Martes, 4 de septiembre de 2012 | Hoy
LITERATURA › ALFREDO BRYCE ECHENIQUE, GANADOR DEL PREMIO FIL
El jurado otorgó por unanimidad este galardón al autor de Tantas veces Pedro y Permiso para vivir por considerarlo un “gran cronista de la vida y las búsquedas literarias y políticas de los latinoamericanos de su generación”.
Por Silvina Friera
El humor y la ironía, modesto patrimonio de un puñado de escritores periféricos o reticentes a la canonización, empieza por casa. “Primero hay que reírse de uno mismo.” Este podría ser el lema del narrador peruano Alfredo Bryce Echenique, flamante ganador del Premio FIL de Literatura en Lengua Romance 2012 –antes llamado Juan Rulfo– que entrega anualmente la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México) en reconocimiento a una obra completa en cualquier género literario. A pesar de que las fotos lo revelen mortalmente serio –quizá sea cierta timidez congénita, una pátina de tristeza o fastidio hacia la exhibición, como quien busca esconderse en el gesto adusto hasta que lo peor haya pasado–, el autor de Un mundo para Julius –sarcástico retrato de las contradicciones de la clase burguesa limeña– nunca estuvo incluido en el pelotón solemne del boom de la literatura latinoamericana. Era demasiado “oveja negra” –aunque llevara adosado el sino de una familia de la oligarquía peruana con ascendientes ilustres como un virrey y un presidente–, demasiado insolente; un escritor de frontera, como prefiere definirse, que se mueve entre un mundo judío y católico. “Siempre ha estado, como dicen los franceses, entre dos sillas y con el culo en el suelo. Yo era muy incómodo, no me dejaba incluir o clasificar fácilmente”, afirmó Bryce Echenique en una entrevista con Página/12.
El jurado, integrado por reconocidos críticos, académicos y escritores, decidió otorgar por unanimidad este galardón –dotado de 150 mil dólares– al autor de La vida exagerada de Martín Romaña, No me esperen en abril, Tantas veces Pedro y Permiso para vivir (sus antimemorias), entre otros títulos, por considerarlo un “gran cronista de la vida y las búsquedas literarias y políticas de los latinoamericanos de su generación”, que “explora temas que rozan la enfermedad, la felicidad, el amor y la tristeza, y se mueve con igual eficacia por el cuento y la novela”. En una conferencia de prensa que mantuvo vía telefónica desde Lima, donde reside actualmente, Bryce Echenique declaró que se siente “muy honrado y agradecido” por el premio que recibirá el próximo 24 de noviembre durante la inauguración de la 26ª FIL –que tendrá a Chile como país invitado–, reconocimiento que lo incorpora a una lista de escritores premiados en anteriores ediciones, como Nicanor Parra, Juan Gelman, Nélida Piñón, Augusto Monterroso, Olga Orozco, Margo Glantz y Fernando Vallejo, entre otros. “Soy un solitario que vive en excelente compañía y un pesimista que quiere que todo salga bien”, dijo el narrador peruano de 73 años. Su curiosidad lo ha llevado a vivir y escribir en París o Barcelona. Sus libros son un reflejo de sus agitados periplos. “Mi literatura está marcada por la vida. Cuando yo escribí Un mundo para Julius fue una novela de adiós al mundo que yo había vivido, que se pensaba que no iba ni a caer ni a desaparecer, un reflejo de algo que ya no existe, de algo que fue. En cambio, libros como La vida exagerada de Martín Romaña o Reo de nocturnidad o La amigdalitis de Tarzán se debieron a una curiosidad artística –comparó–. Cortázar, maestro y amigo mío, solía decir que los escritores de América latina se quedaban muy encerrados en el territorio del que habían salido y no se fijaban en el que habían llegado.”
Como lo hizo su admirado Cervantes, le gusta rebajar a los héroes a su justa medida. Si el anuncio de este premio lo coloca en un lugar próximo a lo “heroico”, sin renunciar a sus mañas, elevando su divisa irónica, contó a la prensa que desde que le comunicaron la novedad ha permanecido en silencio. “Como me dijeron que no dijera nada, estoy callado desde hace tres días, no me atrevía a hablar con nadie. Seguí sin hablar y la gente creía que estaba muy raro”, comentó. No se quedó callado cuando en 2011 firmó un documento junto a Mario Vargas Llosa para manifestarse a favor de votar por Ollanta Humala, candidato a la presidencia del Perú que venció en las urnas a Keiko Fujimori. El escritor recordó en varias oportunidades cómo durante una tentativa de regresar a su país padeció “la atroz dictadura” de Fujimori. “Yo había rechazado La Orden del Sol que Fujimori había intentado darme y consideraron que, en vista de que volvía a vivir en mi país, una advertencia no me vendría mal. Me raptaron a mí y me dieron una paliza en nombre del régimen para que nunca fuera a hablar.”
En 2007 fue acusado de plagiar once artículos periodísticos de José María Pérez Alvarez. “Nunca he copiado y es imposible que hubiese cometido un error de esas características. Las acusaciones formaban parte de una campaña de odio y envidia”, esgrimió Bryce Echenique. El escándalo parecía superado, pero la polémica se reavivó en 2009 cuando fue multado por plagiar dieciséis artículos. Ese año fue sentenciado a pagar 177.500 nuevos soles (54 mil euros aproximadamente) por el organismo regulador de la propiedad intelectual del Perú. En esa ocasión aseguró que los artículos se habían publicado sin su autorización, aunque ese argumento, por cierto endeble, no lo libró de la sanción económica. Durante la conferencia de prensa, la cuestión del plagio salió nuevamente a flote. El ganador del Premio FIL de Literatura en Lengua Romance 2012 confió que en un plazo máximo de dos años las denuncias se resolverán a su favor. “Ese es un juicio absolutamente irregular que voy ganando uno tras otro a todos mis adversarios. Nunca sucedió nada... Voy ganando, se me ha devuelto el dinero de la multa que se me cobró”, agregó el autor bisagra entre el boom latinoamericano y el post-boom, un iluso activo que anda por la vida “ligero de equipaje”, pero “pesado de ilusiones”.
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