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Jueves, 8 de marzo de 2007

CINE › “EL CULTO SINIESTRO”, DE NEIL LABUTE

Terrores que causan gracia

 Por Horacio Bernades

Dicen los que la vieron que The Wicker Man, pequeño film de terror de comienzos de los ’70, es una verdadera gema. Con Christopher Lee como líder religioso de una comunidad costera, es una suerte de fábula antipuritana en la que un detective debe vérselas con un remoto culto erótico y pagano, que remueve sus convicciones y algo más. El culto siniestro, remake dirigida por Neil LaBute, con Nicolas Cage en el papel del detective, no es una pequeña gema. Ni una gema grande ni ninguna gema.

Tampoco es que Cage sea exactamente un detective. Es un policía caminero que, consecuencia de un trauma, renuncia a su puesto. El trauma tiene que ver con un auto estacionado, una mujer, una nena, una muñeca y un camión. Creyendo tal vez que estaba en un dibujo animado de la Warner (única explicación razonable), este último arrasa con todo y con todos. Poco más tarde, Ed Malus (el nombre del agente, involuntaria autorreferencia de la película) recibe una carta de su ex. Escrita con caligrafía medieval, le pide ayuda ante la desaparición de su hija, evaporada en medio de la alejada comunidad donde vive, casi una excrecencia de La aldea. Como si no tuviera ya suficientes problemas, Malus acude al llamado. “La tipa te largó por otro, no se acordó de vos en quince años, ahora de repente te pide ayuda, ¿y vos vas?”, lo encara un compañero de trabajo, dando una primera pista sobre el carácter de la película, verdadera fantasía misógina.

Que a Neil LaBute le da por ese lado, se sabía ya desde sus primeras películas, En compañía de hombres y Amigos, vecinos y amantes (Your Friends and Neighbours, lanzada aquí directamente en video). En la primera, dos yuppies nefastos manipulaban espantosamente a una chica sordomuda, y en la segunda todas las mujeres eran promiscuas o traidoras. Claro que los personajes masculinos tampoco eran una joyita, y eso compensaba. Tampoco lo es aquí Nicolas Cage. No porque sea malo, sino todo lo contrario: es el buenudo absoluto. Cómo se explica si no que se traslade hasta esa suerte de colmena donde todas las abejas (mujeres, perdón) lo reciben con la peor cara de traste y se comportan de las maneras más extrañas, para rescatar a una nena a la que no conoce, hija de la mujer que lo clavó. Así le va.

Si eso es justamente lo que LaBute quiso decir (cierto ridículo disfraz de oso, en la escena culminante, tiende a confirmarlo), midió mal las consecuencias: difícil que el suspenso y el terror funcionen, cuando el espectador no puede dejar de reírse de cada una de las acciones y reacciones de un héroe que hace quedar a Clouseau como James Bond. Pero incluso como película de risa El culto siniestro es zonza, estirada y aburrida. Y que nadie se pregunte qué hace acá Nicolas Cage, con cara de bobo y un risible teñido a la carmela. ¿O es que no se acuerdan de Con Air, Ciudad de ángeles, La mandolina del capitán Corelli o, ayer nomás, Las Torres Gemelas?

4-EL CULTO SINIESTRO

(The Wicker Man) EE.UU., 2006.

Dirección y guión: Neil LaBute, sobre guión original de Anthony Shaffer.

Música: Angelo Badalamenti.

Intérpretes: Nicolas Cage, Ellen Burstyn, Kate Beahan, Frances Conroy, Molly Parker y Lelee Sobiesky.

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