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Sábado, 28 de mayo de 2011

CINE › LA MUESTRA HOMERO MANZI Y EL CINE, UN PACTO EN PENUMBRAS, EN EL MUSEO CASA CARLOS GARDEL

“Entenderlo en el contexto histórico”

Lo primero que evoca su figura es una serie de tangazos fundamentales para el género, pero la obra de Homero Manzi va más allá de la letra y la música. Guionista, director, periodista, crítico, militante, es el centro de una muestra que abrirá hasta el 12 de junio.

 Por Oscar Ranzani

Si se le propone a algún amante de la cultura que recuerde alguna obra del gran Homero Manzi, lo primero que soltarán sus cuerdas vocales serán, probablemente, letras de tangos de su autoría como, por ejemplo, “Sur”, “Malena”, “Discepolín” o “Milonga del 900”. Pero Manzi tuvo también una relación muy profunda con el cine. Todo comenzó en 1933, cuando se incluyeron dos de sus milongas en la película Tango!, dirigida por Luis José Moglia Barth. También escribió letras de canciones para Monte criollo (Arturo Mom) y Turbion (Antonio Momplet), entre otros clásicos del cine nacional. Pero además, Manzi fue director y, sobre todo, un destacado guionista. Codirigió Pobre mi madre querida y El último payador con Ralph Pappier, ambas con Hugo del Carril como protagonista. Y como guionista, la lista es tan extensa como prolífica: escribió los guiones de dieciocho películas. Conocer el universo de este icono de la cultura popular en la pantalla grande es lo que permite la exposición Homero Manzi y el cine, un pacto en penumbras que puede verse de miércoles a lunes, de 11 a 18, en el Museo Casa Carlos Gardel (Jean Jaurès 735) hasta el 12 de junio. La muestra está organizada por esta institución y contó con la colaboración del Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, que facilitó casi la totalidad del patrimonio que la integra.

“El Museo está atravesado por la figura de Gardel, pero nos parecía interesante recordar a Homero Manzi, sobre todo la poesía”, señala el director del Museo Casa Carlos Gardel, Horacio Torres. “Hay un lugar de poesía y de identidad de tango en el cual Manzi es ineludible. Por otro lado, pensamos qué manera había de encontrarlo. Usamos el patrimonio del Museo del Cine que es inabarcable, y buscamos mostrar una arista de Manzi menos conocida”, agrega Torres. Y analiza así el significado de la figura de Manzi en el cine: “De alguna manera, es como patentar cierto tipo de identidad de la ciudad. Uno no puede olvidar ese tono filosófico en Manzi, de meditación, y al mismo tiempo, tan terrestre. La figura de Manzi provoca eso”, admite. “Coincidiendo con Horacio, puedo agregar la importancia que tiene trasladar el alto nivel de lo que sería la cultura universal entroncado con raíces nativas. En Manzi se hacen presentes la ciudad, lo criollo, ese recodo de lo urbano que nos permite hasta el día de hoy reconocernos en sus películas. Y sobre todo se hace presente en una alta calidad el aspecto narrativo. Los guiones que hizo Manzi con Ulyses Petit de Murat son absolutamente imprescindibles”, agrega el periodista Pablo De Vita, autor del texto de presentación de la muestra.

A partir de los títulos de las películas, cualquier visitante puede entender el universo cinematográfico de Manzi. La muestra está compuesta por fotografías de escenas de largometrajes en los que participó, críticas de algunos de esos films, afiches, publicidades gráficas, gacetillas de prensa y textos periodísticos. Así puede observarse el afiche de Pobre mi madre querida, estrenada el 28 de abril de 1948 y protagonizada por otro grande del cine y del tango: Hugo del Carril. El hombre que le imprimió un tono histórico a “La marcha peronista” fue también el protagonista de la segunda película que Manzi codirigió con Ralph Pappier: El último payador, film estrenado el 9 de febrero de 1950 e inspirado en la vida del payador José Bettinotti.

La exposición tiene muchas fotos. Por ejemplo, se ve a una jovencísima Mirtha Legrand en un retrato de Como tú lo soñaste (1947). Manzi escribió el guión de esta película que dirigió Lucas Demare, y la diva de los almuerzos compuso a una joven enamorada de un músico que imagina que el bebé nacido producto de una noche de pasión con un carnicero es, en realidad, del hombre que ama. También pueden verse artículos y fotos de La guerra gaucha, una de las películas ineludibles en la historia del cine nacional, que Manzi adaptó al cine de la novela de Leopoldo Lugones y que dirigió Lucas Demare. Una curiosidad: La guerra gaucha se estrenó el 20 de noviembre de 1942, estuvo en cartel nada menos que diecinueve semanas y la vieron 170 mil personas, cifras que cualquier director argentino envidiaría en la actualidad. La guerra gaucha fue producida por Artistas Argentinos Asociados, una productora que crearon en 1940 Enrique Muiño, Elías Alippi, Francisco Petrone, Angel Magaña y Lucas Demare.

Justamente de Artistas Argentinos Asociados puede observarse una gacetilla de prensa que anunciaba el estreno de Su mejor alumno, largometraje nacional dirigido por Demare y escrito por Manzi y Ulyses Petit de Murat, que se vio por primera vez el 22 de mayo de 1944. También hay una foto de Enrique Muiño y Jacinta Diana, quienes formaban parte del elenco. Escrito por Manzi y Petit de Murat, Pampa bárbara es otro de los clásicos que tiene como escenario la lucha en la frontera entre indios y blancos, durante 1833, del cual se exhiben fotografías. También las hay de Escuela de campeones, estrenada el 19 de diciembre de 1950. En este caso, Ralph Pappier fue el director y Manzi escribió el guión junto con Carlos Olmedo.

Esta es una ajustada síntesis del acervo de Manzi, que puede verse en el Museo Casa Carlos Gardel. Después de este punteo, surge la siguiente pregunta: ¿fue Homero Manzi tan valorado en el cine como lo justifican estos pergaminos? “Hay que entender a Manzi desde contextos históricos”, explica Torres. “Nosotros quisimos mostrar a Manzi y al cine, pero otras de las aristas fueron el periodista, el crítico, el que estuvo en Forja, en el peronismo. Hay una cantidad de vertientes de Manzi que depende de cómo uno quiera encarar su figura, tiene mucho más brillo o mucho menos. La figura de Manzi es interesante porque siempre posiciona al espectador o al que lo piensa desde un lado mucho más ideológico. Y eso permite verle diferentes brillos.” De Vita, en tanto, afirma que en el aspecto específico del cine, Manzi tuvo un reconocimiento de su labor como guionista, “pero también con claroscuros y con esta cuestión de graduaciones de la luz a la oscuridad. Y un poco de ahí viene el título de la muestra, Un pacto en penumbras, porque muestra la luz y lo oscuro en un mismo conjunto. En la idea del cine está también la penumbra. Y básicamente fue reconocido en su contexto con grandes películas que hizo sobre todo para Artistas Argentinos Asociados”, completa De Vita.

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“Usamos el patrimonio del Museo del Cine, buscamos mostrar una arista menos conocida”, dice Horacio Torres.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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