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Miércoles, 22 de julio de 2015

CINE › CICLO EL ESPACIO ENTRE LOS DOS, EN EL MUSEO DE ARTE CONTEMPORáNEO DE BUENOS AIRES

Hacia el infinito, y más allá aún

Convocados por el Macba para curar el ciclo, Cecilia Barrionuevo y Marcelo Alderete seleccionaron siete largometrajes de los más diversos orígenes y formatos, de autores consagradísimos y realizadores sólo conocidos por el cinéfilo más duro.

 Por Diego Brodersen

Astronautas, guerras espaciales, androides, auroras boreales y extraterrestres con el rostro de Brad Dourif. Todo eso y algunas cosas más ofrecerá, a partir de mañana, el ciclo El espacio entre los dos, ampliando así la oferta del flamante Espacio audiovisual del Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, nuevo emplazamiento de un cada vez más necesario corredor alternativo para la exhibición de cine en la ciudad de Buenos Aires. Convocados por el Macba para curar el ciclo, Cecilia Barrionuevo y Marcelo Alderete –ambos programadores del Festival de Mar del Plata– pusieron manos a la obra y seleccionaron siete largometrajes de los más diversos orígenes y formatos, de autores consagradísimos y realizadores sólo conocidos por el cinéfilo más duro, documentales y ficciones, aunque todos ellos cruzados por conceptos como el espacio sideral, el futuro o el planeta Tierra como lugar desconocido. En sus propias palabras, según describen en el programa de mano del ciclo, “documentales protagonizados por astronautas (la más extraterrestre de las profesiones humanas), el registro de espacios reales como base para la más disparatada y especulativa ficción, un extraño fenómeno atmosférico (colores que, en vez de caer, parecen subir al cielo) mostrado como un milagro proveniente de otro planeta, y ficciones que dialogan, reescriben y finalmente enfrentan a grandes clásicos de la ciencia ficción cinematográfica; demostrando, al igual que esta selección de películas, que esos otros mundos existen y están dentro de este”.

“El ciclo se armó alrededor de las tres películas de la cineasta Dana Ranga”, afirma Marcelo Alderete, “la trilogía integrada por Story (2003), Cosmonauta Polyakov (2007) y I’m in Space (2012)”. Los dos primeros títulos de la realizadora rumana afincada en Berlín conforman sendos relatos en primera persona de viajeros espaciales, aunque ubicados en veredas opuestas de la extinta Cortina de Hierro: el estadounidense Story Musgrave es el astronauta con la carrera más larga de la historia, activo desde 1967 hasta 1997, mientras que el ruso Valery Polyakov ostenta el record del viaje espacial más largo, un año y dos meses flotando alrededor de nuestro planeta. “Es muy interesante porque Ranga es una persona que no pertenece al mundo del cine”, detalla Alderete. “Ella tuvo en su momento una obsesión por los astronautas y el espacio y por esa razón encaró la realización de estas tres películas. Ahora está un poco retirada y se dedica a la poesía. Es muy interesante esa mirada de la gente que hace películas pero que no pertenece al mundillo del cine y de los festivales.”

“A pesar de lo que pueda pensarse, El espacio entre los dos no es un ciclo de ciencia ficción exclusivamente”, confirma Cecilia Barrionuevo. “La trilogía de Ranga es exclusivamente documental, como también lo es el film del canadiense Peter Mettler, Aurora boreal. Lo de Herzog, en cambio, es ciencia ficción creada a partir de archivos de imágenes documentales.” Efectivamente, The Wild Blue Yonder incluye un uso salvajemente imaginativo del found footage, con sus imágenes de astronautas dentro de una nave espacial, en órbita alrededor de la Tierra, recordándole al espectador que no hay nada como el mundo real para conjurar la sorpresa. Como en el clásico herzoguiano Fata Morgana, The Wild Blue Yonder se zambulle en las cualidades irreales de la realidad, reutilizando y dándoles un nuevo sentido a imágenes documentales de diversos orígenes: pilotos que tratan de mantenerse en vuelo en los años ’20, el sol y su mutante superficie, planos submarinos rodados por buzos debajo de la capa de hielo polar, viajeros espaciales flotando en sofisticadas latas de aluminio construidas por la NASA. El actor Brad Dourif relata en cámara la historia de los habitantes de Andrómeda y de cómo llegaron a la Tierra hace miles de años, en el que tal vez sea el film sci-fi más barato de la historia del cine. Y a mucha honra.

El de Herzog no es el único disparate (en el mejor sentido de la palabra) del ciclo. El gran lío (1971), film de otro alemán perteneciente a la misma y renovadora generación que Herzog, Alexander Kluge, es asimismo una de sus películas menos vistas. “Un documental de un astronauta es una cosa extraña, que tranquilamente puede ser una ficción, como en el caso del documental de Herzog. La idea de incluir a Kluge era interesante, en particular porque se trata de un film casi desconocido. Es cierto que no es un director muy visto, pero menos aún esta película en particular. Si uno no sabe que se trata de Kluge es casi imposible adivinarlo”, afirma Alderete. Esta suerte de respuesta a 2001 Odisea del espacio –como la definió alguna vez el propio Kluge– es uno de los largometrajes más iconoclastas de un realizador poco afecto a seguir las reglas, un conjunto de relatos espaciales que incluye a una pareja de ancianos piratas y falsificadores, al demente capitán de un gran navío espacial, a una familia proletaria en busca de trabajo en los confines de la galaxia y a un monopolio que controla al universo conocido y por conocer. Las naves espaciales y superficies planetarias, realizadas con elementos como transistores y cámaras de cine en desuso, parecen ser el antídoto de Kluge a la prepotencia de los efectos especiales de las superproducciones al uso.

En muchos sentidos, El gran lío es un film político. Como también puede serlo otro de los integrantes del ciclo, el film español Sueñan los androides, que pudo verse fugazmente durante la última edición del Bafici. Según Barrionuevo, esta particularísima adaptación de la nouvelle ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? –la misma que diera origen a la celebérrima Blade Runner–, “esto se hace muy evidente por la crisis actual en España. Pero esa lectura transversal se puede hacer con casi todas las películas que integran el ciclo, incluso con las de Dana Ranga; la percepción particular que se tiene al estar en el espacio, las modificaciones en el pensamiento, los archivos de la KGB y de la NASA que se detallan en las películas. Todo ello puede tener algún tipo de lectura política”. Alderete agrega que “su director, Ion de Sosa, vive en Berlín desde hace tiempo y tiene un trabajo que no se relaciona con el cine. Y no le gusta demasiado que le pregunten por esas cuestiones políticas, le interesa mucho más la relación con la obra de Philip K. Dick, de adaptar ese relato en particular”. Sueñan los androides, otra demostración de que el cine español tiene mucho para ofrecer en su vertiente más experimental, inaugurará el ciclo mañana jueves, a las 19, con entrada libre y gratuita.

* El espacio entre los dos en Espacio audiovisual Macba (Av. San Juan 328). Todos los jueves a las 19, del 23 de julio al 10 de septiembre.

Entrada general: $20. Entrada gratuita para la función inaugural de mañana. Detalle de la programación en http://www.macba.com.ar/novedad.php?n=70

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Brad Dourif en The Wild Blue Yonder, que también incluye un uso muy imaginativo del found footage.
 
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