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Sábado, 17 de noviembre de 2007

MUSICA › THE RAPTURE, EN EL GRAN REX

La noche en que el rock se animó a mover la patita

El cuarteto neoyorquino brindó un show energético e inolvidable en un teatro semivacío. El público bailó, cantó y disfrutó con la propuesta de la banda liderada por Luke Jenner, influida por el post punk, la música disco, el house y la no wave.

 Por Roque Casciero

Cuesta creer que en dos semanas hayan pasado por Buenos Aires cuatro bandas clave para que, en esta década, el rock se acercara a la pista de baile: primero estuvo Hot Chip, más tarde LCD Soundsystem, el jueves tocaron The Rapture y anoche, al cierre de esta edición, los brasileños Cansei de Ser Sexy se presentaban en un evento privado organizado por Marlboro. Pero fue así y el aluvión repentino dejó a unos cuantos moviendo la patita casi como un tic nervioso, como para alejar definitivamente aquella imagen anacrónica del rockero que ve los conciertos clavado contra el piso. “La gente ya no baila, simplemente se para así: cruza los brazos y te mira de arriba abajo y toma y moan y diss”, se quejaban los neoyorquinos Rapture en Pieces of People We Love, su magnífico disco del año pasado. La canción es una antídoto para esa actitud distante y gélida del que vivisecciona cada movimiento del músico sin animarse a soltar su propio cuerpo. Y lo es desde el onomatopéyico sinsentido de su título: “Whoo! Alright - Yeah... Uh Huh”. Que es casi lo mismo que decir “a bailar que chocan los planetas”.

En el Gran Rex había demasiado lugar libre en la noche en la que The Rapture debutó en Buenos Aires, entre otras cosas porque la multiplicidad de shows con entradas altas hace que el público evalúe billetera en mano a dónde va. Pero, bueno, alguna vez Mano Negra hizo su único show porteño ante un Obras semivacío, igual que le pasó a Jesus & Mary Chain. Quizás el debut local del cuarteto surgido de las entrañas de Nueva York alcance esa misma estatura mítica, si es que la banda continúa por la senda de creatividad que demostró en sus primeros dos discos. Cuando nadie había oído hablar de Justice, Klaxons, ni ninguna de las bandas de lo que se conocería como new rave, The Rapture apareció con el single “House of jealous lovers” y abrió las puertas para que se colara otro montón de veinteañeros con tanto amor por el post punk (desde Public Image Limited hasta Gang of Four) como por la música disco, el house de Chicago, la no wave neoyorquina de fines de los ’70, y el punk funk original de bandas como ESG y Liquid Liquid. Todo eso está en el ADN de The Rapture, que moviliza con un groove seco, aséptico y ciertamente ruidoso, con la energía de una banda de rock hecha y derecha que, en pleno siglo XXI, eligió hacer bailar antes que deslumbrar con exhibicionismos de virtuoso o hurgar en la discografía de Velvet Underground en busca de una idea salvadora.

Las canciones de Echoes y Pieces... cobran más energía en vivo, como se vio aquí. Cuando The Rapture salió a escena con todo el gancho de “Down for so Long”, el público se quedó sentado, pero no hizo falta ni un gesto del cantante y guitarrista Luke Jenner para que todo el mundo se pusiera a bailar con el hitazo “Get Myself into It”. Luego, en “Sister Saviour”, el bajista Matt Safer, una bestia del groove, volvió a hacerse cargo de la voz igual que en el primer tema, mientras Jenner paraba su micrófono cerca de la batería de su amigo de la infancia, el batero Vito Roccoforte (que toca casi bailando, a los saltitos en su banqueta). Así fue durante toda la hora, con los dos músicos alternando frente al micrófono, y con esa multiprocesadora llamada Gabriel Andruzzi pasando de los teclados (con riffs mínimos y gancheros) al saxo y de allí a la percusión, a veces todo en la misma canción.

La versión de “House of Jealous Lovers” fue más afiebrada que el house funkero original y en “Echoes” la banda casi homenajeó a P.I.L., con Jenner casi en los agudos de Johnny Rotten. Tras “The Sound”, el cuarteto se fue por primera vez, mientras en la platea todos miraban los relojes para asegurarse de que sólo habían pasado 45 minutos. El primer bis fue “Don Gon Do It”, el temazo que abre Pieces..., con Andruzzi convertido en un robot bailarín que no paraba de golpear el cencerro. En “First Gear”, Safer disparaba los bajos desde un teclado (aunque interrumpía la tarea para hacer palmas junto al plomo de la banda, que también tocaba la pandereta). En “Olio”, el tema final, Jenner abandonó su guitarra, a la que había “maltratado” cual un Thurston Moore rítmico y jovencísimo, y cantó sobre el bombo en negra y los perfectos arreglos minimalistas que proponían desde las máquinas sus compañeros. ¿Una hora parece poco? A veces, como con The Rapture, puede ser el tiempo justo para un show energético e inolvidable.

9-THE RAPTURE

Músicos: Luke Jenner (voz y guitarra), Matt Safer (voz, bajo y teclados), Gabriel Andruzzi (teclados, saxo y percusión) y Vito Roccoforte (batería).

Lugar: Teatro Gran Rex, jueves 15 de noviembre

Público: 1200 personas

Duración: una hora

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The Rapture ofreció un cóctel explosivo en su primera visita a Buenos Aires.
 
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