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Lunes, 16 de febrero de 2009

MUSICA › HOY EMPIEZA LA TRADICIONAL SERENATA A CAFAYATE

Los ecos de aquella bodega encantada

En uno de los paisajes más bellos de Salta se desarrolla este encuentro folklórico que en la edición 2009 se extenderá a siete días. León Gieco, el Chaqueño Palavecino, Alfredo Abalos, Jaime Torres, Raúl Barboza y Mariana Carrizo, entre otros, participarán del festival.

 Por Karina Micheletto

Una bodega encantada, duendes que meten la cola, música y musiqueros, vino –sobre todo torrontés– en cantidades generosas. Y, sobre todo, uno de los paisajes más bellos de la Argentina, rodeado de cerros y viñedos que imponen sus colores y sabores, abrazado por los ríos Lorohuasi y Chusca. Cada año, hacia mediados de febrero, se realiza en este ámbito privilegiado la Serenata a Cafayate, y se entiende por qué su encanto trasciende lo estrictamente musical. Este año, por primera vez, la fiesta se extenderá a siete días (tradicionalmente duraba cuatro) y en la extensa grilla hay lugar para todo tipo de propuestas. Desde hoy y hasta el próximo domingo, pasarán por Cafayate artistas como León Gieco, Alfredo Abalos, Jaime Torres, Raúl Barboza, Raly Barrionuevo, Los Tekis, Mariana Carrizo, entre muchos otros. Y uno que no puede faltar en esta fiesta: el Chaqueño Palavecino, que todos los años despliega una costumbre que ya se hizo tradición: su show se extiende por horas y dura hasta que las campanas de la iglesia anuncia que ha llegado el día siguiente. Es “La Amanecida”, que esta vez el hombre más famoso del Chaco salteño concretará el sábado próximo.

El poeta César Perdiguero –uno de los artífices de la Serenata– describió los inicios de esta fiesta en un artículo del diario El Tribuno de Salta: “Los orígenes de la Serenata a Cafayate deben rastrearse mucho más atrás que el año 1974, que es cuando se escenifica por primera vez”, explicaba. “Habría que remontarse a los tiempos de un Cafayate romántico, cantor y enamorado de las puras bellezas de la música. Cuando todas las reuniones familiares culminaban con el oficio ritual del canto íntimo, acariciante. Cuando desde allí partían en busca de los balcones y rejas floridas los portavoces del más puro homenaje al sueño azul de las mozas del lugar...”

Aferrados a aquella añosa tradición salteña de ofrecer serenatas a la enamorada, un grupo de vecinos de Cafayate propuso recrear aquella costumbre tradicional, pero esta vez dedicándole una serenata a la ciudad. Claro que a esa historia oficial también se suman las voces que simplifican el mito del origen y señalan las ganas de juntarse a cantar y beber de un grupo de cafayateños de ley, a los que se fueron sumando gente como César Perdiguero, Jaime Dávalos, Eduardo Falú, Cuchi Leguizamón y Manuel J. Castilla, con el anfitrión Arnaldo Etchart a la cabeza, bodeguero y mecenas de quien se cosechan jugosas anécdotas de reuniones en su hospitalaria residencia La Florida, emplazada en medio de los cerros. El periodista especializado en folklore Marcelo Simón, quien fue presentador de esta fiesta, recuerda el encanto especial de Cafayate: “Además del paisaje, y de todas las bellezas físicas y humanas que tiene la ciudad, lo que lo hace interesante fue su origen en una vieja bodega. Todos los festivales folklóricos tienen cierta aura de vino –no de borrachería, que quede claro–, pero esto era fantástico, porque era una pequeña bodega, y el principal organizador un bodeguero, Arnaldo Etchart. Arnaldo era un tipo medio mecenas de todos los poetas y músicos, ayudaba bastante. ¡Por empezar ayudaba con botellas, y yo he sido beneficiario de esa generosidad de bodeguero!”.

Más allá de su historia y de las leyendas que rodean a este festival, a sus primeros impulsores y a la bodega abandonada donde se realizaba originariamente (Perdiguero fue quien la bautizó “encantada”, por las historias de duendes y fantasmas que la rodeaban), la Serenata a Cafayate cobra relevancia en una provincia con fuertes contrastes sociales y económicos (el drama de Tartagal es sólo un ejemplo que se volvió visible en los últimos días), que necesita de-sarrollar el turismo como política de Estado. “Cafayate es el destino paradigmático de la provincia, por sus paisajes y sus vinos, y con los años ha logrado de alguna forma convertirse en el centro del Norte argentino”, señala Federico Posadas, ministro de Turismo y Cultura de Salta, y detalla la importancia del festival: “A pesar de la crisis internacional y nacional, en enero tuvimos un 15 por ciento más de turistas en la provincia, es decir que pasamos de 110 mil a 130 mil. Entre estos turistas, entre el 15 y el 20 por ciento son de origen extranjero. Y Cafayate es paso obligado de todos esos turistas. Hoy por hoy, la Serenata es el festival folklórico más importante de la provincia de Salta, inserto en el calendario folklórico nacional, y esta vez con una apuesta muy fuerte, porque por primera vez van a ser siete días en lugar de cuatro”.

Desde esta noche, el ritual volverá a repetirse, puntual, cuando desde el escenario “Payo Solá” (se llama así en homenaje al bandoneonista de los carnavales salteños, aquel que aseguró que “el que toca nunca baila”) se vuelva a soltar con voz bien alta la frase que marca a esta Serenata y que ya es una suerte de eslogan que los visitantes se obligan a cumplir al pie de la letra: “¡Alegrate, Cafayate!”.

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León Gieco será uno de los músicos que pisarán el escenario “Payo Solá”.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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