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Martes, 6 de noviembre de 2012

CINE › VALERIA BERTUCCELLI, MARTíN PIROYANSKY Y NI UN HOMBRE MáS

“La película tiene un mensaje poco feliz sobre la humanidad”

La ópera prima de Martín Salinas arranca como un thriller, pero en realidad es una comedia muy oscura, en la que la actriz interpreta a una mujer que debe deshacerse de dos cadáveres y le pide ayuda a cambio de dinero al cuidador de una hostería.

 Por Oscar Ranzani

Ambos coincidieron trabajando en XXY, la ópera prima de Lucía Puenzo, pero sólo compartieron unas breves escenas. También tienen sólidas experiencias actorales en la comedia, aunque los dos demostraron ser dueños de la versatilidad necesaria como para hacer llorar con un drama. Ahora, Valeria Bertuccelli y Martín Piroyansky son los protagonistas de Ni un hombre más, ópera prima del argentino Martín Salinas, quien debuta con un elenco importante que se completa con Juan Minujín, Luis Ziembrowski y Emme, entre otros. Y tanto Bertuccelli como Piroyansky coinciden en los motivos por los que aceptaron participar en el primer largometraje de este egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica de México. “El guión estaba buenísimo y era notable leer un texto atrapante con un género que acá no se hizo demasiado”, comenta el actor al que hace unas semanas se vio en La araña vampiro, de Gabriel Medina. “Estaba muy bien escrito, muy redondito, y tiene ritmo”, completa unas de las actrices contemporáneas más importantes del cine argentino. El film se estrenará el próximo jueves.

Ni un hombre más se sitúa en una hostería cercana a las Cataratas del Iguazú, en Misiones. Allí trabaja Charly (Piroyansky), un muchacho con una vida bastante monótona, que se encarga de recibir a los turistas. Hasta allí llegan una noche Karla (Bertuccelli) y Ricky (Minujín), una pareja que, en principio, parece unida, pero en la que más puede la conveniencia. Llegan después de tener un accidente con el auto que los transportaba junto a un secuestrado y un botín de 100 mil dólares. Pero al secuestrado lo habían puesto en el baúl del auto y, a poco de llegar a destino, se muere. Cuando Karla y Ricky discuten en la hostería por el error y por una llamada telefónica, se pelean en el baño, Ricky cae en la bañera y muere. Entonces, Karla debe deshacerse de dos cadáveres, no de uno. Lo que parece un thriller intenso es, en realidad, una comedia negra, muy oscura, que muestra a unos personajes deshumanizados por hacer lo que hacen. Desde el momento en que los muertos son dos, Karla le ofrece parte de los 100 mil dólares a Charly, pero la ambición desmedida de éste complicará más las cosas. Irán apareciendo nuevos personajes, los problemas se intensificarán aun más –dinero de por medio– y, en medio de eso, Charly recibirá una noticia inesperada, de esas que a cualquiera le cambian la vida.

–Ambos tienen bastante experiencia en la comedia. ¿Qué encontraron de particular en ésta?

Valeria Bertuccelli: –Nos costó enganchar al principio. Justamente porque los dos tenemos una manera de ver las cosas, que me hizo sentir cercana a Martín. Y con Martín no sólo compartimos una manera de actuar sino también una mirada de qué es el humor o dónde está lo chistoso. Estoy acostumbrada a hacer comedias y sé cómo y por dónde voy llevando al personaje. Y en este caso, como el director también era el guionista, él tenía muy claro cuál era el remate, dónde estaba el chiste. Pero al principio nosotros necesitamos un poco más de tiempo. Después, en los días siguientes, sucedió ante nuestra desesperación que Martín Salinas nos mostró un poco de material, qué era lo que estaba viendo y qué se estaba imaginando. Y editó un poco rápidamente para que pudiéramos entender algo del ritmo, de cómo iba. Eso nos sirvió mucho, no sólo a nosotros sino también a los otros actores que están en la peli. Pero fue una manera de trabajar que no había experimentado antes.

Martín Piroyansky: –Es cierto que es una comedia, pero a mí no me toca tanto de ésta. Mi personaje no es muy gracioso sino todo lo contrario. Es un personaje más de acción. Eso fue lo que me interesó específicamente de lo que me tocaba a mí: probar un personaje más característico de película de acción. Lleva la trama adelante no tanto desde el chiste sino desde lo que pasa. Hay muchas cuestiones que se van acumulando a lo largo de la película que me interesaron probar. Y también experimentar cómo es sostener un personaje así.

–¿No creen que es más bien una historia urbana que contrasta con el lugar donde eclosiona? Hay secuestro, muertes, botín de guerra, cosas que parecen más asociadas a lo que sucede en la ciudad...

V. B.: –Más o menos, porque hay todo otro costado que para mí es un color muy lindo que tiene la película. Que sea en la frontera entre tres países, que es un lugar donde se unen y se cruzan historias, me parece que es algo muy de ahí y no podría ser en la Capital. Incluso no podría ser de otro lugar del interior. Hay algo que es de esa triple frontera.

–¿El de Karla y Ricky es un amor por conveniencia?

