“El proyecto me sacó de la calle a mí y a mis hijos. Yo tendí una mano y las Madres la otra. Ahora siento que tengo un palenque firme, que no se me va a correr: ese palenque son las Madres. Serán todas viejitas, pero tienen la fuerza de una chica de 15 años”, dice una de las obreras mirando a cámara. “Este sueño logró sacar a los chicos de las drogas y de la delincuencia. Volvimos a ser personas, a tener dignidad”, confiesa otra. Ambos testimonios, que conjugan no casualmente las palabras proyecto y sueño, son sólo algunos de los muchos que forman parte de Sueños compartidos, el DVD que condensa con fina sensibilidad y concepción artística el enorme trabajo que las Madres de Plaza de Mayo están realizando desde octubre de 2006 en la Villa 15 y en el barrio Los Piletones, construyendo casas, escuelas, centros de salud y guarderías para los habitantes de esos lugares que sobreviven a promesas electorales que relegan sus necesidades infinitamente. El DVD, producido por la Fundación de las Madres, se ofrece a los lectores con la edición de mañana de Página/12, a total beneficio de la organización.

La voluntad de las Madres de terminar con las Marchas de la Resistencia, aquella recordada tarde del 25 de enero de 2006, lejos de ponerle fin a su lucha, sirvió como punta de lanza para reformular la manera en que la organización decidió retomar los sueños que la brutal dictadura les había arrebatado a sus hijos. El trabajo, que cuenta con guión y dirección de Edgardo Cabeza, muestra la manera que encontraron estas madres de sueños y luchas inquebrantables para canalizar su ideal de una sociedad mejor, poniendo en marcha un proyecto integral de viviendas, capacitación y trabajo en aquellos lugares donde la necesidad se hace presente. Así, la organización que encabeza Hebe de Bonafini comenzó a hacer realidad el Plan de Autogestión de Viviendas, como una manera de mejorar la realidad de los más necesitados.

“En este país está todo por hacer. Hay mucha gente sentada en los ministerios y poca trabajando en los barrios carenciados. Es tan lindo poder cambiarles la realidad a los marginados, poder integrarlos a la sociedad”, le explica la presidenta de Madres de Plaza de Mayo a Página/12. “Esta tarea social es la continuidad de la lucha de nuestros hijos, allí donde ellos mismos trabajaban, en otro momento político y de otra manera. Pero ellos también querían mejorar la educación, la salud y conformar una sociedad digna. Y hoy retomamos esas ideas para poder cambiar este país, esta sociedad, y que los sueños de nuestros hijos se transformen en realidad para todos”, dice Bonafini.

Valiéndose de imágenes de archivo que recrean la extensa lucha de las Madres y otras tantas tomadas en el último año y medio

en Ciudad Oculta y el barrio Los Piletones, Sueños compartidos muestra el proceso que desembocó en las más de setenta casas que la Fundación, con el apoyo del gobierno nacional, está construyendo en la Villa 15 y las 432 que está levantando en el Parque Iberoamericano, en Almirante Brown. Un valioso trabajo que no sólo ya les da techo a cientos de familias que hoy viven apiñadas entre cartones y chapas, sino que al ser construidas por las manos de los propios vecinos, les dio la posibilidad a muchos habitantes de estos asentamientos de reinsertarse al mercado laboral, gracias a que la obra incluyó cursos de capacitación en albañilería, carpintería, plomería y otros oficios.

Así, con una cuidada edición y una adecuada musicalización que acompaña esta tarea silenciosa pero efectiva (desde León Gieco hasta Teresa Parodi, pasando por Alfredo Zitarrosa y Antonio Tarragó Ros), el documental se presenta como un material de innegable valor social, que demuestra una manera posible de cambiar la realidad de los más necesitados sin perseguir fines asistencialistas, sino construyendo un verdadero proceso de cambio social. Sin descuidar el aspecto artístico y estético, Sueños compartidos avanza a través de testimonios de buena parte de las personas involucradas en las obras de estos barrios que se están poniendo de pie, desde los obreros y obreras que construyeron sus propias casas, hasta los ingenieros y arquitectos que dirigieron o dirigen los obradores, pasando por miembros de Madres.

“Al comienzo de las reuniones la gente de la Villa 15 y de Los Piletones nos recibió con el recelo lógico de quienes están acostumbrados a que los engañen los políticos una y otra vez. Pero luego entendieron que era un proyecto serio y posible si ellos se comprometían. Por suerte así lo entendieron y ya entregamos las primeras casas en la Villa 15”, agrega Bonafini. Hoy, la misma gente que construyó las casas, para dejar atrás un pasado que los estigmatiza, decidió llamar al nuevo barrio Ciudad Luz. Como una manera de soñar con un futuro mejor. Ese deseo postergado hace 30 años por los años de plomo y que hoy las Madres comenzaron a edificar. Por sus propios hijos y por los que vendrán.