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Miércoles, 26 de abril de 2006

FERIA: EDUARDO MOSCHES, EDITOR Y POETA RADICADO EN MEXICO

Escribir desde la ausencia

Eduardo Mosches salió de la Argentina en febrero del ’76 y acaba de regresar para presentar en la Feria el material publicado por la Universidad Autónoma de México.

 Por Karina Micheletto

“Salí de Buenos Aires el 23 de febrero de 1976 y regresé la semana pasada.” Así sintetiza el poeta y editor Eduardo Mosches la experiencia que atravesó su vida. La Feria del Libro fue la excusa que marcó “el principio del fin de este autotabú de treinta años del regreso a la Argentina”, según define Mosches. La Feria será el ámbito de presentación del material publicado por la editorial de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), de la que él es responsable, mañana a las 18, en la sala Victoria Ocampo, como parte de las actividades del Día de México en la Feria.

Pero, además, Mosches celebró este hito con sus poesías, el lunes pasado, en un encuentro en el que recitó parte de su obra junto a otro amigo argenmex, el actor Juan Carlos Colombo, y el hijo de este último, también actor y bien conocido por estas tierras, Felipe Colombo. Por allí desfilaron poemas de libros de Mosches como Los tiempos mezquinos, Molinos de fuego o Viaje a través de los etcéteras y también textos inéditos.

La formación de Eduardo Mosches lo ubica en un amplio espacio del campo de la cultura. Estudió Ciencias Políticas en Berlín y Cinematografía en México. Trabajó varios años como obrero agrícola en un kibutz en Israel y más tarde como impresor y en producciones cinematográficas. Fue profesor universitario en Comunicación y trabajó como promotor cultural en la Casa del Lago de la UNAM. Realizó traducciones del alemán y del portugués. Fue director del Foro Cultural Gandhi de México. Pero es en la edición donde concentró su campo productivo más vasto. Fue editor de Folios Ediciones, Nueva Imagen y Plaza y Valdés. Desde 1985 es director y fundador de la conocida revista literaria Blanco Móvil y director editorial de la revista especializada en derechos humanos La Memoria y el Parteaguas. Por su labor como editor en México fue premiado por el Instituto de Bellas Artes y por el Fondo para la Cultura y las Artes.

El área de publicaciones de la UACM edita colecciones vinculadas con ciencia y sociedad, literatura e historia de las ideas, entre otras áreas. Dentro de estas colecciones fueron publicados trabajos de varios autores argentinos, como Atilio Boron, Pilar Ferreira, Pablo Gentilli o Guillermo Almeida, además de autores mexicanos, bolivianos y guatemaltecos. Tras esta visita a la Feria del Libro, Mosches espera ampliar las redes de distribución en el país, para lograr que textos como Redes familiares de sumisión y resistencia, de Pilar Calveiro, o El capitalismo y las democracias en América latina, de Atilio Boron, sean accesibles al público argentino.

–¿Cuáles son los objetivos que se plantea una editorial universitaria como la de la UACM?

–Este es un proyecto muy reciente. Cuando yo llegué a esa universidad, tres años atrás, no había un ámbito editorial real. Comenzamos a conformar una coordinación editorial, y en este tiempo se crearon unas doce colecciones, con 56 títulos publicados sobre diferentes temáticas. El siguiente paso es el de fortalecer las redes de distribución, dentro y fuera de México, y esta visita a la Argentina tiene que ver con eso. Pero, a un nivel más amplio, la editorial forma parte de un proyecto universitario concreto: la UACM plantea un proyecto alternativo en el espacio universitario americano, tanto desde el concepto pedagógico como por su concepción de admisión de los alumnos. Tradicionalmente, en México siempre existió un examen de ingreso que en la práctica funciona como un riguroso filtro social. En la UACM, el ingreso está sujeto a un sorteo que busca introducir un concepto de admisión no selectiva, para vincular a la universidad con sectores obreros y populares. Por eso, además, hay diferentes sedes en la Ciudad de México, situadas en zonas populares. Como parte de esta política diferenciada, aparece un énfasis en el ámbito de las publicaciones. La intención es lograr libros y revistas culturales decalidad y costos bajos, lo más accesibles posible. No se busca la recuperación económica.

–¿Cómo se sostiene un proyecto de este tipo?

–Una parte del presupuesto de la universidad está destinada especialmente para esto. Es una suerte de subsidio universitario, no se plantea la gratuidad del texto, sino un subsidio al precio. Así, un texto especializado de unas 150 páginas puede costar entre unos 6 y 9 pesos argentinos. Los títulos más caros llegan a los 15 dólares. Además, hay una serie de estrategias que hay que darse: se apunta a convenios de coedición con instituciones académicas, institutos de investigación y otras editoriales ligadas al ámbito universitario. En la Argentina, así como en España, existe una red nacional de ediciones universitarias. En México todavía no, pero sería interesante que esta concepción pudiera ampliarse, para llegar a la creación de redes de intercambio interuniversitario entre diferentes países. Uno de los puntos más difíciles para toda editorial pequeña es, justamente, el de la distribución, quizá todavía más en México que en la Argentina.

–Desde su experiencia con proyectos editoriales alternativos, ¿cómo evalúa el panorama editorial local?

–Como en tantas otras áreas, depende mucho de la participación del Estado. El libro es un consumo que debería ser considerado parte de la canasta básica. De la misma forma en que aquí se resolvió marcar topes a los precios de la carne para que puedan consumirla los sectores populares, habría que marcar topes de precios de insumos como el papel. Porque el libro también es un consumo básico, y debería haber políticas que lo consideren como tal. En algunos países ya comienzan a esbozarse intentos de legislación en este sentido, reducción impositiva para los sectores ligados a la industria editorial, formas de reducción de los costos de papel, que es un insumo importado, y una serie de medidas que darían pie a la creación de redes importantes de distribución. Sería importante comenzar a trabajar en este sentido.

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Mosches define a la Argentina como “un autotabú”.
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