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Miércoles, 27 de junio de 2012

MUSICA › VIVI POZZEBóN PRESENTA ESTA NOCHE SU EXCELENTE NUEVO DISCO, MADRE BAILE

“Una invitación inmediata al baile”

Así define la cantante el álbum que presentará esta noche en Ciudad Cultural Konex, un paquete de canciones que se fue armando, como ella dice, “en movimiento”, a través de una serie de viajes que la llevaron por diferentes tierras.

 Por Karina Micheletto

“Una celebración del ritmo, el movimiento y la danza”, dice Vivi Pozzebón sobre su nuevo disco, el excelente Madre baile. Y también dice que es un disco “gestado en movimiento”, un viaje musical en el que ha ido recogiendo sonidos y amigos, provenientes de distintos palos dentro del amplio mapa sonoro de la música de raíz afroamericana. La fuerza afroperuana y la del samba brasileño, pero también el baile del cuarteto cordobés y de la cumbia, el ritmo del chamamé y la chacarera, junto con pinceladas de rap, hip hop y electrónica, suenan en este disco que planta a esta cantante, percusionista y compositora cordobesa en un lugar creativo destacado de la escena, con una propuesta poderosamente original. Un concepto tan rítmico y bailable se expande en el vivo, y hoy a las 20.30 en Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131) será una oportunidad para comprobarlo: Pozzebón se presentará allí antes de partir para Montevideo, donde actuará el viernes, en la Sala Zitarrosa.

La acompañarán, como siempre ocurre en sus presentaciones, algunos de los numerosos invitados del disco –Los Hermanos Núñez, referentes de la música del Litoral; el multiinstrumentista Gustavo Patiño, cuyo nombre remite al folklore andino; Mora Martínez, integrante del ascendente trío Aymama; Karen Pastrana de Actitud María Marta– y también algunos otros que surgieron del encuentro porteño: el taller de candombe de la escuela Aguanile, Diego Sánchez, de la Bomba de Tiempo, formación de la que participó Pozzebón hace unos días, en el mismo escenario del Konex. En la originalidad y la fuerza del planteo de Pozzebón, que suena con una fresca desfachatez, caben todos estos ritmos con la particularidad de remitir tanto a sus orígenes –“fui a las fuentes de cada cosa”, dice la cordobesa cuando habla sobre esa paleta de colores– como a sonido estrictamente actual, con sutiles toques electrónicos y trabajadas orquestaciones percusivas.

Junto a una mayoría de temas propios, Pozzebón muestra una gran versión de “Sulky”, de Gustavo Cerati, que funciona como un doble homenaje: al ex Soda, por un lado, y a Domingo Cura, que participó en la grabación del tema del disco Siempre es hoy, destacando aquella participación con “un arreglo de percusión a lo Cura”. “Madre baile”, el tema que da nombre al disco, está dedicado a Leonor Manzano, emblema del Cuarteto Leo, grupo fundante del género. “Si bien tenía algunas canciones, cuando apareció ésta me cerró conceptualmente la idea del disco –cuenta la ex De Boca en Boca en diálogo con Página/12–. Y esa idea tenía que ver con esta historia del baile, tan común en distintos ritmos de toda Latinoamérica. Y también con pensar que un pedazo de Latinoamérica también está en Córdoba, en el cuarteto y en nuestra cultura de bailanteros. Integrándola al Río de la Plata con una milonga candombe, a una chacarera festejo, al afro chamamé desde el Litoral... era también poner en evidencia nuestra parte negra, la herencia africana que suena dentro de ritmos de Argentina.”

–Fuera de Córdoba no es tan conocida la influencia de La Leo. ¿Eso también la impulsó al homenaje?

–Apareció más bien como una suerte de evidencia. Pero sí, es cierto que uno dice “cuarteto” y enseguida te contestan “La Mona”, eso es lo conocido fuera de Córdoba, no saben sobre sus orígenes. Sin embargo, en Córdoba esa sonoridad, más cercana al paso doble o a la tarantela, está muy presente, porque era lo que escuchaban nuestros abuelos, nuestros padres. Ese es el sonido que quise rescatar con el comienzo del cuarteto, una sonoridad común con el tango y con tantas músicas que han nacido influenciadas por la inmigración, en los ’50, en toda América. Y ahí aparece esa sonoridad de orquesta que es una marca. Hace unos días fuimos a tocar al Auditorio de Radio Nacional, y fue a vernos mucha gente grande, que no es nuestro público habitual. Fue maravilloso porque enseguida se pararon y empezaron a bailar. Claro, ese sonido de orquesta está en su historia auditiva, fue genial. También hay mucha gente de mi generación que no tenía ninguna referencia del Cuarteto Leo, y me dice que le hace acordar a su pueblo, a sus abuelos, a los bailes de infancia.

–Dice que éste es un disco gestado en movimiento, un viaje musical. Cuente sobre las paradas de ese viaje.

–En 2010 fui a presentar por Europa mi disco anterior, Tamboorbeat; en París hicimos un primer tema con Pájaro Canzani (“Nueva era”), también tuvo injerencia allí Juan Carlos Cáceres, el gran investigador sobre los orígenes negros del tango; allí incorporé “Negrito”, un tema que es originalmente una milonga, pero que hago con una cuerda de candombe. El año pasado fui al Festival del Cajón Peruano en Lima, y ahí grabamos dos canciones que también quedaron para el disco: “Se me van los pies” y la chacarera festejo “Qué linda parejita”, con los músicos peruanos Juan Medrano Cotito y Rafael Santacruz, que es el director del festival y además sobrino de Nicomedes, parte de una familia de recopiladores de toda la cultura afro. Esa fue otra parada importante, que selló grandes amistades. Y cuando volví para Córdoba, terminamos de grabar ese tema con el Dúo Coplanacu, ahí cerró el lazo con la chacarera. Y el moño final lo puso Bam Bam Miranda, unos de mis maestros de percusión, que era peruano, pero cordobés por adopción, que tocó con gente de todos los palos, y que era una referencia del cuarteto por su participación con La Mona. Después, en Estocolmo grabé bases con Diva Cruz, una percusionista colombiana que vive allá. Los Hermanos Núñez grabaron bases en Posadas; Karen Posadas puso su rapeo en Buenos Aires; en Córdoba dos músicos de La Mona Jiménez me acompañaron para hacer el cuarteto... busqué lo que cada uno podía aportar desde su género, y tuve la suerte de encontrarlo.

–¿Qué devoluciones ha recibido?

–Me dicen que es muy para arriba, que es una invitación inmediata al baile. Justo, justo, lo que tanto trabajé para lograr.

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Pozzebón muestra una gran versión de “Sulky”, de Gustavo Cerati.
 
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