini, Luciana Acuña, Eugenia Estévez, Edgardo Castro y Marcelo Ferrari, bailarines a quienes les propuso animarse a “bailar mal”. Inmediatamente explica: “El bailarín es de por sí muy narcisista. Yo puse a los bailarines en un lugar muy incómodo, en el que se veían mal, lo que produjo en ellos un rechazo, ya que son grandes bailarines, conocidos porque bailan bien. Así salió el título, porque un día se veían feos, otro día eran bajos, o de madera”. Al resultado que con ellos obtuvo le buscó su contrapunto: una “Barbie del Colón, rubia de dos metros de alto, una especie de bailarina de Kilian”, Amalia Pérez, que con perfecta técnica clásica se entromete en la obra a modo de espectro, símbolo de la presencia de Mozart en la escena. “Con esta intromisión de la danza clásica, la obra se convierte en una visión sobre los valores del lenguaje contemporáneo y el lugar que éste ocupa en este ciclo y en la danza en general”, reflexiona Biasotto. Por su parte, Garay trabajó con dos personajes de La flauta mágica –Papageno y Papagena– y los combinó con la figura de Don Juan, “que es mucho más que un seductor, ya que es ateo y en su compleja psicología hay una crítica a la Iglesia y a las costumbres de su tiempo”.

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En Mein Liebster, Luis Garay apuesta a lo teatral, con un actor y una bailarina.
 
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