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Miércoles, 12 de agosto de 2015

MUSICA › HOMENAJE A MARIANO MORES EN LA PRESENTACIóN DEL FESTIVAL DE TANGO DE BUENOS AIRES

Al compás de la orquesta lírica popular

Un ensamble formado por músicos de Mores junto a algunos de la Filarmónica repasó las composiciones más emblemáticas del homenajeado. El festival vuelve a unirse al Mundial de Tango.

 Por Karina Micheletto

La presentación del Festival de Tango de Buenos Aires tuvo este año al Teatro Colón como escenario de privilegio y a Mariano Mores como la figura elegida para un homenaje que marcó el punto de partida. El lunes pasado, en este teatro que albergó por única vez al festival, una orquesta formada por los músicos del sexteto que acompañó a Mores en sus últimos años de actuación, más músicos de la Filarmónica de Buenos Aires, y dirigida por su nieto Gabriel, repasó los temas más emblemáticos de una extensa y notable trayectoria compositiva del homenajeado, con una sonoridad que también es una marca de estilo del pianista, compositor y director: la de su “orquesta lírica popular”. Fue el punto de partida para una programación que continuará este viernes, con un homenaje a Leopoldo Federico en la Usina del Arte, y que se extenderá hasta el 27 de agosto, cuando se consagren los ganadores del Mundial de Tango (ver aparte).

El inicio del homenaje fue con la conducción de Fernando Bravo dando paso a una grabación histórica que ya ha sonado en los homenajes a Mores, con él mismo en escena y frente al piano. La voz de época anunció a Lolo, “el pequeño artista argentino de 14 años, conocido mundialmente como ‘el compositor relámpago’”. Era su padre quien presentaba a Mores en Barcelona, en 1932, ejecutando luego “La cumparsita” frente al piano. Tras este recuerdo, el escenario fue para Andrés Linetzky, uno de los pianistas y compositores más importantes del tango actual, quien además compartió giras y conciertos con Mores. Interpretó, solo en el piano, versiones de “Gricel” y “Cristal”, dos de las obras eternas del homenajeado. Mores, de 97 años, siguió todo el evento desde su casa, por streaming.

José María Contursi, coautor de estas dos joyas, Enrique Santos Discépolo, Francisco Canaro. Enrique Cadícamo, Homero Manzi, Cátulo Castillo, son algunos de los que compartieron una obra que forma parte de lo más representativo del género. Una parte de esa obra sonó el lunes en el Colón, en este particular formato para el tango que es el de la Orquesta Lírica Popular. “Uno”, con Discépolo; “Una lágrima tuya”, con Manzi; “Adiós Pampa mía”, con Canaro e Ivo Pelay; “Cafetín de Buenos Aires”, con Discépolo. Bien puede decirse que Mores fue uno de los que “hicieron” el tango.

Junto a estas obras imperecederas se escucharon otras como “Cuartito azul” –primer gran éxito de Mores y, según siempre de recuerda, dedicado a su primera novia, la que luego fuera su esposa–, el siempre marcado “Taquito militar”, “El firulete”, el imponente “Tanguera”. Sonó también “La Tablada”, de Francisco Canaro: “El fue el que descubrió a mi abuelo; con 17 años lo hizo ingresar a su orquesta, donde se quedó por once años más”, contó su nieto Gabriel, bien desenvuelto también en la presentación de cada tema.

La marca de estilo estuvo dada por el despliegue de arreglos y la rimbombante presencia orquestal de una formación nutrida por cuerdas, bronces y percusión, junto al piano, revisión y dirección musical de Gabriel Mores, el bandoneón de Alejandro Bruschini, el violín de Juan Scaffino, la batería de Jorge Orlando, el contrabajo de Eduardo Lettera y Aldo Falasca, quien se sumó en la interpretación de un tema –todos estos últimos, integrantes del sexteto de Mores–. Con este mismo sonido se recordó al Mores hacedor de comedias musicales, con el tema menos conocido del repertorio propuesto, “Serenata orillera”. Y también a Nito Mores, hijo de Mariano, padre de Gabriel y cantor de tangos que falleciera en 1984, con el vals “Más allá de la vida”.

Con la coordinación de Matías Grande, la Orquesta Lírica Popular hizo sonar de este modo Al Maestro Mores –tal el título del tributo–, con todas sus aristas incluidas, en la inauguración del Festival de Tango. Con sus obras más emblemáticas, con los músicos de su sexteto, con su nieto y con el formato que él creó para darle cuerpo al tipo de tango que eligió cultivar, ese que buscó proyectar con un “sonido internacional”, con pretensión sinfónica y de music-hall.

Organizado por el Ministerio de Cultura porteño y con dirección artística de Gustavo Mozzi, el Festival de Tango vuelve a unirse con el Mundial de Tango, conformando un mismo y único evento que se extenderá hasta el 27 de agosto y que cerrará con las finales de baile en las dos categorías (tango de pista y tango escenario) en el Luna Park. Como viene ocurriendo en las últimas ediciones, a falta de grandes despliegues de producción, muestra solidez en una programación bien planteada entre los homenajes, los clásicos de siempre y los “clásicos del futuro”, y que tiene la virtud de apostar a la recuperación de repertorios y los estrenos de obras. El debut de la orquesta de Julio Pane y la típica del Chino Laborde, las actuaciones de Jairo, Rodolfo Mederos, El Arranque, el Sexteto Mayor, Amelita Baltar, Lidia Borda, Víctor Lavallén, Raúl Lavié, Juanjo Domínguez, Walter Ríos, Diego Schissi, Daniel Binelli, Pablo Agri, entre una larga lista de tangos y tangueros diversos, forman parte de lo destacado de la invitación. La mayor parte de los conciertos se focalizará en La Usina del Arte de La Boca, más algunos otros en el Teatro 25 de Mayo y en Pista Urbana, todos con entrada gratuita.

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La marca de estilo estuvo dada por el despliegue de arreglos y la rimbombante presencia orquestal.
 
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