V. B.: –Ella se cree que es una chica de película. Cree que son dos locos que salieron a secuestrar y, en un punto, es una idiota. Ella cree que tiene un amor totalmente pasional y que van a vengarse, y a los dos minutos de comenzada la película se le cae todo. Pero como es tan negadora, nunca lo va a ver así. Sufre decepciones todo el tiempo, lo niega, busca otro punto, va hacia ese lado. Es como si buscara luces en el camino para ir a algún lado, pero está como bola sin manija. Pero es como usted dice: es un amor por conveniencia también. Pasa que ella cree que es un amor y que dentro de eso piensa que, como Ricky es incondicional, la va a ayudar a vengarse de ese tío (el secuestrado). Y para Ricky es quizá más por conveniencia.

–¿La llegada de Karla revoluciona la hostería porque no pasaba nada o había algo latente en los personajes, sobre todo en el de Piroyansky?

M. P.: –Siento que Charly tiene experiencia con cosas turbias. Es una idea que me hice. Y siento que él estaba solo esperando a dos huéspedes y, de pronto, le cae una mina con un marido que se le muere en el momento y con 100 mil dólares. Es completamente inesperado, así como también después es inesperado lo que pasa con los huéspedes que sí tenían que venir.

–La pregunta apuntaba a que, en principio, a Charly se lo ve como metido en su mundo, sin mayores entretenimientos y, a medida que va transcurriendo la historia, su personaje se va oscureciendo.

M. P.: –Sí, está latente en cuanto a que él viene de la calle. Puede manejar la situación porque viene de lugares peores. Entonces, él está tratando de salir, pero vienen éstos y se le activa su instinto de supervivencia inmediatamente.

V. B.: –Siento que Charly siempre estuvo preparado para algo así sin saberlo. Es como si tuviera las herramientas, como dice Martín, del instinto.

–¿El siente temor o curiosidad en un principio?

M. P.: –El está pensando en cuánta guita les puede sacar todo el tiempo, que es lo único que le interesa. Después, sí, empieza a tener un vínculo con Karla, que un poco lo shockea. Pero de entrada él quiere sacar la tajada más grande posible de todo.

–¿Y Karla es perversa, vengativa o las dos cosas?

V. B.: –Un poco las dos cosas. Es vengativa y tiene una perversión de la que es inconsciente, pero hay algo de su modo de accionar que es súper perverso.

–¿Cómo logra Karla estar tan tranquila, jugar a tirar las cartas, como si nunca pasara nada, cuando en realidad pasa de todo?

V. B.: –Es una mujer que no sabe tener una relación con los hombres si no está ocurriendo algo detrás, que no necesariamente tenga que ser algo sexual: como una tensión. No sabe establecer una relación.

M. P.: –Ahí siento que es parecida a Charly, porque pela algo horrible. Parece que es re ingenua, pero de pronto, cuando tiene que sobrevivir al lado de un tipo que tiene un arma, se pone a seducirlo de una manera semejante a una profesional. En eso se parece a Charly.

–¿Charly es un ser con una vida más o menos tranquila que ambiciona el dinero?

M. P.: –No tiene la vida armada para nada. De hecho está obsesionado con armarse la vida. Viene completamente de abajo y lo único que le importa es tener plata para poder armarse una hostería por fuera de aquella en la que trabaja. No está contento, está deseando mucho tener plata. Tiene una obsesión con el dinero. Hay otra trama paralela que habla de un déficit de cariño al haber sido abandonado, pero no está tranquilo para nada.

V. B.: –Ese es el punto en el que se encuentran hermanados los dos personajes (el mío y el de Martín). Los dos están muy faltos de afecto.

–¿Otro denominador común es que todos los personajes tienen algo que ocultar?

M. P.: –Creo que el denominador común está ligado a una cuestión de supervivencia. Hay dos clases de personas: una, las que en una situación como la que plantea el film se pueden paralizar o darse por vencidas. Y están los que pelan todo lo que pueden, e inventan. Acá son todos personajes que se pueden dar vuelta. La película muestra todo el tiempo que cada uno que entra en escena de pronto se da vuelta. En ese sentido, la película tiene un mensaje bastante oscuro, poco feliz sobre la humanidad.

V. B.: –Muestra también cómo somos a través del otro.

–Y todos tienen que fingir una personalidad que no tienen. Eso es un poco el trabajo que tienen que hacer ustedes como artistas. ¿Cómo lo ven?

M. P.: –Es cierto, son personajes que actúan. Eso está bueno, porque cuando los personajes tienen que actuar por determinada situación, en general, ellos son malos actores. Y acá creo que no. Son todos tan fieros, tremendos, que hasta esos personajes son buenos actores. Saben fingir bien todo. Karla inventa todo un mundo que te hace dudar de cuál es la verdadera Karla: ¿la que vimos al principio o la que está inventando ahora? Y, en un punto, ni ella lo debe saber.

–¿El mensaje de la película es que por dinero la gente es capaz de hacer cualquier cosa?

M. P.: –La anécdota de frente es esta cosa del dinero y todo lo que uno hace por plata. Pero justamente lo que tiene de interesante la peli es que toca algo tan humano: en realidad, todas son personas que desean que las quieran. Trata finalmente de gente sola en la vida que se encuentra en una situación extrema, pero eso es lo que le da la profundidad a la película. Si no, sería una película de secuestros, guita y no sabrías los móviles de los personajes, ni cómo es su intimidad. Y acá es todo lo contrario.

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“El guión estaba buenísimo y era notable leer un texto atrapante con un género que acá no se hizo demasiado”, dicen Bertuccelli y Piroyansky.
Imagen: Carolina Camps
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