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Domingo, 7 de febrero de 2010

CINE › MARCELO PIÑEYRO, LILIANA MAZURE Y JUAN VILLEGAS REFLEXIONAN SOBRE LA SIGNIFICACION DE LA CANDIDATURA AL OSCAR

“El secreto de sus ojos” en el ojo de la tormenta

El director de Las viudas de los jueves (que fue productor ejecutivo de La historia oficial), la presidenta del Incaa y un integrante del Proyecto Cine Independiente (PCI) analizan la nominación del film de Juan José Campanella.

 Por Oscar Ranzani

Cuando el martes pasado se conoció la nominación de El secreto de sus ojos como una de las cinco candidatas al Oscar al mejor film extranjero de la Academia de Hollywood, la celebración en los medios cobró dimensiones casi similares al clima futbolístico en la antesala de un Mundial. Pero más allá de la euforia por haber conseguido ese lugar en Hollywood, Página/12 consultó a distintos representantes del cine nacional para conocer qué piensan acerca de lo que representa, en términos simbólicos pero también concretos, la candidatura al Oscar. ¿Modifica en algo la situación del cine argentino? ¿Tiene consecuencias o trae beneficios aparejados para el conjunto de la actividad? ¿Qué significado alcanza la candidatura en términos de proyección internacional, no sólo para la película nominada sino para la totalidad del cine local?

“Es una manera de instalar al cine argentino en el mundo”, se entusiasma Liliana Mazure, presidenta del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Liliana Mazure. “El lugar máximo al que un cineasta quiere llegar es estar en los Oscar. Así que esto para el conjunto del cine nacional es un reconocimiento y una vidriera extraordinaria, porque estar en los Oscar significa, por empezar, haber alcanzado un nivel técnico importante, un nivel de dramaturgia importante, un nivel de guión importante.” Mazure entiende que la nominación puede redituarle efectos al resto: “Esta película, en particular, tiene una identidad absolutamente argentina y, entonces, el resto del cine nacional queda, de alguna manera, pegado detrás de esto. Los mismos técnicos y actores trabajan en otras películas argentinas. Es todo un imaginario que se va construyendo a lo largo del tiempo y con todos estos hechos se acrecienta y enriquece al resto”.

La titular del Incaa considera que la película, en particular, queda “visible a nivel internacional”. “Y esto –analiza– significa todo un rédito comercial importante. Para la Argentina esto tiene que ver con el comercio exterior de su industria audiovisual. En ese sentido, es muy importante porque al estar nominada al Oscar mucha más gente la quiere ver.” La entrega de los Oscar “se ve en todo el mundo, justamente porque hay películas de diferentes países en la sección de películas extranjeras. Y eso pone en las pantallas del mundo entero una película de origen argentino. Y para tener un film en el Oscar es porque en general, detrás hay muchas otros films y hay una industria importante”. ¿Hay un antes y un después para el cine nacional al conseguirse una nominación? “No sé si es un corte, pero sí hay un salto de crecimiento desde todo punto de vista: desde lo que tiene que ver con la expresión de nuestra cultura a través del mundo entero. También hay un crecimiento y un salto desde el punto de vista comercial”, expresa Mazure.

El cineasta y productor Juan Villegas, miembro de la agrupación PCI y exponente del cine independiente, imagina que tanto para Campanella, para los actores y los productores de El secreto..., “debe significar mucho, ni hablar. Me imagino que están contentos y está bien que lo estén. Pensándolo en el nivel de cine argentino a nivel más global sinceramente no estoy tan seguro de por qué significa algo bueno, pero tampoco digo lo contrario. Obviamente no es malo, siempre va a ser bueno. Pero me cuesta pensar al cine argentino como una generalidad: el cine argentino”. Si lo tiene que analizar en relación con el cine independiente de nuestro país, Villegas razona de la siguiente manera: “Pensando en el tipo de películas que yo hago y las que pienso seguir haciendo, no encuentro un beneficio directo que pueda traer esta nominación. Tampoco tengo una cosa nacionalista del tipo ‘qué bueno que Argentina esté’. La verdad es que no lo tengo ni para esto ni para los deportes. Sin ponerme en ese lugar, y pensando en una cosa más práctica de qué beneficios puede tener para la producción independiente argentina, en un punto tal vez es más beneficioso que las películas argentinas sigan participando en los festivales clase A que una nominación al Oscar de El secreto de sus ojos, sin que esto sea una desvalorización del film de Campanella. Estoy hablando de beneficios concretos para los tipos de mercados a los que apuntan las películas que puedo hacer yo y cierto tipo de cine independiente”.

