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Domingo, 15 de junio de 2014

JEREMIAH BITSUI, DE BREAKING BAD A DRUNKTOWN’S FINEST

Ahora Víctor es SickBoy

El actor de origen navajo ganó fama mundial con la exitosa serie, pero tiene una carrera de dos décadas, que empezó con un rol secundario en Asesinos por naturaleza. Hoy se verá por Sundance Channel su primer protagónico post Breaking Bad.

 Por Ezequiel Boetti

Jeremiah Bitsui se percató de que ya nada volvería a ser aquello que fue cuando uno de los millones de fanáticos de Breaking Bad lo reconoció en el baño de un restaurant neoyorquino, alentándolo para que continuara con el pragmatismo del ominoso Víctor, uno de los ocasionales laderos de Gustavo Fring. “Lo que pasó con la serie fue sencillamente increíble”, reconoce hoy. Sin embargo, lejos de sopapearlo con la potencia de lo inesperado, la mediatización de su rostro es la consecuencia de una extensa carrera iniciada con un rol secundario en Asesinos por naturaleza, de Oliver Stone. Ahora, dos décadas y casi una veintena de trabajos después, Bitsui apuesta a diversificarse incursionando en proyectos alejados de las desventuras de Walter White.

Uno de los primeros pasos en esa dirección tomó cuerpo en el último Festival de Sundance con el estreno mundial de Drunktown’s Finest, ópera prima de Sidney Freeland. “La primera versión del guión era mucho más larga y me llegó hace tres años. Sidney siguió trabajando durante un tiempo y lo terminó el año pasado. Cuando lo releí, me gustó mi personaje y me encontré con Sidney para ultimar los detalles y empezar a filmar. Hicimos todo muy rápido”, afirma el actor en una entrevista vía Skype con Página/12. La celeridad del proceso creativo se corresponde con la de sus ventanas de exhibición: apenas medio año después de su paso por el evento creado por Robert Redford, el primer protagónico de Bitsui post-Breaking Bad se verá hoy a las 22 por Sundance Channel.

La idea del film provino, según la realizadora, de una casualidad. Fue cuando se cruzó con un informe periodístico que pintaba un panorama de alcoholismo masificado en Gallup, Nuevo México, localidad de donde ella es oriunda, denominándolo peyorativamente “Drunktown, USA”. Entonces hizo lo que creía que mejor podía hacer para desarmar ese cúmulo de lugares comunes: escribir un guión. Así, un lustro después de su primera presentación en un laboratorio de desarrollo, Freeland terminó de darle forma a Drunktown’s Finest. “Esta película es mi esfuerzo para defender las críticas a mi comunidad. Quería mostrarle al mundo que las etiquetas están mal y que tenemos complejidad y esperanza”, afirmó la directora al iniciar la campaña de financiamiento colectivo en el sitio Kickstarter. Esa idea de esmerilar los prejuicios, sumado a su origen navajo, es el disparador de un film coral centrado en las historias de tres jóvenes nativos en plena etapa de transición a la adultez y a la afirmación identitaria. Una de ellas es Felixia (Carmen Moore), una transexual que aspira a convertirse en actriz y depositaria de las críticas y burlas de su entorno. Nizhoni (Morning Star Wilson) no la pasa mejor. Adoptada por un matrimonio blanco, quiere conocer a sus padres biológicos. El panorama del tercero (Bitsui) es aún peor. Ocasional vendedor de drogas, con un alcoholismo incipiente y la tentación latente de la violencia como solución a los conflictos personales, SickBoy siente el tironeo entre su acerbo tribal y la realidad concreta de un entorno hostil, manifestado en el reclutamiento militar como único escape. “Creo que Drunktown’s Finest es un coming of age”, define el actor, y explica: “Se trata de tres personajes muy distintos que están atravesando etapas de cambio en su vida, decidiendo quiénes son ahora y quién les gustaría ser en el futuro. Todos están buscando su camino”.

–¿Cómo aplica esa idea a su personaje?

–SickBoy está en una encrucijada constante entre su modo de vida y su familia. Sabe que tiene que dejar de pelear, de tomar, vender drogas y meterse en problemas para evitar la cárcel y poder ir al ejército para hacer dinero y mantener a los suyos. El se está debatiendo entre ser un miembro productivo para lo sociedad o seguir en ese rumbo.

–Al igual que Sickboy, usted creció en una reserva navaja. ¿Eso le facilitó la investigación para componer a su personaje?

–Sí, totalmente. La investigación fue muy fácil porque crecí en una comunidad muy parecida a la que muestra el film. Además, conocía Gallup muy bien antes de filmar. Igualmente, decidí pasar un tiempo ahí antes de empezar el rodaje para estar más preparado y entender mejor cómo funciona ese lugar.

–¿Encontró aspectos en común entre su historia y la del personaje?

–Cuando crecés en una reserva como ésa, estás expuesto a cierto tipo de cosas. Incluso siendo menor uno ve las consecuencias del alcohol. Particularmente no encuentro muchos puntos de contacto entre esos aspectos de su historia y la mía, más allá de que tengo varios amigos y conocidos que sí eran muy parecidos a él. Felizmente yo tuve muchas más oportunidades y logré despegarme de las malas influencias, pero igual puedo entenderlo porque se actúa empujado por el entorno.

–Da la sensación de que todos los personajes están influidos tanto por el contexto como por la tradición. ¿Está de acuerdo?

–Creo que Felicia es el personaje más influido por esas dos variables, porque su gente no ve con buenos ojos la homosexualidad. En el caso particular de Sickboy, si bien creció atravesado por un entorno apegado a las tradiciones, tiene una influencia mucho más marcada del reclutador del ejército. Al menos hasta el final, para él la salida a su situación está en las fuerzas armadas y no tanto en los valores de sus ancestros. Los personajes se enfrentan a muchísimas situaciones para las que su entorno no está preparado.

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Bitsui interpreta a SickBoy, ocasional vendedor de drogas, con un alcoholismo incipiente.
 
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