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Martes, 8 de julio de 2008

CINE › LAS TRECE ROSAS PRESENTADA POR TRES DE SUS ACTORES

Una historia que no debió olvidarse

Bárbara Lennie, José Manuel Cervino y Verónica Sánchez cuentan un trágico episodio de los tiempos de la Guerra Civil Española que rescató para la pantalla el director Emilio Martínez-Lázaro. La película se verá hoy en el marco de MadridCine-Buenos Aires 2008.

 Por Oscar Ranzani

Cuando las tropas de Francisco Franco ingresaron a Madrid el 1º de abril de 1939, empezaba otra etapa en España, que venía de tres años de convulsión política por la guerra civil. Una etapa aún más sangrienta. Un ejemplo entre miles es el caso de “las trece rosas”: jóvenes mujeres con ilusiones que se enfrentaron al régimen antidemocrático y que, luego de durísimos interrogatorios policiales, fueron trasladadas a una cárcel donde debieron convivir con cinco mil prisioneras. Estas “trece rosas” –varias de ellas menores– fueron acusadas injustamente de planear un atentado contra Franco y, en consecuencia, iban a ser enjuiciadas. Pero días antes del juicio, otro atentado contra un militar de alto rango burló el destino de estas chicas que estaban en el penal cuando se produjo el suceso: el Tribunal Militar las condenó a muerte y fueron fusiladas dos días después, el 5 de agosto de 1939, en las tapias del cementerio de la Almudena de Madrid. Esta tragedia inspiró al director español Emilio Martínez-Lázaro para realizar Las trece rosas, que podrá verse hoy a las 17.30 en el Atlas Patio Bullrich (Av. del Libertador 750), en el ciclo MadridCine-Buenos Aires 2008, organizado por el Incaa y la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, a través del cual se están exhibiendo siete largometrajes españoles inéditos en la Argentina.

Las trece rosas obtuvo cuatro premios Goya. El de Mejor Interpretación Masculina de Reparto fue a las manos del legendario actor José Manuel Cervino (El crimen de Cuenca), quien se encuentra aquí junto a dos actrices del film: Verónica Sánchez (una de las protagonistas) y Bárbara Lennie. “Siempre he pensado que es más que nada un premio que le dieron a mi trayectoria. No significa que yo esté mejor que los otros que competían. Significa que tienes el aprecio de la profesión porque, en definitiva, te votan los profesionales”, señala Cervino.

El personaje de Cervino se llama Jacinto (viejo miembro de la Guardia Civil) y es el padre de una de “las trece rosas”, que entrega a su hija. “El mío era un personaje pequeño pero los actores nos apoyamos en historias colaterales que, cuando no están en el guión ni en la historia, las vas adosando”, relata Cervino. “Entonces, pensé a las cosas que puede llegar una persona en situaciones límite –continúa el actor–. Si eres malo, llegas a unas cosas y si eres una buena persona llegas a otras. Pero esta persona, en una situación normal, de ninguna manera hubiera entregado a su hija. Ni a un compañero. Pero en una situación anormal, su necesidad de creer en el género humano después del desastre que había pasado de tres años de guerra y represión, se ve en la obligación de decir: ‘Yo soy una persona honesta y este compañero me dijo que le entregue a mi hija porque no le va a pasar nada y yo lo voy a creer’. Necesita creer en las personas. Entonces, eso prácticamente es una invención mía porque yo no sé si ese personaje actuó así porque era un inconsciente o porque quería salvarse. No sé lo que le pasó en la vida real. Elegí una de las opciones de lo que le pudo pasar.”

Sánchez encarna a Julia Conesa, de 19 años. “Era una chica bastante vital, con mucha energía, una auténtica superviviente. Pertenecía a una familia en la que eran cuatro mujeres. Se quedó huérfana pronto. Su madre era costurera. Tenía otra hermana enferma. Se ganaba la vida cosiendo con su madre. Luego fue cobradora de tranvías. Era muy deportista y estaba asociada a las Juventudes Socialistas para poder acudir al polideportivo del barrio porque le gustaba muchísimo”, comenta Sánchez sobre el perfil de su personaje. Lennie, en tanto, compone a otra de las “trece rosas”: Dionisia Manzanero, de 20 años. “Estaba involucrada políticamente. Servía de enlace entre varios dirigentes. Era una militante activa de las Juventudes Socialistas que se mete a militar después de que una bomba mata a su hermano al lado de su casa. Y yo me la imagino como una mujer bastante fuerte, con humor e ironía y emprendedora”, comenta Lennie.

–¿Qué significa como actrices representar a mujeres que perdieron la vida por sus ideales?

Verónica Sánchez: –Fue un trabajo muy enriquecedor porque nos adentramos en una historia muy terrible. Fue una experiencia muy distinta a otras películas. No sé si simplemente porque fue real o que la historia era muy potente. Es que había una responsabilidad extra para encarnar a estas mujeres que forman parte de la terrible historia del franquismo en nuestro país.

–¿Qué conclusiones sacaron respecto de cómo se pudo llegar a ejecutar una sentencia tan infame?

José Manuel Cervino: –La Guerra Civil fue una monstruosidad como todas las guerras, como todos los actos de represión. La República fue un aire nuevo que entraba en España y que iba a quitar un montón de privilegios a clases acomodadas que vivían de la incultura de la gente. Y la República era un modelo que, pese a sus fracasos y a sus deficiencias como toda obra humana, tenía un proyecto que era “cultura para todos”, “pan para todos” e “igualdad”. Y eso, en un país tan viejo como España, con unas clases dominantes tan arraigadas en viejos privilegios, pues se pusieron nerviosos y levantaron al ejército. Fue una represión calculada para acabar, cercenar y decapitar cualquier espíritu progresista que hubiese en el país y que había despertado con la República.

–¿Por qué esta historia era hasta ahora casi desconocida?

J. M. C.: –La sabíamos los que habíamos sido militantes de izquierda, pero minoritariamente. Se hizo para escarmentar a la izquierda, pero luego se tapó y se olvidó. La memoria de eso se borró. Los jóvenes de la generación de Verónica, al estudiar historia, a la Guerra Civil no llegaron. Eso es una cosa que no se le ha indicado a la gente.

–En una España tan dividida ideológicamente, ¿cómo fue recibida Las trece rosas?

J. M. C.: –No ha tenido ningún problema. Yo tengo recuerdos de películas que sí tuvieron problemas como, por ejemplo, El crimen de Cuenca o Siete días de enero. Hablo de películas en las que he intervenido. Pero no porque fuesen militantes ni nada, eran como ésta: enseñaban. Y claro, la gente de la época en que se proyectó El crimen... y Siete días... estaba peor politizada que la de ahora. Veía aquello como una cosa que le afectaba personalmente todavía. Hoy la juventud en España no es que esté despolitizada como dicen algunos (en Europa es la juventud que más milita en ONG), pero no está politizada a la manera tradicional, en el sentido de “éste es de izquierda” o “éste es de derecha”, “éste es comunista”, “éste es socialista”. No. Hay como una idea nueva de lo justo, de lo que debe ser. De ahí el fracaso de los partidos. Entonces, ante esta película han reaccionado muy bien. Un detalle: en los barrios periféricos de Madrid que fueron obreros Las trece rosas estuvo muchos más tiempo que en el centro.

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Lennie, Cervino y Sánchez le pusieron el cuerpo a una ejecución sumaria del franquismo.
 
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