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Domingo, 20 de octubre de 2013

CINE › CLAIRE SIMON PRESENTA DOS FILMS EN EL DOC BUENOS AIRES

Una estación de trenes y los ciudadanos de la globalización

La directora francesa exhibirá Geografía humana y la ficción Gare Du Nord, ambos realizados en la famosa estación ferroviaria de París y presentados en la última edición del prestigioso Festival de Locarno. Podrán verse hoy en la sala Leopoldo Lugones del San Martín.

 Por Oscar Ranzani

La consolidación de la posmodernidad como idea rectora de los tiempos que corren tuvo sus efectos en la manera de mirar el mundo. Y en este contexto surgió el término “no lugar” para definir aquellos espacios de transitoriedad como, por ejemplo, una autopista, un aeropuerto o un supermercado. El autor del significado de este concepto fue el antropólogo y etnólogo francés Marc Augé, quien no encontraba en este tipo de espacios una identidad definida más que el transitar de individuos muy diversos. Se trata de una definición propia de la era de la globalización, donde las fronteras se disuelven y las identidades culturales se entremezclan. Y una estación de tren bien puede ser considerada también un “no lugar”. Así se desprende del documental Geografía humana y de la ficción Gare Du Nord, dos films que la directora Claire Simon –nacida en Londres en 1955, pero criada y formada en Francia—, realizó en la famosa estación ferroviaria de París. Ambas producciones fueron presentadas por la cineasta francesa este año en el prestigioso Festival de Locarno y podrán verse hoy (el documental a las 17 y la ficción a las 19.30) en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Corrientes 1530). Son parte de la programación del 13º Doc Buenos Aires, el festival de documentales más importante de la Argentina.

Al comienzo de Geografía humana, es la propia Claire Simon la que explica que sola no podría haber hecho el documental. Por eso cuenta con la ayuda de su amigo Simon Merabet, de origen argelino, quien es el encargado de frenar por unos minutos a los viajeros apurados que van a sus trabajos utilizando el tren. Pero Merabet no sólo conversa con quienes viajan, sino también con las personas que pasan sus horas en Gare Du Nord: los vendedores de calzado, las personas que limpian los baños de la estación, el diariero, la vendedora de lencería, los que venden alimentos... De esta manera, con su documental, la directora traza un mapa de este “no lugar” en el que la muchedumbre entrando y saliendo de la estación ferroviaria más grande de Europa parece representar un gigantesco hormiguero. Y Merabet entrevista no sólo a franceses sino también a extranjeros, quienes, a través de sus relatos, permiten leer políticamente este documental por las diferencias sociales y económicas de unos y otros. Pero antes de Geografía humana, Simon había posado la cámara en la estación parisiense para representar la ficción titulada con el mismo nombre que ésta. Gare Du Nord (la estación) es fundamental en la historia de encuentros y desencuentros –incluidos los amorosos– de cuatro personajes interpretados por actores profesionales, a quienes la cineasta insertó en la propia estación para interactuar con la realidad dando una idea de ficción documentalizada.

Es que a diferencia de otros cineastas que eligen un género u otro, Claire Simon tiene una prolífica carrera tanto en el campo documental como en la ficción. “El documental es tener una idea y trabajar a partir de ella. Y se trata de concebir el film haciendo el film. Esto no quiere decir que no sea pensado, se puede reflexionar pero es cine directo, tomado de la vida”, explica la directora a Página/12, que vino a la Argentina invitada por los organizadores del Doc Bs. As. a presentar sus películas y a dictar una master class. Simon completa la idea de la diferencia entre documental y ficción: “Es como cuando un pintor va a afuera y pinta en vivo, o bien se queda en su taller y hace la puesta en escena de un retrato. Esta es la misma diferencia que existe entre un documental y una ficción”, ejemplifica.

–A pesar de eso, ¿es posible mantener un mismo estilo a la hora de dirigir, se trate de ficción o documental?

–El estilo está hecho por mis elecciones, y éstas surgen de mi sensibilidad y mi gusto por cierto cine. Mi estilo es mi gusto. Entonces, no puedo cambiar de gusto del documental a la ficción.

–¿Qué zonas de confluencia reconoce entre el cine documental y el de ficción?

–Antes que nada, los dos son cine. Son diferentes pero, al final, a través de ambos se realizan films con historias que van del punto A al punto B. Son diferentes en el sentido de que la gente en el documental habla por sí misma y en una ficción hay personajes. Pero el guión de una ficción también puede tener muchas cosas que son verdades tomadas de la realidad. En el film Gare Du Nord, las personas que trabajan en la estación no son las que interpretan a sus personajes. Las personas reales fueron las que me permitieron escribir el guión, pero después tuve que tomar actores profesionales o no profesionales para encarnar a esos personajes.

–¿Y notó diferencias al trabajar con actores profesionales y no profesionales?

–Sí. Los no profesionales tal vez tienen miedo al principio, pero después desaparece. Y también tienen una conciencia muy fuerte de lo que están haciendo como portadores de palabras frente a los demás.

–¿Cuánto de ficción tiene Geografía humana y cuánto de documental tiene Gare Du Nord?

