La agrupación se llama Quinteto Negro. El disco, Album Negro. Dos de sus temas son “Ojos negros”, de Porteño y Greco, y “Milonga en negro”, de Edmundo Rivero. La tapa es negra. Tiene una luna besando el puente de La Boca y un búho colgado de una rama. Todo en negro. Pablo Bernaba, bandoneonista y director musical, viene a la entrevista con Página/12 vestido de negro. Negro, entonces, es el color. “Somos negros, no sé si queda claro”, redunda Bernaba, con la sonrisa en el rostro, y enumera razones posibles: habla de lo dark que siempre está, de la noche como estética, del Album Negro de Metallica –pensaron más en él que en un contraste con el blanco de The Beatles– o de reivindicar la influencia negra en el tango y al negro cabeza. “A La Boca se lo indica como un lugar de inmigrantes europeos, con determinada idiosincrasia, pero hoy tenemos otros tipos de inmigrantes que otros denuestan, pero nosotros no. Nosotros los reivindicamos. La Boca es una casta de cabecitas negras que resiste”, lanza él, combativo. Y el disco roza un poco el concepto: enlaza el paisaje humano actual con el que fue, allá por las primeras décadas del siglo XX, con otra pata obrera y cabeza: el anarquismo. “Osvaldo Bayer dice que el movimiento anarquista era un movimiento cabeza, por llamarlo de alguna manera, al compararlo con el movimiento socialista, y después hace el paralelismo con el peronismo, porque ambos tienen un sujeto social parecido. Y es lógico que haya puntos en común ¿no?... nosotros reivindicamos a los dos, porque representan al trabajador peleando por una mejor estadía en la vida”, relee Bernaba. De ahí a su definición política hay un paso: “Soy un anarcoperonista”.

–(Risas.) Bueno, hay que pararse en La Boca y ver al mundo desde ahí, ¿no? Yo creo que hay un link entre la inmigración colectiva, anarquista, que transformó a La Boca en una república y se enfrentó a palazos con la Liga Patriótica de Uriburu y los negros que se hicieron peronistas. De hecho, algunos sectores de la FORA (vieja central obrera anarquista) se han pasado al peronismo en el ’45... por eso digo que me siento anarcoperonista. Y no soy yo solo, ¿eh?

Tal posición –una parte de ella, para ser más exactos– está expresada en el disco a través de dos textos de Osvaldo Bayer (“Severino” y “Patagonia Rebelde”) que el quinteto musicalizó y puso en las voces de Hernán Fernández –la primera– y de Limón García, ex Vía Varela y actual Rascasuelos, Malena D’Alessio, ex Actitud María Marta, y el mismo Bayer, la segunda. “Necesitábamos voces así... lo de Male fue impecable porque rapeó sobre un ritmo de milonga. No queríamos salir de la estructura, y ella lo entendió así. Y la voz áspera de Limón era lo que un tema tan comprometido como ‘Patagonia Rebelde’ demandaba. No servía una voz melódica o tierna para expresar un hecho tan cruel... necesitaba alguien que sostuviera la vorágine obsesiva del tema, para después dejarle la posta al hip hop de Malena”, subraya Bernaba.

El Quinteto, que completan Oscar Yemha en bandoneón, Maximiliano Larrea en guitarra, Lucas Pereira en contrabajo y Patricia Szilagyi en piano, presentará su disco hoy a las 24 en La Viruta (Armenia 1366), y lo que tiene para mostrar (además de los temas de Bayer) radica en diez piezas que alternan la pluma musical de Bernaba (“El detalle” y “Triple crimen”) con versiones de “Duelo criollo” (Bayardo-Rezzano), “Milonga de mis amores” (Contursi-Láuenz), “Recuerdo” (Moreno-Pugliese) y “Merceditas”, de Sixto Ríos, casi todos bajo una impronta que –paradoja– no coincide con la negritud militante o, al menos, con su impronta de pesadumbre, letargo o tormento. Las piezas suenan más bien milongueras, festivas. “Hay un estereotipo del tango que señala que tiene que ser depresivo, y nosotros salimos de eso, porque creemos que ese estereotipo lo perjudicó. En realidad, y sobre todo en sus orígenes, el género era muy festivo, porque nació del pueblo haciendo música en las calles, y La Boca es especial, porque aún hoy sigue siendo uno de los pocos barrios en los que la gente está en la calle. Vas a la noche y la gente hace el asado en la calle, expone su vida en la calle. Imagino que algo similar ocurrió en el pasado, pero con la gente tocando tango. Es cierto que hoy suenan otros ritmos como murga o candombe que, de todas formas, están en la genética del tango. Son los ritmos que nosotros intentamos tomar”, define el bandoneonista.

El QNLB surgió en los bordes del Riachuelo hace cuatro años y nutre su estética, dicho está, de tangos, valses y milongas que suelen incorporar guiños de géneros más contemporáneos. También cumple un rol cultural, social y territorial a través de la organización de festivales callejeros como el Festival de Tango Independiente o el de La República de La Boca. Y es impulsor principal de la Escuela Popular de Tango de La Boca, apadrinada por Leopoldo Federico, Nelly Omar y el mismo Bayer. Además, ha paseado su disco anterior (Tango contaminado) por Berlín, Edimburgo, México y Canadá. “Siempre digo que el Quinteto es mucho más que un grupo de música: es un colectivo estético-político desde el tango, al que se sube mucha gente que no pisa el escenario, y trabaja con otros actores sociales... ahora estamos por hacer el primer festival de tango adentro de una villa de emergencia, y vamos a hacer un abrazo tanguero al Borda, en su defensa”, redondea Bernaba. Anarco y peronista de ley. Se nota.