Villegas observa que cada vez “hay una estratificación mayor, que hay dos cines y que cada vez tienden a separarse más. Y los mercados también. No sé si es algo bueno o malo. A veces sospecho que es malo, a veces que es bueno. Pero más allá de que, a veces, hay algunos cruces, en general son mundos separados. Que una película esté en el Oscar y otra en Cannes representan dos mundos diferentes”. El joven cineasta admite que “hay un cine que necesita de masividad, la encuentra de la mejor manera que puede y dentro de eso hay películas buenas y malas. Y hay otro cine que no requiere esa masividad y busca otras formas de comercializarse y de ser visto. Ahí, obviamente, cumplen un papel muy importante los festivales. En el otro caso, cumplen un lugar muy importante el Oscar en los Estados Unidos y acá en Argentina que haya figuras de la televisión en las películas y un montón de cosas que son indispensables para alguien que busca una masividad en pantalla”. Villegas aclara que no lo dice “como algo negativo” sino que “ese cine por una cuestión económica necesita muchos espectadores para cubrir los costos y ese diseño de producción”.

El director de Los suicidas recalca que le parece “que está bueno que una película como El secreto de sus ojos vaya al Oscar como también que películas más chicas y que tengan otra búsqueda también sigan participando en festivales. Está bueno que ahora en Berlín haya tres películas argentinas que son relativamente chicas en formato de producción. Lo original de Argentina como cinematografía es esa diversidad que permite que pueda haber una película en el Oscar y otras en los festivales de cine más prestigiosos. En ese sentido, es positivo que se puedan abarcar distintos mercados y formatos de producción alcanzando niveles de calidad y prestigio”.

“Cada vez que una película argentina tiene alguna relevancia a nivel internacional yo creo que es importante, primero que nada para esa película, pero luego para todo el cine argentino”, considera el director Marcelo Piñeyro. “Y el Oscar, en ese sentido, más allá de lo que uno piense como premio (ya que hay gente que lo valora y otra que no), es sin duda, lo que tiene mayor visibilidad.” Piñeyro no cree que le traiga réditos al resto del cine argentino de manera tan directa: “No es dos más dos, pero me parece que el cine argentino viene conquistando un lugar en los últimos años. Indiscutiblemente no es lo mismo hoy que hace dos décadas. En este último tiempo, ha conquistado un lugar internacional y esto es otra frutilla para el postre. Y sin duda, es una frutilla grande y vistosa”. Piñeyro no cree que la nominación sea “un hecho aislado que, aun así, sería muy importante para el cine argentino, sino que, inevitablemente, hay que entender que el cine argentino no es inhabitual en las carteleras del mundo, no es inhabitual en los festivales más importantes. Esto es más consolidación de algo que se viene logrando”.

Piñeyro fue el productor ejecutivo de La historia oficial, de Luis Puenzo, el único film nacional que conquistó la estatuilla de Hollywood. “Hablando en términos internacionales, en ese momento el cine argentino venía de la nada. Inclusive, en términos nacionales: se venía de los años de la dictadura, cuando el cine argentino estaba muy desdibujado, con algunas excepciones obviamente.” Piñeyro recuerda la carrera internacional de La historia oficial que arrancó en el Festival de Cannes, unos meses antes del Oscar. “Y recuerdo que cuando llegamos éramos invisibles. De pronto, a partir de la proyección de la película que impactó y gustó mucho, pasamos a estar muy en el centro de la mirada del festival.” El director de Caballos salvajes agrega que “se inició todo un camino para la película que culminó unos meses después en el Oscar. Sin duda, para el film y para todos los que lo hicimos fue muy importante, pero también fue muy importante para el cine argentino porque yo recuerdo que, a partir de ahí, los festivales más importantes como Cannes empezaban a buscar películas argentinas para su programación”. Es por eso que Piñeyro asegura que “tiene un correlato. Siempre el más inmediato y directo beneficiario es la película que está nominada o que gana pero, de algún modo, también influye hacia la totalidad de la cinematografía”.

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Ricardo Darín, Juan José Campanella y Soledad Villamil, ahora con la mirada puesta en Hollywood.
 
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