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Lunes, 11 de mayo de 2015

CINE › OSCAR FEITO HABLA DE SU DOCUMENTAL LA GUERRA DEL CAFé. LA CONEXIóN ROSENBERG

“Este caso representa a varios países”

El documental que se presenta hoy en el Village Recoleta indaga en el sonado asesinato político de Rodrigo Rosenberg Marzano en Guatemala. Pero, según su realizador, permite preguntarse por la influencia de la violencia a lo largo de todo el continente americano.

 Por Oscar Ranzani

Hace seis años, Guatemala se convirtió en un hervidero político: el 10 de mayo de 2009, el abogado Rodrigo Rosenberg Marzano fue asesinado a balazos en la calle por un grupo de sicarios. Pero aquí no termina esa historia, sino que recién comienza: dos días antes de su muerte, Rosenberg había dejado grabado un video en el que acusaba ni más ni menos que al entonces presidente de Guatemala, Alvaro Colom, de encargar su crimen. El video se pasó en el entierro del abogado. Como era de esperar, el gobierno entró en crisis. Pero la trama era mucho más intrincada que lo que señalaba Rosenberg en esa cinta. Hubo quienes sostuvieron que su asesinato estuvo vinculado a un tema pasional. Es que el abogado tenía como amante a Marjorie Musa, hija del empresario Khalil Musa. Padre e hija habían sido asesinados un mes antes de la muerte de Rosenberg, quien, a su vez, era asesor de Khalil Musa. Por esos vínculos se llegó a decir que el propio Rosenberg, desestabilizado emocionalmente por el asesinato de su amante, Marjorie, contrató a los sicarios que finalmente lo mataron. Pero la hipótesis que maneja el periodista argentino y especialista en Comunicación Pública Oscar Feito en su documental La guerra del café. La conexión Rosenberg es que hubo un intento de golpe de Estado contra Colom. El film tendrá su première hoy a las 19 en Village Recoleta.

Guatemala, según comenta el director de La guerra del café, es un país que tiene una historia de vínculos con la Argentina “mucho más fluida de lo que se cree”. Y Feito lo argumenta así: “Tiene una parte muy trágica y pareciera que tiene una parte pretendidamente reparadora. Digo trágica porque es un país que tuvo una guerra civil, donde la insurgencia fue importante. Apellidos como Suárez Mason y otros de esa generación son muy conocidos en el ámbito castrense porque fueron los famosos tipos que entrenaban a los contrainsurgentes en toda Centroamérica”, recuerda Feito. Hay una visión más positiva de la relación entre ambos países: “Después de la guerra civil, Guatemala comenzó a armar su nuevo status jurídico y sus condiciones de Estado, y hubo muchos abogados argentinos que participaron de la elaboración de la nueva legislación, sobre todo en materia de justicia en Guatemala”, rememora.

Hace unos años, cuando en Guatemala asumió como fiscal de Estado Claudia Paz y Paz, cuyo cargo es el equivalente al del procurador en la Argentina, Feito viajó al país centroamericano para colaborar en el diseño de un plan de comunicación para esta funcionaria, una mujer muy reconocida en el ámbito de los derechos humanos. “Ahí me vinculé con toda la problemática”, cuenta el periodista en la entrevista con Página/12. Allí conoció la historia del Caso Pavón, que terminó quedando registrada en el documental Contra la impunidad, dirigido por el periodista Román Lejtman y producido por Feito. El film denunciaba una serie de asesinatos en cárceles en Centroamérica. “Eran asesinatos ejecutados por verdaderos Escuadrones de la Muerte”, explica Feito. A raíz de este documental, Feito viajó y estuvo mucho tiempo en Guatemala. “Y allí conocí el caso Rosenberg”, subraya. Desde entonces, se dedicó a investigar junto a un destacado equipo esa trama de intereses políticos y económicos que atraviesan el caso y que, incluso lo exceden.

Este film, producido por el Grupo Octubre, no fue hecho con un objetivo comercial, “aunque eso no tendría nada de malo”, admite Feito. En ese sentido, la idea es poder difundirlo lo más posible durante el calendario de festivales que programan películas de temas políticos y vinculados a los derechos humanos. Por ejemplo, se han hecho los trámites para que pueda exhibirse en los festivales de Lima, Pernambuco, Bahía. “Nuestra mayor aspiración es no sólo lograr una plaza sino además poder ser competitivos en el Festival de La Habana”, sostiene Feito. También se están realizando gestiones para exhibir La guerra del café en Washington, donde se encuentran las sedes de diversas organizaciones de derechos humanos. “Allí tiene sede la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Lo mismo pensamos hacer en La Haya, Holanda, en Bruselas y también en Madrid. En el medio de eso atraviesa el tema de Guatemala y seguramente en la segunda mitad del año vamos a pasarla ahí. Tenemos la expectativa de participar de un festival importante que hay en Guatemala, que es sobre todo de contenido político, pero no sabemos porque es una película compleja para Guatemala. Si no podemos mostrarla en el festival, vamos a hacer una exhibición especial como la del Village Recoleta, con invitados”, anticipa Feito.

–Al conocer el Caso Rosenberg, ¿cómo fue el trabajo de investigación para reconstruir esa trama de intereses políticos y económicos que lo atraviesan?

