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Miércoles, 28 de mayo de 2008

MUSICA › JOHN SCOFIELD ACTúA HOY EN BUENOS AIRES JUNTO A SU TRíO

“Una línea clara, sensible, que llega de manera directa”

Es uno de los grandes guitarristas del jazz. Tocó con Mingus, Miles Davis y Gerry Mulligan y, también, con Martin, Medeski & Wood. Esta noche se presentará en el Gran Rex con un grupo de lujo: Steve Swallow, Bill Stewart y una banda de vientos bautizada The Scohorns.

 Por Diego Fischerman

El título del disco era un juego de palabras. Bar Talk, se llamaba. Allí tocaban el guitarrista John Scofield y el bajista Steve Swallow, junto al baterista Adan Mussbaum. Por un lado, se trataba de una “conversación de bar”; por el otro, se jugaba con el sonido “bartok”, ni más ni menos que uno de los grandes compositores del siglo XX. Desde ese álbum pasaron veintiocho años. El baterista con el que el trío llega a Buenos Aires por segunda vez es otro: el soberbio Bill Stewart. Pero el espíritu de la charla entre amigos –una charla excepcionalmente rica, porque los tres saben de qué hablar y tienen cosas interesantes para decir– y la apelación a la modernidad y el riesgo estético que implicaba el nombre de Bartók siguen siendo los mismos.

John Scofield es uno de los grandes guitarristas del jazz, en una época en que este instrumento se convirtió en protagonista. Podría pensarse que, a partir de la revolución generada por Jimi Hendrix, Eric Clapton, Carlos Santana y, desde el punto de vista tímbrico, David Gilmour, el instrumento cambió para siempre, dejando de ser una mera adaptación de la guitarra para convertirse en otra cosa. El jazz, que al principio fue reacio a estas innovaciones, terminó aceptándolo y, lo que es más importante, incorporándolo y dándole un desarrollo propio. Y, vueltas del arte –o del mercado–, en un momento en que el rock dejó de ser, por lo menos en su conjunto, el lugar preferencial de la experimentación, fue en el jazz donde los nuevos héroes de la guitarra eléctrica encontraron el territorio propicio.

Junto a Bill Frisell y Pat Metheny, Scofield es uno de los referentes indiscutidos, tanto del jazz como de su instrumento. Si bien sus comienzos tuvieron que ver con el más puro de los orígenes, tocando en aquel mítico concierto en el Carnegie Hall, en 1974, donde se volvieron a juntar Gerry Mulligan y Chet Baker, y como parte del grupo de Charles Mingus, su mundo estético siempre tuvo al funk como telón de fondo. Y, desde ya, a las sonoridades del blues y del rock. En esos mismos años tocó en una banda con el baterista Billy Cobham y el tecladista George Duke –que había tocado con Frank Zappa– y, a lo largo de sus más de tres décadas de carrera, fue y vino hacia esos territorios con frecuencia, llegando a formar un grupo con guitarra rítmica, algo totalmente inusual en el jazz, y un cuarteto llamado Bass Desires y con un tinte casi “de rock”, aunque con músicos inimputablemente jazzísticos: él, Frisell, Marc Johnson en el bajo y Peter Erskine en la batería. “Soy un guitarrista de jazz que creció escuchando rock y tocando blues”, resume, en una síntesis que, también, habla a las claras de su música. En esta nueva etapa, que se plasmó en This Meets That, un magnífico disco editado por Universal (a través del subsello Emarcy) en el que, entre otras cosas, hay una fantástica versión de “Satisfaction”, al trío se agrega una banda de bronces a la que bautizó The Scohorns, conformada por Phil Grenadier en trompeta y flugelhorn, Eddie Salkin en saxo tenor y flauta, y Frank Vacin en saxo barítono y clarinete bajo, y con la que actuará en Buenos Aires. “La idea es lograr una pequeña big band. Algo así como un extracto de orquesta, un concentrado. Un grupo que no haga perder el sentido camarístico, de grupo pequeño, pero que al mismo tiempo permita darle a la música una textura más espesa; una mayor profundidad”, dice a Página/12.

El concierto de esta noche, en el Gran Rex, es, para Scofield, la quinta ocasión en que actuará en esta ciudad. La primera vez fue en 1994, con un grupo que incluía a Larry Goldings en órgano Hammond; en 2000 llegó con cuarteto (Avi Bortnick en guitarra, Jesse Murphy en bajo y Ben Perowsky en batería); el mismo trío que tocará hoy llegó en 2005 y, dos años después, los acompañantes de Scofield fueron John Patitucci y Kendrick Scott. El gran bajista Steve Swallow vino menos veces: ésta es la cuarta. Pero su relación con Buenos Aires comenzó mucho antes. En 1965 vino con el cuarteto de Stan Getz, donde también tocaba un joven vibrafonista llamado Gary Burton (ver recuadro). Y con él, precisamente, regresó en la década de 1970. “Tocar con Swallow es realmente algo muy especial”, cuenta el guitarrista. “Lo conocí en la época en que yo era estudiante en la escuela Berklee de Boston y él era maestro. Toqué con él en mis comienzos y vuelvo a tocar ahora. Es curioso. Por un lado está esa misma clase de excitación que se produce cuando uno toca con un gran músico y cuando comienza una relación; cuando se siente que hay un montón de cosas que descubrir. Y, por otro, está la certeza de que existe una comprensión absoluta. Están, al mismo tiempo, la sorpresa y la confianza. Y él es un artista extraordinario. Es único. Y es que uno puede reconocer su toque a las primeras notas. Nadie, absolutamente nadie, toca como él.” El otro integrante del trío, Stewart, que grabó un par de discos con Maceo Parker antes de tocar con Scofield, también despierta su admiración: “Este es el trío ideal; es el grupo que cualquiera soñaría. Stewart es uno de los mejores bateristas de este momento. Es un verdadero gigante”.

Guitarrista en uno de los mejores discos de la última época de Miles Davis, Decoy, Scofield es, en muchos aspectos, el eslabón entre dos generaciones de músicos de jazz. Por un lado, jóvenes como Marc Ducret o Nguyen Lé, dos guitarristas con base de operaciones en Francia y posiblemente las voces más originales de las nuevas generaciones, deben a su influencia gran parte de sus estilos. Por otro, comenzó reemplazando a Jim Hall en el grupo de Mulligan y ha tocado tanto con sus maestros –Swallow entre ellos– como con sus seguidores. Sus intereses, en ese sentido, también son amplios. Puede tanto rendir culto a la ortodoxia como juntarse a grabar un disco con Martin, Medeski & Wood. “El jazz es un camino que viene de varios lados y que también va a varios lados. Influencia a otras músicas y también se deja influenciar por ellas”, explica. “El rock y el jazz muchas veces se acercan y es que, aunque sean músicas distintas, tienen, por lo menos en el origen, un parentesco. Ambos son hijos del blues. Y yo comencé tocando blues. Admiré incondicionalmente a B. B. King y si no lo imité más fue, simplemente, porque no lo logré. Después vinieron losb guitarristas de rock que tocaban blues, es decir la mirada que el rock –Clapton, Hendrix, Jeff Beck– posó sobre su viejo padre. A mí lo que me interesa del rock, además de esa filiación y de un sonido en particular, es la idea de la canción: una línea clara, sensible, que llega de manera directa.”

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El trío de John Scofield en acción: él en guitarra eléctrica, en bajo su antiguo maestro, Steve Swallow, y en batería Bill Stewart.
Imagen: Daniel Jayo
 
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