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Miércoles, 26 de diciembre de 2012

MUSICA › AMEL GRABó SU EPóNIMO DISCO DEBUT CON LA PRODUCCIóN DE TWEETY GONZáLEZ

Cuando la música es cosa de familia

El guitarrista, cantante y compositor Gonzalo Pallas es hijo de Ana María Spinetta, hermana de Luis Alberto y de Gustavo, que se incorporó como baterista a la banda que ya contenía a Francisco Zunana y Pablo Castagneris. “Nuestros temas están cargados de emoción”, dicen.

 Por Cristian Vitale

Todo empezó en el N 0 1 de Belgrano, el colegio que queda pegado a la vieja casa de los Spinetta, en la calle Arribeños. Tres pibes de la misma generación (Gonzalo Pallas, Francisco Zunana y Pablo Castagneris) cerraban una puerta, caminaban unos pasos y abrían la otra para trocar violas y canciones por libros. Y el que la abría era nada menos que un pesuti del clan: Gustavo Spinetta, hermano de Luis y tío de uno de los que golpeaba la puerta, Gonzalo. Así como Almendra –en el mismo cuarto de acción y con un delay, apenas, de 45 años–, se formó Amel. “Empezamos a zapar, aparecieron temas y dio para que sea una banda”, resume Zunana, explicando la hora cero, mientras los cuatro se internan en la génesis del nombre. “Amel es un nombre de origen árabe que se usa tanto para varones como para mujeres y significa líder o esperanzas, así, en plural. Y parece que es una palabra importante en un par de países árabes, pero la nuestra fue otra razón: el gato persa de Gonzalo”, se ríe Spinetta, escultor y baterista del inolvidable Artaud.

Dicen, los cuatro, que la simple aparición del nombre en las redes sociales les ganó centenas de fans del mundo musulmán. “Es medio raro. Gente de Indonesia, Yemen o Argelia que nos pone ‘Me gusta’ en Facebook, no sé, por ahí para los tipos es una palabra sagrada, pero nosotros lo desconocemos. Tal vez tenga que ver con la Primavera Arabe, con el despertar de esas regiones, de cierta contracultura, porque nos escriben muchas mujeres que luchan por sus derechos”, cuenta Pallas, hijo músico (guitarrista, cantante y compositor) de Ana María Spinetta, la hermana de Luis y Gustavo, y cerebro del disco debut homónimo (producido por Tweety González) que se expondrá en vivo en el Cosquín Rock (9 de febrero, el mismo día que Charly García, Pedro Aznar y David Lebón) y en el Parque Roca (24 de febrero) junto a la banda de Javier Malosetti e Illya Ku-ryaki. “Lo que encontré en ellos y me gustó fue que gustaban de la misma música de que gustaba yo cuando tenía la edad de ellos: Led Zeppelin, Beatles, Stones... Entonces no disentimos, no hay conflicto. La banda fluyó naturalmente, sin buscar nada. Ellos presentan un tema, yo meto una batería y es esa batería, no otra. Los temas están todos cargados por la emoción”, sostiene Spinetta.

–Se intuye central la cosa familiar, que incluso nutre varias de las letras del disco, como la de “Esto no es el fin”.

Gonzalo Pallas: –Sí, se la escribí a mi mamá (Ana María), que tuvo cáncer de mama y estaba re depre, porque estuvo al borde muchas veces... Entonces me dio una noche por escribirle el tema, ¡es re The Wall (risas)! Y sí, lo familiar es muy fuerte: me acuerdo que de chico iba a los ensayos a la casa de Arribeños y me re copaba. Lo veía a Gustavo tocando la batería en su cuarto, o al abuelo Luis Santiago trabajando las maderas en el taller de arriba. Eso me encantaba, me quedaba horas ahí, viéndolo arreglar las guitarras o cantando un tanguito, y aparecía Luis, que cuando me volví más grandecito me dio una viola, una Fender que le había regalado Javier Malosetti, y que era de su padre Walter.

Gustavo Spinetta: –Mucha conexión, ¿no? Con Gonzalo compartimos la letra de “Ella”, que habla de un amor suyo de la adolescencia. Lo vi escribiendo y me motivó. He visto a Luis toda la vida en pleno proceso creativo, tengo muy metido adentro ese instante en el que te ponés a crear y suelo aplicarlo a lo mío: a mis dibujos, mis esculturas, mis propios escritos...

–En las letras también aparece Luis Santiago, quien tuvo una importancia nodal en el devenir artístico de la familia. Hay un tema, “Abuelo”, precisamente, que habla de un tango que él cantó “hacia el sol”. ¿Está conectado con “Hombre de luz”, la canción que grabó Luis en Un mañana con texto de Luis Santiago? Porque ese tema dice “Hombre de luz, que viajas al espacio, señálame, la ruta al sol”.

G. P.: –No necesariamente. Ese tema lo hice en Brasil. Yo estaba allá cuando él murió, no podía volver, y me salió ese tema con esa melodía y esos arpegios, pero ambas letras hablan claramente de su mundo. Gran artista, el abuelo, y gran tipo.

–¿El escultor de los hombres que refiere en “Vos” es un guiño a Gustavo?

G. P.: –Es como la metáfora de un dios, de alguien más poderoso que Gustavo (risas).

El “poder” de Gustavo Spinetta quedó restringido no sólo a la composición de tres de las canciones del disco firmadas por todo el grupo (“El orco”, “La destrucción del hombre” y “Discusión”), y a la letra de “Ella”, sino también al colorido e intenso universo visual que lo ilustra: una maqueta gigante nutrida de objetos escultóricos suyos, piezas de cerámica esmaltada, dibujos en 3D, ambientaciones, desperdicios que Gustavo encontraba cuando era chico en las playas de Vicente López, etcétera. “La idea era hacer muchas fotos con fondos diferentes y terminó siendo una maqueta que ocupó casi todo el comedor”, cuenta él y tercia su sobrino: “Partimos de la base de que queríamos que la tapa del disco fuera algo físico, no digital. Que fuera una foto de algo real y no diseñada en una computadora, como una buena metáfora del sonido del disco. Es la mejor manera de explicarlo”.

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“La banda fluyó naturalmente, sin buscar nada”, explican los miembros de Amel.
Imagen: Arnaldo Pampillón
 
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