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Miércoles, 12 de octubre de 2005

MUSICA › LA CUARTA JORNADA DEL PEPSI MUSIC FUE UNA FIESTA

Una primavera babasónica

Con nuevo disco y un show ajustado y multifacético, el grupo
cerró la cuarta fecha a lo grande. Vestidos de superhéroes,
Los Auténticos Decadentes armaron su conocida bacanal de hits.

 Por Santiago Rial Ungaro

El cuarto día del Pepsi Music tuvo todo a su favor: el lunes fue feriado, el programa presentaba lo más colorido de la escena local y el día tuvo una calidez primaveral ideal para un evento recreativo. Claro que no todo lo que brilla es oro: el calor sólo se podía calmar mediante el agua o las bebidas gaseosas, y los que querían tomarse una cervecita debían alejarse a más de diez cuadras del complejo. Así y todo, las bandas más importantes supieron transmitir un clima de camaradería que, en el caso de Los Auténticos Decadentes y Attaque 77 se expresó en sendos covers: primero Beatle de parte de los Decadentes, y luego Qué vas a hacer conmigo, por el lado de los Attaque. Pero sin dudas eran los Babasónicos (en la tapa de las revistas de música más importantes y sonando en las radios con Carismático, un anticipo de su nuevo disco Anoche) los que estaban en el centro de la atención.
Pero no hay que adelantarse, aunque lo cierto es que la fecha fue “babasónica” en más de un sentido. Más allá de las remeras de Attaque y de las chicas babasónicas (quizá las más coquetas de la escena musical) antes habían tocado en el escenario Indoors artistas como Luchi Camorra (que graba sus discos con una pequeña ayudita de sus Babamigos), Victoria Mil –banda admirada y apadrinada por Babasónicos– y otro viejo amigo y hasta influencia para la banda: Carca, que acompañado por un atronador power trío pedía pista para tocar en un escenario abierto, con una lista de temas apoyada en sus mejores temas (¿para cuándo el disco en vivo de Carca?). Claro que también estuvieron Cocineros, Baobab, Leo García (demostrando una vez más que es uno de los pocos músicos de su generación capaces de magnetizar al público sólo con su voz, su guitarra y sus canciones) y Adicta.
Cuando promediando las 18 llegó el turno de Turf, con Joaquín Levinton totalmente afónico pero eufórico, y haciendo aullar a sus fans entre tema y tema, el oficio festivalero del grupo dejó claro que sus comienzos rolingas han quedado relegados en una propuesta que incluye vientos y que busca acercarse cada vez más al espíritu de la banda que vino después: Los Auténticos Decadentes, con Cucho (con escafandra y traje de superhéroe) y Jorge Serrano (con casco de motociclista) al frente cantando el emblemático Sigue tu camino, cambiaron el clima. Y aunque las voces no se escuchaban –quizá por los cascos– y los problemas de sonido hubieran intimidado al más pintado, los doce Decadentes siguieron su camino, en el que títulos como Los piratas, La marca de la gorra, La prima lejana, El murguero, Los amigos del campeón y Un osito de peluche de Taiwán son canciones ideales para cualquier festival. Tan cierto es que cualquiera puede cantar estas canciones como que no cualquiera las puede componer. Por ahí anduvieron los españoles de Ska–P y el mismo Joaquín, que recuperó la voz para cantar con sus amigos.
Si por algo sorprendió el show de los Attaque 77 fue por su medianía. Quizá sea hora para el grupo de analizar si no les conviene concentrarse en la calidad de sus mejores temas que en la cantidad, tanto de temas como de ritmos que, en muchos casos, dispersan la energía de una banda que aún sigue siendo respetada por su público y por la gente. La trayectoria del grupo y la credibilidad de Ciro hacen pensar que Attaque 77 puede volver a afinar la puntería. Pocos como ellos deben saber que lo bueno si breve es doblemente bueno.
En cambio, en el caso de los Babasónicos los más de 22 temas que tocaron confirmaron lo ya sabido: si se dice que, más allá del “milagro argentino” de los Decadentes y de tantos otros artistas que tocaron (Emmanuel Horvilleur, Mataplantas, Nortec y Sonotipo hicieron su aporte) que la fecha del lunes fue una fecha “babasónica” es porque el nombre del grupo se ha convertido desde hace tiempo en adjetivo. Y más: esta banda que empezó como el capricho de unos hermanos “desfachatados” de Lanús y de un grupo de amigos que (más allá de la deserción de DJ Peggyn) se mantuvo sin cambios, ha logrado inventar un universo, hecho de fantasías convertidas en realidad sonora y puestas en escena en formato rock. Y si del cinismo de algunos de sus últimos temas (Pendejo, Y qué?, Así se habla, Putita) a la inocencia de algunos de sus primeras canciones (como el caso de Montañas del agua, que tuvo una versión vibrante) hay un abismo, es indudablemente un mérito de la banda.
Con una cuidada y glamorosa escena, a esta altura un sello propio, la banda adelantó algunos de los temas de su nuevo disco, en el que la lírica de Dárgelos parece volverse más filosa, luego de las juegos de seducción y frivolidad del aclamado Infame. Claro que criticar a Babasónicos es un arma de doble filo. Alguna vez se escuchó hablar, despectivamente, de “el circo de los hermanos Babasónicos”. Y quizá sea esta conciencia del aspecto teatral del “rock & roll circus” la que le permita a el grupo tener tantos recursos: exuberantes y bailables en Los calientes, misteriosos en Valle de valium, capaces de coquetear con el rock satánico en Sin mi diablo o 6 vírgenes descalzas, decididamente bailables en Deléctrico... cada uno puede elegir la versión que prefiere del grupo, que sigue siendo tan escurridizo y ambiguo como siempre. O no elegir ninguna, como ese grupito de chicos de la producción del festival que, mientras llevaban un carro repleto de botellas de agua cantaban, un poco en broma, un poco en serio y con ritmo futbolero: “Los de Baba son todos putos”.

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Babasónicos exhibió una puesta cuidada y glamorosa, a esta altura un sello propio.
 
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