–Soy un incipiente documentalista. Sí soy un periodista de toda mi vida. Elegí como jefe de investigación a Rafael Saralegui, que también es un periodista muy conocido y armamos un equipo. Empezamos a reconstruir la historia sobre un presupuesto que yo tengo sobre el tema, y sobre el que habría muchas dudas, y encontré en ese sentido muchos caminos. Tiene que ver con que la muerte de Rosenberg no había sido una muerte sencilla o vinculada a un caso pasional como se la quiso hacer aparecer, sino que estaba la idea de un golpe de Estado detrás de esa muerte.

–¿Por qué usted cree que el asesinato de Rosenberg fue un intento de golpe de Estado contra Colom?

–Es lo que pienso en lo personal. Si bien la película muestra a sectores que avalan o son conducentes de este camino sobre la idea del golpe de Estado, también testimonian los que creen que es un tema más pasional. Pero la película se detiene en mostrar toda la trama de intereses que había alrededor de la muerte de Rosenberg y los sectores con los que Rosenberg estaba vinculado que tenían que ver, además, con negocios concretos. Por eso se llama La guerra del café, con lo que significa la producción del café en Guatemala, uno de los principales países exportadores de café del mundo. Entonces, había un conflicto de intereses porque había un dinero administrado por la Asociación Nacional del Café, un organismo mixto, con participación del Estado y del sector privado. Unos fondos fueron depositados en el exterior, algo para lo que no estaba autorizada esta institución, y esos fondos en medio del crack de Estados Unidos se esfumaron. Ahí había un problema. Otro problema que había era el tema de los pasaportes porque, naturalmente, que el negocio de esos documentos esté en manos de un privado le permite tener la base de datos de toda la ciudadanía.

–En base a lo que usted señala, ¿por qué cree que Rosenberg grabó ese video en el que culpa al presidente Alvaro Colom sobre el encargo de su muerte? ¿Sus sensaciones apuntan a que estaba vinculado a intereses por manejar los negocios del padre de su amante o había motivos políticos a una escala mayor?

–Yo he hablado off the record con algunos periodistas y da la impresión de que Rosenberg fue hábilmente manipulado. Evidentemente, él tenía una confluencia de conflictos muy grandes. Había muerto su madre, que para él era muy importante, se había separado de la esposa, tenía conflictos con sus hijos. También tenía un problema económico aparentemente bastante importante. Tenía la relación con esa mujer de la que estaba enamorado, pero ella estaba casada. La mujer murió durante el asesinato de su padre y, aparentemente, él entró en una situación de inestabilidad emocional bastante grande. Quizás algunas personas sí tenían un objetivo claro porque sus intereses estaban siendo afectados, ya que representaban al sector dominante en Guatemala. Es un país de una oligarquía con un nivel de concentración inaudito: el 2 por ciento de la población es dueña del 70 por ciento de la tierra. Este hombre, que estaba completamente desestabilizado, quizá fue llevado o acompañado a esa situación, incluso para darle un sentido a su muerte. Lo que siempre digo es que una persona que graba un video en el que ya acusa a alguien de que lo va a matar, está regalado para que lo mate cualquiera.

–¿Se puede hablar de una guerra política que experimentó Guatemala a partir del Caso Rosenberg?

–Es claramente una guerra. Pero es una guerra que se repite. En esto quiero mencionar lo que considero que es el editorial de la película y que utiliza el caso Rosenberg para hablar de lo que pasa, en realidad, en la mayoría de los países centroamericanos. Lo que pasa en esa mayoría tiene que ver con la violencia: en Guatemala son asesinadas dieciséis personas por día, En Honduras la cifra es similar, y en El Salvador, otro tanto. ¿De dónde proviene esa violencia? Como lo dice un periodista, esa violencia proviene, en parte de la guerra. Primero, porque está lo que nosotros conocimos en la Argentina como “mano de obra desocupada”. Es decir, queda un residual, no sólo en Guatemala sino en toda Centroamérica, de lo que han sido las luchas de contrainsurgencia, de todos estos hombres que muchos han sido formados en la CIA y que han andado armando revoluciones por medio mundo: en Guatemala, Panamá, Nicaragua, sofocando los movimientos de liberación. Empezaron a quedarse sin “trabajo”. Y esos sectores, como se explica en la película, terminan conformando lo que nosotros conocemos como Escuadrones de la Muerte o Ejércitos paralelos, también con un sistema de inteligencia paralelo. Y como allí hay muchas familias muy ricas y se producen los secuestros extorsivos, ¿qué hacen estas familias?: se arman de verdaderas guardias pretorianas. Como no creen mucho en la policía, porque mucha de esa policía está infiltrada en los narcos o corrompida por delitos menores, se arman su propio cuerpo de élite. Y son todos estos hombres, que la mayoría tiene una historial siniestro. Estos hombres desarrollan sistemas de inteligencia. Y eso es lo que la película, a través del Caso Rosenberg, también quiere mostrar.

* La guerra del café. La conexión Rosenberg se exhibirá este lunes a las 19 en Village Recoleta, sólo para invitados. Aquellos que quieran contar con una entrada (la capacidad es limitada) pueden escribir a [email protected]

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Feito se cruzó con el Caso Rosenberg mientras investigaba asesinatos en cárceles en Centroamérica.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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