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Jueves, 8 de enero de 2009

CINE › NUEVA REGULACIóN ESTABLECIDA POR EL INCAA

Un poco de aire para el cine nacional

Se modificará la “cuota de pantalla”, que garantizará un mínimo de dos semanas en cartel para todos los títulos locales.

 Por F. G.

La esperanza de que el año recién estrenado traiga una nueva Ley de Radiodifusión no elimina la necesidad de seguir afinando la puntería en lo que a regulaciones se refiere. En efecto, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), a través de su presidenta Liliana Mazure, difundió ayer una nueva normativa que reglamentará la actividad de los cines. La gran novedad fueron las modificaciones en la “cuota de pantalla”, que de ahora en más garantizará un mínimo de dos semanas en cartel para todos los títulos locales.

Mazure atendió a los periodistas acompañada por Rómulo Pullol, gerente general del Instituto; y Mario Miranda, el gerente de fiscalización. Miranda puntualizó que las nuevas pautas se elaboraron luego de un análisis exhaustivo, aunque “debido al dinamismo de la situación” las autoridades no tienen inconveniente en asumir que los criterios pueden modificarse en el futuro. Lo cierto es que tal como están las cosas, al cine argentino le andan faltando espectadores. Y cuando los consigue, no es raro que se quede sin lugares de exhibición. Hasta hace poco los films nacionales que lograban mantenerse en carrera con un mínimo de comodidad eran únicamente los que entraban en el llamado “circuito alternativo”, compuesto por las salas que tenían convenio con el Estado. En el ámbito comercial, excepcionalmente pasaban los cinco o seis días. “Eso se terminó –sintetizó Mazure–. Queremos asegurarnos de que todas las producciones permanezcan al menos dos semanas y que lleguen a todo el país.”

El decreto 1405/73 garantiza que los títulos locales estén en cartel como mínimo una semana. “Decidimos extendernos, porque notamos que había una especie de discriminación. En 2008 se estrenaron 68 películas, de las cuales más de la mitad –treinta y siete– terminó restringida al ‘circuito alternativo’”, explicó a su turno Miranda. Encima, de las 31 realizaciones locales que sí llegaron a las salas comerciales, el treinta por ciento se cayó luego de la primera semana. Para desarticular ese mecanismo de exclusiones, la solución delineada plantea que el 70 por ciento de las reproducciones de películas nacionales de categoría A (por encima de 35 copias) sean estrenadas en los complejos multipantalla; en tanto que el 70 por ciento de las copias de películas de categoría B (entre 6 y 34 rollos) harán lo propio en los “unipantalla”. El gerente de fiscalización intentó quitarle abstracción al mar de cifras, comentando que “el objetivo es que haya una mayor presencia en ámbitos comerciales, de modo que el ‘circuito alternativo’ no absorba tanto. Simultáneamente –añadió– combinaremos estas medidas con una política de promoción en el interior del país”.

En tren de dinamizar este giro se pensaron varias herramientas. Una es la baja parcial en las llamadas “medias de continuidad”. ¿Qué es eso? Pues simplemente la cantidad de asistentes necesaria para que los exhibidores estén obligados a mantener durante la semana siguiente a las películas beneficiadas por la “cuota de pantalla”. La clasificación nueva toma como variables el tamaño de las salas y las fechas. En temporada alta (del 1º de abril al 30 de septiembre) una producción que se proyecte en un espacio de hasta 250 localidades deberá llenar el 20 por ciento de las butacas. En un lugar con entre 250 y 500 localidades requerirá el 18 por ciento; y las que estén en ámbitos que superen las 500 localidades precisarán el 16 por ciento. En temporada baja (del 1º de octubre al 31 de marzo, exceptuando Semana Santa), esos números pasarán a ser del 16, 14 y 12 por ciento, respectivamente.

Detalle a tener en cuenta: en los complejos multipantalla –aquellos que tienen más de cuatro salas registradas en un mismo domicilio–, la media de continuidad se estimará sobre su salón más chico. Con eso se espera combatir la habitual práctica de destinar las creaciones locales a recintos enormes, donde alcanzar los porcentajes requeridos para seguir en cartelera pasa a ser un imposible.

Para contrarrestar la apatía de los empresarios cuando se trata de apostar por el cine argentino, se ofrecerá un “seguro” que operará así: por cada película que ellos no consideren rentable a priori, el Incaa ofrecerá una garantía. Es decir que si los exhibidores lo piden, la entidad asegurará un resarcimiento en caso de que no se cumpla con la cantidad mínima de espectadores contemplada por la ley. En cambio, si se superan las expectativas el que tendrá que pagar es el exhibidor. “No hace falta que abonen con plata, creemos que sería factible una grilla de puntajes o algo por el estilo”, se aclaró.

En lo que respecta al tan mencionado “circuito alternativo”, se anticipó que hay un número de convenios que caducaron el 31 de diciembre y no serán renovados. En compensación, Mazure informó que el Complejo Tita Merello quedará bajo la órbita del Incaa, con una zona dedicada exclusivamente a documentales y otras dos para estrenos nacionales. Por último se anunciaron acuerdos con Arteplex. La cadena se sumará a la red que también integra el Gaumont, si bien sólo cederá una parte de sus instalaciones. Del precio del pochoclo, nada.

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La presidenta del Incaa, Liliana Mazure, difundió ayer la flamante normativa.
Imagen: Bernardino Avila
 
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