–Lo documental de Gare Du Nord es que es la verdadera estación, que no paró para el rodaje. Y hay historias y diálogos que fueron tomados de la realidad previamente, antes de escribir el guión. Pero en Geografía humana no hay ficción.

–¿Por qué decidió filmar dos veces en la misma estación?

–Porque no son los mismos tópicos. El documental es más político, más público, es sobre la sociedad francesa y la que se puede ver en la estación, mientras que la ficción es más sobre los personajes y su relación con el mundo, que se pueden encontrar en la estación.

–Pero, ¿qué fue lo que le impresionó de esta estación para hacer dos films allí?

–Es que una película no bastaba. Y no me gusta que una sola película pueda hacer el retrato de un lugar tan grande como la Gare Du Nord. Entonces, así como hay dos films, se puede decir que podría haber diez, porque la realidad es más grande y más fuerte. No se puede poner completamente en una película.

–En ambos films, lo que sucede no puede separarse del ámbito donde se desarrolla. ¿Pensó esta famosa estación de tren como un personaje más?

–Sí, es el personaje principal. Y especialmente en la ficción se puede ver que es como un organismo vivo que se puede parar, “dormir”, estar lleno, estar vacío.

–¿Comparte la idea de Marc Augé de que una estación de tren es lo que se conoce como un “no lugar”?

–Sí, es un “no lugar”. Se puede decir también que es la puerta de la ciudad. En el pasado lejano las ciudades eran cerradas por la noche, se abrían sólo durante el día. Pasa un poco lo mismo con la estación que es cerrada durante la noche y es como una ciudad en sí misma.

–Teniendo en cuenta la diversidad cultural de quienes transitan por allí, ¿se puede encontrar un tipo de identidad en una estación de tren?

–No, porque en la estación hay habitantes de Francia como viajeros de otros lugares. Tienen una sola cosa en común: el compartir el lugar por un momento. Y eso hace de ellos ciudadanos de la globalización.

–¿En ese sentido busca mostrar una posición política?

–Sí, porque me parece que es la vida nueva de la Francia actual.

–¿Algo común entre ambas películas es que un momento efímero como el transitar por una estación es eternizado por usted?

–Sí, me interesa siempre lo que no parece interesante en la vida. Y tiene que ver con que el momento en que uno atraviesa la estación parece un momento sin interés. Pero hay gente que viene a la estación para saber cómo va el mundo. No toman trenes, sino que vienen para ver a los demás. Y eso es una imagen que normalmente nadie mira.

–¿Cómo fue la elección de las personas que finalmente cuentan sus historias en Geografía humana?

–Fue por casualidad. Escogí a la gente que quería hablar, y si sus historias me parecían interesantes las tenía en cuenta. También tenía que ver si funcionaba bien la relación. Y si la gente quería darle algo a la película.

–¿Hubo muchos diálogos antes de filmar con esas personas?

–No, porque había que hacer todo muy rápidamente ya que la gente va a trabajar. Entonces, Simon dice en el film que es muy difícil porque la gente no tiene tiempo. Lo interesante es que la gente habla antes de desaparecer rápidamente para dejar un testimonio. No son opiniones porque no me resultaban interesantes.

–¿Qué le permite expresar el documental que no le permite la ficción y viceversa?

–Son diferentes lados de un mismo juego. Hacer un documental es una manera de jugar. No sabemos lo que va a ocurrir, cómo va a reaccionar la gente. Y la ficción es la puesta en escena de este juego, con las consecuencias en la historia de este juego. Son más bien juegos de relatos, como en una novela: son juegos que las historias hacen entre ellas. Y en el documental el juego es más natural y más improvisado.

–¿Cómo es su trabajo para evitar la intimidación que puede provocar una cámara?

–No hay mucho de intimidación. Ahora la gente está totalmente habituada a las cámaras. Y ése es el problema. La gente cree saber lo que yo quiero escuchar. Y la lucha más fuerte es intentar hacer una verdadera conversación con las personas. Eso es muy importante en la situación en la que se encontraba Simon, ya que era un interlocutor que permitía sostener una conversación verdaderamente y podía escuchar. En la televisión los jóvenes le hablan a la cámara y se vende una imagen, pero eso no me gusta mucho.

–O sea que usted prefiere la espontaneidad para una entrevista en cámara...

–Sí, lo que me gusta es filmar conversaciones como tenemos en la vida, que no son declaraciones. Y por eso no me gustan las opiniones, porque son como banderas que la gente muestra.

–Yendo a un tema más general: ¿cómo nota el panorama del documental en el mapa cinematográfico francés?

–Es difícil. Tenemos muchas dificultades para hacer documentales fuera de la televisión. Es problemática la distribución, no está muy fácil. Y las cadenas de televisión han elegido hacer ellas los documentales. Pero hay una notable diferencia entre el documental de televisión y el cinematográfico. Los documentales televisivos no tienen impacto y son hechos con una idea más industrial. Y varios directores hemos luchado mucho para que los documentales lleguen a las salas cinematográficas. Es difícil, porque la gente piensa que el documental es para la televisión y la TV no quiere documentales de autor.

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“En el documental también se puede reflexionar pero es cine directo, tomado de la vida”, afirma Claire Simon.
 
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